Supercopa de España

Las dos caras del Atlético

Su fe y creencia choca con el poco fútbol que ofrece y los muchos errores defensivos

Real Madrid vs Atlético de Madrid, fianl de la Supercopa en directo

Los jugadores del Atlético celebran la clasificación para la final de la Supercopa de España Reuters

Rubén Cañizares

Hace menos de un mes, en la jornada 16 de Liga, el Atlético de Madrid solo podía sacar un punto de su visita al Estadio de la Cerámica, empate (0-0) que dejaba en situación de alerta amarilla a los rojiblancos. Cerca del ecuador del campeonato, el equipo más caro de la historia del club estaba séptimo en la clasificación, fuera de puestos de Champions y de Europa League, con una alarmante falta de gol, y de fútbol, y con ciertas dudas alrededor de la figura de Simeone, algo insólito desde su llegada en 2012. Cuatro semanas después de todos estos interrogantes, el equipo se ha rehecho y ya se ha vuelto a instalar en la zona de Champions , tercero con 35 puntos y a solo cinco de los colíderes Barcelona y Real Madrid, y está a solo noventa minutos de levantar el primer título de la temporada.

Ha cambiado bastante la película en el Atlético de Madrid entre el deprimente ocaso de 2019 y este esperanzador inicio de 2020 , pero la resurrección del equipo colchonero tiene muchas aristas que no convienen olvidar solo por la milagrosa remontada frente al Barcelona : «El segundo gol que les anuló el VAR hizo que de la frustración nuestra se pasara a la suya. Y desde el minuto 75 apareció el corazón, la garra, el creer, el buscar ante una situación difícil e imposible. Nos dimos cuenta que si empatábamos podíamos ganar, y así pasó», explicó Simeone tras el loco duelo contra los azulgranas.

El análisis del entrenador del Atlético se centró en lo emocional, porque no hay argumentos futbolísticos para explicar por qué su equipo jugará mañana la final de la Supercopa de España . Fue la doble cara de un equipo que volvió a pecar de errores que le están dando serios disgustos este curso. La presión alta se hace poco y mal, con una preocupante descoordinación entre todas las líneas. Joao Félix no suma, y la gasolina no le da más de sesenta minutos. El centro del campo genera muy poco fútbol: demasiado pase horizontal y balón largo. El equipo tiene la línea defensiva en su propio área y cuando recupera el balón tiene demasiados metros por delante para construir un contraataque que le genere rédito alguno. El centro de la defensa solo lo sostiene Felipe, Herrera da una de cal y otra de arena, y Koke no acaba de arrancar, maniatado por las lesiones musculares, la última ante el Barcelona que le privará de jugar la final contra el Madrid.

Cierto es que no todo es negro en el Atlético. Oblak sigue siendo Oblak. Sus paradas imposibles hacen del Atlético un equipo al que matar y rematar antes de darlo por enterrado. Trippier y Lodi son los mejores atacantes, aunque el brasileño debe mirar más a menudo su espalda. Arriba, Morata sigue a buen nivel. Junto a Oblak, el mejor jugador de la temporada en el Atlético. Y Correa ha aprovechado la baja de Diego Costa para ganarse un hueco en el once a base de trabajo, garra y goles. Es la doble e inquietante cara del Atlético de Madrid.

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