Copa del Rey

La riada letal que revivió al Cardassar

El Atlético juega hoy contra el equipo que sufrió la terrible inundación en Mallorca y que ha crecido con las ayudas

Horario y dónde ver en directo el Cardassar - Atlético de Madrid

ALBERTO VERA

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En la entrada del pueblo, un cartel previene al visitante e, inevitable, rememora la tragedia con una advertencia. «¡Peligro! Inundaciones». Han pasado dos años de la catástrofe y en Sant Llorenç de Cardassar la vida es un remanso apacible de tranquilidad para sus ocho mil habitantes. La señalización de «camp d’esports» a la izquierda conduce al centro neurálgico del aluvión de agua que se llevó a doce personas en una desgracia de la naturaleza. Un torrente atraviesa el pueblo y casi roza las instalaciones del club social donde juega al fútbol el Cardassar, flamante equipo de Tercera división que hoy se enfrenta en la Copa del Rey al Atlético de Madrid, su «Cholo» Simeone y su plantilla de estrellas colíder de la Liga.

«Todo lo que ha pasado después de la torrentada ha sido maravilloso para este club », cuenta a ABC Jaime Soler, el joven presidente de la entidad balear, 30 años, biólogo que ejerce múltiples funciones en el Ayuntamiento de la localidad.

El campo de juego recupera esencias del pasado, de fútbol sin tanto aditivo, decretos de derechos de televisión o palcos vip con extra de canapés. Un marcador con sus rótulos de local y visitante patrocinado por el buffet del Hipódromo de San Pardo, una cabina para prensa con dos sillas y una mesa, un cartelón para las alineaciones escritas a rotulador, una cantina para cuando se pueda volver a celebrar algo, tres filas de asientos en un lateral del campo y un muro de hormigón para separar al público de los jugadores que el Cardassar deberá acondicionar. La barrera está a menos de dos metros de la línea de banda. «Pondremos unos acolchados en el muro. Poco más podemos hacer», dice el presidente.

El club mallorquín es el vivo ejemplo de la remozada Copa del Rey que autoriza a soñar a los más humildes con las eliminatorias a partido único en el campo del más débil. En el recinto balear es probable que más de un balón acabe en el cauce del torrente porque una fina malla se eleva sobre las porterías. También sería normal que algún despeje termine en el parque infantil de columpios y toboganes para los peques adosado al terreno de juego. Eso sí, los futbolistas del Atlético atravesarán un túnel, como si estuvieran en Anfield, para acceder por subterráneo al campo desde los vestuarios. El aforo máximo de los cambiadores es de diez personas.

«Dos meses después de la riada, el club estaba en Primera regional -recuerda Soler-. Fue una temporada muy complicada, teníamos nueve equipos y debíamos entrenar en diferentes municipios de la zona. Aunque tenía su riesgo salir cada día a un pueblo, lo que buscábamos al final es que los niños siguieran jugando al fútbol. Somos un club social, es nuestra esencia».

La riada devastó el campo del Cardassar, convertido por efecto del agua en una montaña rusa de barro y césped. Junto a la estampa de Rafa Nadal barriendo una cochera, fue la imagen de las terribles inundaciones. «La reconstrucción tuvo dos partes -explica el mandatario de la entidad-. Por un lado el terreno de juego, con el césped, el sistema de aspersión, etc. Y luego, las infraestructuras del recinto, vestuarios, paredes, oficinas... Hubo que cambiar casi todo, porque estaba el campo absolutamente destrozado. Las luces, el cableado interior, la hierba… Vino un helicóptero para secar el nuevo césped porque llovía todos los días. En fin, la buena noticia es que el 5 de enero de 2019 volvimos a jugar».

Efecto psicológico

El efecto de la torrentada sobre el club de fútbol no fue tanto el asunto material como las secuelas psicológicas. «Tenemos a 10 jugadores que son de Sant Llorenç. Se dedican sobre todo a la construcción y la hostelería. Vivieron en sus carnes lo que pasó aquí, muchos se vieron golpeados en sus casas ».

Nadal contribuyó con un millón de euro s para los afectados, entre los que se incluían amigos del tenista y algún familiar lejano. «Si hubiera sucedido en Palma, Inca o Portopetro, Rafa Nadal hubiera estado ahí. Forma parte de su carácter, sabemos qué tipo de persona es y le estamos muy agradecidos como municipio y como club», dice Jaime Soler.

La isla sufrió la desgracia de la lluvia torrencial, pero en esa angustia el Cardassar empezó a florecer. Subió a Preferente, llegó el Covid, la maldita pandemia, y el club no dejó de crecer. Consiguió el ascenso a Tercera, destacado con catorce puntos de ventaja. Accedió a la fase previa de la Copa, por un sorteo al azar que lo emparejó al Épila de Zaragoza. El Cardassar pasó por penaltis. Y en el bombo de la Copa le cayó el Atlético. «Ni pensamos en eliminarlos, no podemos tener tanta suerte» .

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