RYDER CUP

Whistling Straits, un sueño hecho campo de golf

El millonario Herb Kohler acoge en su resort el mayor torneo de golf del mundo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Algunas veces la fuerza de voluntad mueve montañas y otras es el dinero el que obra milagros. Las menos, se juntan ambos factores en un proyecto vital respaldado por millones de dólares y el resultado es inimaginable incluso para el visionario que lo ideó. Es el caso de Herb Kohler, un magnate estadounidense de productos de fontanería que hace cuatro décadas quiso acoger en su casa el mejor torneo de golf de la historia y que por fin ha visto su sueño hecho realidad.

Aunque de origen germano, los Kohler están íntimamente ligados a Wisconsin y allí querían dejar su herencia para la historia del deporte. De entrada, con la construcción del mejor resort de golf del estado, uno que sirviera de referencia para los jugadores de todo el planeta. Para ello no repararon en gastos y adquirieron una finca litoral en mitad ed la nada que no había tenido mucho éxito en el pasado. Primero fue utilizada como un campo de aviación y luego como central eólica hasta que Kohler decidió dedicarla a construir dos campos de golf en 1998 de la mano de uno de los diseñadores más renombrados del panorama internacional, Pete Dye. Aunque el millonario aportó sus ideas, el arquitecto tuvo manga ancha para desplegar sobre el papel toda su imaginación y, sobre el terreno, toda la tierra que fue capaz de imaginar. Dice la leyenda que hay más de mil trampas de arena en el recorrido, que badie ha sido capaz de contar.

Enamorado de los bunkers y de las "waste areas" (zonas arenosas en ls que se puede jugar sin penalidad), Dye levantó todo un links a la orilla del lago Michigan, con el consiguiente aspecto de campo escocés cuando sopla el viento. Este milagro óptico se convirtió desde el principio en el principal atractivo del recinto, que cuenta también también con un edificio principal más que centenario (data de 1918). De manera que, con la exclusividad asegurada, se trataba de lanzar el producto al mercado con la mayor repercusión internacional.

Kohler alcanzó un acuerdo con la PGA de América para albergar regularmente el cuarto grande del calendario y, hasta la fecha, lo ha hecho ya tres ocasiones (2004, 10 y 15). Cada una de ellas tuvo especial significado deportivo, aunque la que más se recuerda es la de 2010, cuando Dustin Johnson perdió el campeonato por una dramática falta de atención. El de Carolina del Sur marchaba en primera posición a falta de un hoyo y su bola cayó, cómo no, en la arena. Sin embargo, no reparó en que estaba marcada como bunker y, al apoyar el palo en la tierra, recibió una penalidad que a la postre le dio el triunfo a Martin Kaymer en un desempate ante Bubba Watson. De ahí que, esta semana, Johnson vaya a tener especial cuidado en no volver a tropezar cuando defienda a su equipo en la Ryder Cup.

Sí, en la Ryder Cup, porque ese era el gran sueño de Kohler cuando todo comenzó. Él quería albergar en su casa el torneo con el que siempre había disfrutado y por fin lo ha conseguido. "He asistido a muchas ediciones y puedo confirmar que es la competición más emocionante del mundo", comenta quien lleva el golf en lo más profundo de su ser y de sus negocios. No en vano, es el propietario del hotel de St. Andrews, que cada año aloja a los más ávidos golfistas del mundo. Lamentablemente para él, a sus 82 años la privacidad es un lujo para él y no va a poder perderse entre las masas de público, como le hubiera gustado. Aunque, eso sí, dispondrá de una entrada de lujo para disfrutar del espectáculo. "Me han prometido un buggy para ver los partidos en primera fila", reconoció encantado.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación