Día Internacional de la Mujer
Yara Shalaby, la piloto de rallys que arrolla dunas y estereotipos en Egipto
La egipcia ha irrumpido con éxito en un deporte de hombres y ha creado un equipo exclusivamente femenino: «Gazelle Team»
Menos del 10 por ciento del territorio de Egipto, el país de las pirámides y los faraones, es tierra cultivable o ciudades. El resto, kilómetros y kilómetros de desierto. Detrás del volante de su 4x4 y burlando dunas, el calor y la traicionera arena, Yara Shalaby se ha convertido en la primera piloto de rallys del país, ganando numerosas carreras y arrollando además estereotipos de lo que puede o no puede hacer una mujer con un coche en Egipto. «Con cada carrera, fuerzo a la gente a que respete lo que hago y lo que soy», cuenta en una entrevista con ABC poco antes de reunirse con su equipo «Gazelle» para una sesión de entrenamiento en el desierto.
Como muchos egipcios, especialmente varones, Yara comenzó a conducir antes de la edad legal. En su caso, los 12 años. Las excursiones familiares solían ser al desierto, uno de sus lugares favoritos ya desde la infancia, donde es normal para los egipcios organicen «safaris» en las vacaciones. A los 30 años acompañó a unos amigos en un viaje de fin de semana a través del Sáhara, y fue como una revelación: «Vi cómo salvábamos obstáculos que durante los viajes con mis padres creía imposible cruzar». Al día siguiente, Yara compró su primer 4x4 –el más barato- y desde entonces no se ha bajado del asiento, costeándose su afición de su propio bolsillo y compatibilizándola con un trabajo diurno en un banco de la capital egipcia y la crianza de una niña de cuatro años.
Dentro del rally cross country, Shalaby prefiere el desierto arenoso a las rocas: sobre zona pedregosa –cuenta- el piloto se ve forzado a conducir lentamente y con cuidado de no afectar a los bajos del vehículo. En cambio, sobre la arena blanda, «todo momento es crítico» en la conducción. Superar las dunas necesita fuerza y velocidad, pero existe el riesgo de que el coche vuelque. Las ruedas pueden quedarse atrapadas en la arena. El propio desierto es «engañoso y muchas veces traicionero», un lugar donde es fácil perder la orientación y donde de poco sirven los mapas usuales. Los motores se sobrecalientan y la conducción es un permanente flujo de adrenalina.
«Tenemos una mentalidad en la que todavía algunos "campos" son sólo para hombres, y otros para mujeres. Pero a ver, ¿quién dice qué es para hombres y qué para mujeres? », se queja Shalaby mientras recuerda las críticas e incluso insultos que recibió en sus comienzos como piloto. «Si las mujeres no sabéis conducir ni en ciudad, ¿qué pretendes en hacer en un rally?» o «Vuelve a casa y a la cocina».
En su primera carrera, se perdió, «cumpliendo» las esperanzas de los que nunca creyeron que una mujer –y árabe- fuera capaz de llegar lejos en un coche de rallys. Hubiera sido fácil rendirse tras ese primer fracaso. Sin embargo, «eso me motivó más. Sus palabras me provocaron , quise demostrarles que no». Desde entonces, Yara no ha levantado el pie del acelerador: en la siguiente carrera quedó segunda, en 2015 ganó en su categoría el «Pharaons cross country rally» en Egipto -este febrero ha sido reconocida como «Mejor piloto de Rally 2016» en el país- y desde esa primera fatídica carrera nunca ha abandonado antes de llegar a la meta.
Durante una carrera en 2014, volcó el coche y un problema en el inyector la forzó a avanzar tan sólo a 60 km/hora en una etapa de más de 500km . Pese a los consejos de su equipo técnico, Yara condujo toda la noche, a oscuras y con apenas potencia suficiente para saltar las dunas, durante 12 horas. Llegó justo 15 minutos antes de que empezara la siguiente etapa. Comió, arregló el coche y se aceleró de nuevo. Quedó cuarta.
En 2015, poco después de ganar el Pharaons de ese año, Shalaby confesaba que uno de sus sueños era conseguir formar su propio equipo de rally cross country (7 personas) compuesto exclusivamente por mujeres, desde la copiloto a la mecánico jefe. Ya lo ha conseguido, y el 2016 pasado participaron juntas por primera vez en el Al-Gouna rally: «Cuando empecé a hacerme conocida, recibí muchas peticiones de chicas que querían aprender y participar en rallys», explica con una sonrisa que apenas disimula su orgullo. Cree que su ejemplo puede ayudar no sólo a que las mujeres entren en este deporte, sino en cualquier «campo» tradicionalmente limitado a los hombres. En cuanto a los ralies, ya ha superado el tabú de una mujer mecánica que se encargue de los problemas del coche.
Tras los pasos de Kleinschmidt
Un obstáculo añadido en el mundo del rally es que en Egipto, pese a la enorme extensión de su desierto –aunque hay numerosas zonas ahora cerradas y controladas por el Ejército y presencia de grupos terroristas islámicos-, este deporte es todavía bastante desconocido y carece de apoyos por parte del Gobierno. En Emiratos Árabes Unidos –donde Shalaby también ha tomado parte en varias carreras- existe un presupuesto dedicado este deporte que atrae patrocinadores y público por igual. Qatar, por su parte, organizó un taller de entrenamiento para mujeres del mundo del rally, desde pilotos a copilotos o navegadores con representantes de todo el mundo, con Jutta Kleinschmidt , la primera mujer que ganó el París-Dakar.
Pese a la financiación que le ofrece desde el año pasado el QNB (Banco Nacional de Qatar), Yara admite que necesita todavía nuevos «sponsors» antes de hacer frente a proyectos internacionales como el rally de Marruecos, considerado una suerte de antesala para el mítico Dakar. «El Dakar es un sueño… a tres años, de momento» , admite Shalaby, quien señala precisamente la parte financiera como uno de sus mayores obstáculos antes de poder entrar en una carrera de semejante calibre, considerada de «las más duras del panorama». «Estaremos allí», asegura.