Atlético

El reto de unir el estilo de Simeone y el virtuosismo de Joao Félix

José Carlos Carabias

Club volcánico y vehemente, sometido históricamente a pasiones, impulsos, dramas y alegrías en tono superlativo, el Atlético estrena su novena temporada consecutiva con el mismo entrenador. La entidad más ardiente, reflejo del estímulo fanático que provoca el fútbol, es hoy un modelo de estabilidad. Pasan los años y sigue Diego Simeone al frente de un proyecto convertido en paradigma, plan sin grietas que podría parecer desfasado en el deporte que tritura entrenadores, jugadores y presidentes sin ninguna contemplación. El cholismo del partido a partido, entendido como algo más que un juego de carácter defensivo que busca la victoria, irrumpe sin ruido, como siempre, en el comienzo de la Liga . Inalterable la idea que ha calado en todos los poros de la entidad.

El Atlético de Simeone es lo que es, reconocible desde cualquier punto de vista, y esta temporada asume un reto de cierta dimensión. Conjugar, integrar y exprimir en una maquinaria de pico y pala a uno de los mayores talentos de los últimos tiempos. Joao Félix tiene el don y Simeone el molde. ¿Podrán mezclarse?

A Joao Félix se le distingue rápidamente. Es distinto. Hace lo que otros no pueden o no ven. Ejerce una influencia estelar en el fútbol de ataque. Llega con velocidad y descubre huecos. Mejora las jugadas. Imagina antes. Crea, finta, engaña… La hinchada rojiblanca ha asumido con gusto el cholismo metálico de partidos al 1-0, la defensa ardorosa, los duelos al límite y ese espíritu triunfal que ha impuesto Simeone. Pero el fútbol es también intuición, fantasía o agudeza, tanto o más que el esfuerzo innegociable o las ronchas de piel en el césped. O una mezcla de ambas.

El curso pasado el Atlético cambió a un jugador hecho como Griezmann por un proyecto de estrella como Joao Félix, al que le han recriminado desde su país que eligiese un equipo tan mentalizado para dejar la portería a cero. Con un año más de conocimiento del escenario que pisa, del periodo de prueba al que suele someter Simeone a los novatos, es de esperar que el portugués emerja y guíe a su equipo como un águila que despega de un sembrado de girasoles.

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