Entrevista

Felipe: «No veo una obsesión por la Champions en el Atlético»

El central brasileño describe en ABC su rápida adaptación al estilo del cholismo

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Todo es tan distinto en el fútbol de la nueva normalidad social que la Champions se va a celebrar desde hoy sin público en Lisboa en una final a ocho y el Atlético vive azorado por los positivos de Covid que lo ponen bajo vigilancia. Las entrevistas ya no son presenciales porque así lo impone el coronavirus y el riesgo de los contagios. No es posible, por tanto, describir cada gesto de Felipe Monteiro (Mogi das Cruzes, 31 años), el central brasileño del Atlético que charla por teléfono con ABC antes de que los test PCR sacasen a la luz los casos de Correa y Vrsaljko. Felipe se crió en Cidade Tiradentes, uno de los barrios con mayor índice de criminalidad de la inabarcable Sao Paulo, y desde ahí ha progresado hasta llegar al Atlético. Como todos en el club madrileño, eterno sueño imposible hasta la fecha, el brasileño aspira a ganar por fin la Champions, partido a partido, empezando por el Leipzig alemán (mañana, en el estadio José Alvalade, 21 horas, Movistar +).

–Llegó medio desconocido al Atlético hace un año y hoy es un referente en el equipo. ¿Cómo ha conseguido adaptarse tan rápido al manual de usos de Simeone?

–Sí, llegué hace poco tiempo pero entendí enseguida la metodología del Cholo, lo que quería de mí. Me di cuenta que el trabajo defensivo es muy exigente e importante en el Atlético. Había diferencia entre la manera de jugar del Oporto y del Atleti. Allí jugábamos más abiertos, aquí jugamos más cerrados, más juntos todos. Cuando no recuperamos la pelota de inmediato, hay que reagruparse a toda velocidad. Creo que me adapté rápido, siempre estuve atento a las palabras del Cholo.

–Una fusión próspera. En España decimos que se han juntado el hambre con las ganas de comer…

–El estilo de juego del Atlético es bastante parecido a mis características como futbolista. Soy agresivo en el juego aéreo, un jugador físico con buen manejo de balón… La clave ha sido entender el estilo del Cholo Simeone, practicar mucho en los entrenamientos y dar todo lo que tengo en cada partido.

–¿Cómo definiría los entrenamientos y el concepto futbolístico del Atlético?

–A mí me gusta, es muy bueno y muy concreto. Tiene claro cuáles son los objetivos. Tanto los futbolistas como el público lo aceptan muy bien. Los entrenamientos son muy fuertes y muy intensos. Cuando llegamos a los partidos, trabajamos con la misma energía y pensamos como grupo, como equipo.

–¿Todos en el vestuario aceptan que es más importante el equipo que los individuos?

–Sí, claro. Cada jugador aporta lo mejor que tiene para el bien común del equipo.

–Desde el primer día, la afición colchonera le ha acogido con mucho afecto. ¿Le ha ayudado a integrarse en el club?

–Esto ha sido fantástico. Cuando llegas como casi un desconocido a un lugar que no conoces, empiezas a jugar y la afición está contigo es algo estupendo como parte de la motivación. Eso te genera más ganas de hacerlo bien, de querer jugar siempre y de mejorar en cada partido.

–¿Qué le ha sorprendido más del club, de su afición, de lo que supone el Atlético en el aspecto social?

–Siempre tuve muchísimas ganas de jugar en la Liga, es una referencia mundial para cualquier futbolista. A pesar de que tenía ya una cierta edad, llegué muy motivado. He descubierto a la afición del Atlético, que me ha ayudado mucho para que mi sueño se haga realidad.

–Tenía una misión complicada: ocupar el puesto de un símbolo como Godín.

–Es verdad que Godín fue un jugador muy importante para el club, pero yo vine al Atlético como Felipe para hacer mi historia, no para suplir la ausencia de Godín. Él es muy bueno, tiene una historia en el club, pero yo soy otra persona, de características muy diferentes en el campo. No vine a sustituir a Godín, sino para ser Felipe. Esta mentalidad fue muy positiva para que yo pueda crecer en el club.

–¿Qué tipo de vida lleva en Madrid, sale mucho o es casero?

–Me gusta mucho estar en casa, tranquilo, con mi novia. Salimos de vez en cuando a un restaurante, a hacer compras. Madrid es parecido a Sao Paulo, una ciudad muy grande…

–En Sao Paulo viven 20 millones de personas…

–Sí, es una ciudad enorme, con tanta gente trabajando a veces es una locura.

–¿Cómo fue su infancia en Sao Paulo?

–Mi familia estuve siempre toda junta, mis padres, hermanas, mis primos Vivíamos en Cidade Tiradentes, un barrio algo complicado, y mi papá decidió cuando yo tenía diez años que nos mudásemos a Mogi das Cruzes, una ciudad más tranquila. Mi infancia fue feliz, practicaba skate, baloncesto, voleibol y fútbol sala.

–¿Es verdad que pudo ser profesional del baloncesto?

–Sí, es cierto. Tuve una propuesta cuando tenía 17 años. Yo estaba estudiando en el colegio y me gustaba jugar al baloncesto. Me llamó un conocido para firmar por el equipo de mi ciudad, Mogi das Cruces, pero yo le dije que quería ser profesional del fútbol, no del baloncesto.

–Casi suena raro un brasileño dedicado al baloncesto…

–Sí, es verdad. Brasil es el fútbol, pero también hay baloncesto, aunque es mucho menos conocido.

–¿No tuvo formación como futbolista?

–No. Empecé a jugar muy tarde al fútbol, con 21 años. Hasta entonces, cuatro años, estuve con el baloncesto no profesional. Pero me vino bien, hacía muchos saltos a canasta y esto me ha beneficiado para el juego aéreo en el fútbol. También en lo que se refiere a la velocidad y la fuerza.

–¿Cómo es posible que sea profesional del fútbol si empezó tan tarde a jugar?

–Así es la vida. Me llamó un conocido para fichar por el Bragantino y, pese a mi falta de formación, fui el mejor jugador de la liga local. Después me fichó el Corinthians y ahí ya empezó mi carrera profesional.

–Vendía setas con su suegro, mientras se definía en el deporte...

–Sí, sí. así fue. Mi suegro tenía una tienda, yo me despertaba a las tres o las cuatro de la mañana y salíamos a las seis para vender setas con el coche. Regresábamos a las doce del mediodía. Estuve un año con ese empleo, porque quería trabajar sin depender de mis padres. Y luego me fui al fútbol, ja, ja, ja.

–¿Nunca pensaría en jugar la Champions cuando vendía setas?

–No, la verdad es que no pensaba en la Champions League, pero en un equipo de fútbol sí. Mi suegro quería que me quedase como vendedor de setas, pero yo quería ser un profesional del fútbol.

–¿Conoce la historia del Atlético con la Champions, las finales perdidas contra el Real Madrid y el Bayern Múnich?

–Sí, sí, lo conozco un poco. Esto siempre nos aporta muchas ganas todos los días para que el sueño se cumpla alguna vez. Es un objetivo que tiene toda la gente del Atlético.

–¿Aprecia obsesión en el vestuario, un clima especial, por levantar al fin una Champions?

–No hay obsesión. No solo en la Champions League se detecta este clima especial. Yo veo esa atmósfera en todos los partidos, si jugamos la Liga, en la Copa. En este equipo todos los partidos son iguales y todos son importantes.

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