automovilismo
Albert Costa: «Me costó años ser feliz con lo que tenía y con mi nueva vida»
El piloto barcelonés, ganador de las 24 horas de Le Mans, pasó de rozar la F1 a estar cuatro años sin correr. Se ha reencontrado con su mejor nivel en el Mundial de Resistencia
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La carrera de Albert Costa (Barcelona, 1990) ha sido una montaña rusa. De estar a las puertas de la Fórmula 1 a ser estafado por un mánager y estar cuatro años alejado del mundo del motor. A pesar de todo, supo reinventarse y encontrar ... la felicidad en lo que hacía. Y los resultados no han tardado en llegar. Ingresó en el Mundial de Resistencia (WEC) esta temporada y, hace tres semanas, triunfó en las 24 horas de Le Mans, la cita más emblemática e histórica del panorama automovilístico, en LMP2 (segunda categoría). Albert Costa reflexiona en ABC sobre la importancia de su triunfo y los percances que ha sufrido durante su trayectoria.
—¿Le ha cambiado la vida la victoria en Le Mans?
—Sigo siendo el chaval de siempre, trabajando y entrenando todo el día. Es verdad que me he quitado un peso de encima. Ganar esta carrera es una espina que me saco de tranquilidad, de haber podido demostrar que puedo hacerlo. Sigo con los pies en el suelo. Ahora quiero ir a por más. Haber ganado, que todo el mundo te llame, que todo el mundo sepa lo que significa, es increíble. Pero hay que seguir y mantener los pies en el suelo.
—¿Qué implica para su carrera un triunfo de esta magnitud?
—Participar en las 24 horas de Le Mans ya era un sueño, es el sueño de todos los pilotos. Y encima, voy y gano. Me quedo corto de palabras para explicar la que he liado. Solo el hecho de competir en este campeonato y participar en Le Mans son palabras muy grandes. Es el sueño que he tenido desde pequeño. No tenía pensado ganar. Mi idea antes de ir era intentar un top 10 y, con un poquito de suerte, un quinto o un séptimo. Eso hubiera sido un resultado muy positivo. Y el resultado final ya sabes cuál fue.
—¿Cómo de cerca se vio de entrar en la Fórmula 1?
—Siempre he sacrificado todo lo que he podido para tratar de ser el mejor y llegar donde quería. El día que estaba en el aeropuerto para ir a Inglaterra y negociar con dos equipos de F1 para ser piloto probador, el mánager que me estaba ayudando desapareció con todo el dinero y me quedé sin nada. Fue muy duro para mí vivirlo y aceptarlo. Fue realmente frustrante el ver que no era por mi culpa. No fue fácil. Es uno de los sueños por los que has dado la vida y de repente se te rompe. Me costó cuatro años ser feliz con lo que tenía y con mi nueva vida.
—¿Cómo fueron esos cuatro años alejado del motor y trabajando en el taller de su padre?
—Fue muy duro. Si hubiese sido culpa mía porque no rindo, te digo 'apaga y vámonos'. Pero no era el caso. Yo paré de correr por problemas externos. Empecé a trabajar con mi padre, que me dijo: 'Aquí llegas a casa, tienes la comida hecha, la lavadora puesta y la cama hecha. No te voy a dar ni un duro porque eres mi hijo y tienes todo hecho. Si necesitas dinero, trabaja conmigo'. También me puse a trabajar de coach de pilotos y empecé a hacer mi propia vida, pero no era feliz con lo que tenía. Mi gente me decía que se me veía infeliz y frustrado. Ahí es donde dije que tenía que hacer un punto y a parte en mi vida. Mi cabeza solo pensaba en F1. Al tercer año, cuando empecé a trabajar en mí, empiezo a ser feliz y a no estar tan frustrado. Y, de repente, llega una oportunidad de Jaguar para hacer un test. Para que veas las vueltas que da la vida.
—¿Tras empezar 2023 sin equipo, se imaginaba todo lo que estaba por venir?
—He recibido mensajes de pilotos que me felicitaban por la carrera, pero sobre todo por el valor de haber abandonado una fábrica como Lamborghini, arriesgar, irte a un equipo que estaba último en la clasificación y conseguir lo que he conseguido. Ese el riesgo en el que he puesto mi carrera deportiva. De tener la estabilidad de Lamborghini, donde estaba muy bien, con un salario, posibilidad de renovar el contrato, pero yo no crecía como piloto, no tenía posibilidad de correr en Hypercar (la categoría reina del WEC) como tenían otros de mis compañeros. Supe que tenía que irme, probar algo nuevo y arriesgar con mi trayectoria deportiva. Me arriesgué muchísimo, lo pasé muy mal, tuve muchos días de lloros y tristeza, de ir a entrenar sin motivación, porque ese riesgo para mí era una locura, era una ida de olla. Al final, no ha ido tan mal. No lo hubiese pensado, esto no formaba parte de mi plan. Sabíamos que podíamos hacer una carrera puntualmente bien. Pero ganar Le Mans, subir al podio en la carrera anterior y estar luchando por el Mundial, ni en mis mejores sueños.
—¿Qué objetivo se plantea de cara al Mundial?
—Obviamente, mi cabeza piensa cosas muy positivas cuando me preguntas eso. Pero creo que la clave de poder seguir haciéndolo bien y poder triunfar, que sería ganar el Mundial, es seguir con la base de ir carrera a carrera, seguir disfrutando de lo que estoy haciendo sin presión y dejándome llevar. Esa será la clave para poder llevarnos el título. No te engaño, mi cabeza dice que quiero ganar este título, quiero ser campeón del mundo. Pero si nosotros ponemos el objetivo en ganar el Mundial, creo que es un error. Ahora mismo no voy a pensar en el campeonato, me centro en disfrutar cada fin de semana y llegará lo que tenga que llegar.
—¿Qué futuro tiene por delante tras esta temporada?
—El objetivo es ir a Hypercar, para poder luchar por la general. Hay opciones muy atractivas para el año que viene. Aún no he firmado nada y está todo muy verde, pero se está cociendo. Mi ilusión y mi sueño es estar allí. Mi idea es tener un contrato de larga duración y con el que yo pueda estar feliz y obtener buenos resultados. Quiero estar en un proyecto atractivo, donde se me escuche y se me valore como piloto.
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