Mundial de balonmano
Álex Dujshebaev: «Hay tantas variables que cuando lanzas no puedes dudar»
Guía de la selección, el lateral habla con ABC sobre su rol como lanzador y su crecimiento en labores de responsabilidad

Esta selección que no se pone límites y que ha adquirido la extraordinaria rutina de meterse entre los ocho mejores equipos por séptimo mundial consecutivo, tiene en Álex Dujshebaev (Santander, 1992) un referente tanto en goles como en dirección del juego. Es un ... desatascador cuando la situación se pone compleja; un catalizador de la confianza de los compañeros. Acumula 138 internacionalidades y 399 goles, 24 en este Mundial en el que se encajó una derrota sin demasiado dolor ante Francia y que este miércoles inicia la lucha por las medallas. Antes de ese choque, el santanderino, que nunca escondió el apellido aunque pesara en ocasiones, habla con ABC de su rol en esta selección, su crecimiento, y de la mezcla de intuición y cabeza fría que requiere este deporte en el que él es uno de los mejores.
—Son seis partidos ya. Con dos muy exigentes contra Polonia y Eslovenia. ¿Cómo va de fuerzas?
—Se va acumulando los golpes y la fatiga y entramos en ese periodo que cuesta un pelín más estar al cien por cien. Pero somos una selección que rotamos mucho y estamos repartidos en cuestión de fuerzas. Estamos en buena posición, pero quedan partidos muy importantes. El objetivo es siempre ganar y salir sanos.
—Se va notando el cansancio, pero ahora empieza lo más difícil.
—Sí, se acumula el cansancio, pero mentalmente estamos bien. Aprovechamos el tiempo que tenemos para relajar después de los partidos.
—Habla del reparto de minutos y ahí están, una mezcla de Cañellas y Maqueda con Pol Valera y Kauldi Odriozola. Siempre parece haber relevo.
—Tenemos muchos jugadores de buen nivel. Y Jordi Ribera siempre trae a quienes pueden aportar al grupo. No tenemos tantísimos jugadores imprescindibles en una posición, sino que un día uno aporta alguna solución, otro día lo hace otro porque se necesita otra estrategia... Eso es lo que prima en el equipo, que tira para adelante todo a la vez. El que marca los goles no tiene ninguna importancia.
—Se habla siempre de colectivo, pero hay talento individual. Suele desatacar los partidos. ¿No se ve así?
—Bueno, tengo esa responsabilidad de que tengo que tirar del carro en momentos decisivos. Intento ayudar con goles, asistencias, juego y continuidad. Pero todo el mundo intenta aportar lo suyo y lo máximo. Nadie elude esa responsabilidad. El grupo es fuerte porque tiene su papel y nos dejamos la piel en lo nuestro.
—¿Es verdad que a España le sigue faltando lanzamiento exterior estando usted y su hermano Dani?
—Antes puede que sí hubiera más problemas, pero ahora podemos aportar lanzamientos concretos o finalizar por los extremos. Es verdad que no tenemos tantísimos lanzadores como otros países. Pero es que nuestro estilo de juego se caracteriza por buscar más variedad. Copamos un poco todo.
—¿Cuántas jugadas tiene guardadas en la cabeza?
—Ufff. Tenemos bastantes, la verdad. Pero sobre todo son procedimientos para iniciar las jugadas. Luego hay variedad para finalizarlas: juego en amplitud con aperturas, llegar con lanzamientos, circulación... Siempre se cambia en función del rival que se queda en la defensa y de cómo estén de calientes nuestros jugadores y nuestras virtudes en la pista en ese momento. Buscamos el término medio, variar y alternar para despistar al rival.
—¿Cómo y cuándo decide hacer un lanzamiento?
—Intento seguir la jugada, pero hay situaciones en las que no puedes dudar, que tienes que ir convencido para lanzar, aunque haya otras muchas variables. Si vas solo pensando en la jugada en sí pierdes ese punto de concentración para encarar los goles.
—¿Alguna vez lo llaman 'chupón'?
—(Risas) Al final, por mis condiciones, me toca lanzar más que a otros. Pero en un equipo se entiende que cuando estás de lateral buscas lanzamiento y abrir la defensa, más uno contra uno... Es el rol que tiene cada uno.
—¿Hay mucho de intuición también?
—Sí. Hay situaciones que pasan muy rápido. Nunca sabes al cien por cien lo que hará el rival. Hay que ver continuamente las opciones, si se queda más atrás y te adelantas para lanzar o buscar otras alternativas. Todo pasa muy rápido y tienes que decidir en un segundo. Cuando la situación es clara lo ves todo mejor, pero cuando el partido está más parejo, te cuesta más encontrar el hueco.
—¿En qué se nota mejor jugador?
—En elegir mejor los momentos. Y eso es vital. La madurez me ha dado esa sensación de que puedo llevar más responsabilidad de tirar del equipo, que puedo involucrar más a los compañeros.
—¿A cuánto puede lanzar?
—A veces nos han medido en los entrenamientos. Pero por muy fuerte que lances en un entrenamiento, siempre sale más en un partido. La adrenalina te da ese plus. Puedo estar sobre los 100 kilómetros por hora.
—Dice que más en un partido, pero también está la presión del rival y de elegir bien.
—Sí, el balonmano es siempre elegir y todo pasa y se mueve muy rápido. En baloncesto tienes el aro ahí, siempre a la misma altura y en la misma posición. Yo miro si soy capaz de lanzar, pero sé que el portero también está midiendo mis movimientos, y tienes que intuir qué puede hacer. Si lanzas desde fuera debes estar atento al blocaje y buscar la zona libre, pero los rivales se mueven para intentar intuir tu lanzamiento. La calidad del jugador también se mide en lo rápido y lo acertado que cambia el gesto.
—¿Y qué ocurre si el portero atrapa el balón con ambas manos?
—Por suerte no me pasa mucho, pero un poco te mosquea. Te quita algo de confianza, pero también tienes que aprender a no darle más vueltas.
—¿Eso se puede entrenar?
—Es complicado. Es entrenar, es mucha repetición, es estudiar al rival, pero también tú mismo tienes que tener confianza en tu calidad. Estar seguro de lo que haces y cuándo lo haces. Cuando entras en un momento en el que tienes fluidez te da confianza para los siguientes lanzamientos. Es un refuerzo para seguir buscando el siguiente lanzamiento.
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