El arte de sobrevivir
Los fanáticos del tiqui-taca no le van a perdonar al Cholo que haya conseguido ganar al mejor, otra vez
Cuando el padre de Marcos Llorente corría la banda del Calderón ninguno de los espectadores allí presentes podíamos imaginar que el hijo de Paco «el lechu» -un espartano de la dieta vegetariana- nos iba dar una alegría más para la colección. Desde hace un mes, el nuevo 14 del Aleti -el dorsal de Simeone y Gabi- ya se ha hecho necesario. «El plan de trabajo» en Anfield fue respetado por el grupo de supervivientes de Simeone.
Nada es casualidad, la inclusión de Llorente era una posibilidad evidente si se han visto las recientes decisiones del Cholo. En cuanto la apisonadora del Liverpool pasara por encima de la primera línea de presión del Aleti, tocaba meter al cuarto centrocampista para contener todavía más y no caer arrasado por completo.
El Liverpool es el mejor equipo de Europa, en este momento. Pero si le ganas dos veces y eres el Aleti de Simeone parece que es fruto solo de la casualidad. Los fanáticos del tiqui-taca no le van a perdonar al Cholo que haya conseguido ganar al mejor, otra vez. El fútbol defensivo es una suerte que ejecutada con honor se convierte en un arte. Al que no le guste, mejor que no mire. Cada uno escoge el cuadro que más le gusta ver en el Museo del Prado.
El Aleti ganó el partido cuando le tocó hacerlo, frente a un rival superior. El fútbol es así. Se defiende como se siente. Llorente y Morata cruzaron en Anfield, de la mano de Simeone y para siempre, la frontera del lado fácil de la vida en el que empezaron hasta el lugar donde lo imposible forma parte de lo cotidiano. Ambos saben ya lo que es el Aleti, un estado de ánimo en el que solo se llora cuando se gana. Como la otra noche en Liverpool.