Fútbol Sala

Vuelve la jugada más «guarra» de la historia

No es la primera vez que un suplente resulta decisivo para el resultado de un partido

M. ZARZA

No es la primera vez que el fútbol sala tiene que avergonzarse de una jugada como esta. Uno de los equipos está volcado en atacar la portería rival para igualar el marcador o al menos reducir distancias cuando pierde la pelota y el adversario puede matar el partido. Lo normal es asumir el error y seguir peleando, aunque solo sea ya por maquillar el resultado, pero a veces la jugada toma otros derroteros menos deportivos.

Se ha visto recientemente en Brasil, durante la final del Campeonato Piauiense. El Parma, que va ganando 3-2 a falta de menos de un minuto, puede sentenciar el choque ante el JES tras un robo de Richarlison que le deja solo ante la portería rival. Sin embargo, su disparo se encuentra con el despeje de uno de los suplentes contrarios que calentaban junto a esa meta.

El autor de tan infame jugada es Belauto, que orgulloso de su acción levanta los brazos al recibir la tarjeta roja antes de marcharse al vestuario. Un recorrido que es frenado por el banquillo rival que, comandado por el técnico Paulo Evaristo, le recrimina su fea actuación y le insulta. Finalmente los árbitros deciden suspender el encuentro mientras jugadores de uno y otro equipo se enzarzan y antes de que la cosa vaya a mayores.

No es la primera vez que una jugada de este tipo se puede ver en Brasil, donde en 2006 se pudo ver al más alto nivel cuando Inter Movistar disputó en la localidad de Brusque la Copa Intercontinental ante el Malwee.

Entonces los verdes ganaban por 0-1 al equipo del mediático Falcao, que acabó instalando al equipo madrileño entre sus mayores pesadillas. Estaban volcados los brasileños sobre la portería defendida por Luis Amado cuando los visitantes recuperaron la pelota y dispararon a puerta vacía. Cuando el balón iba a superar la línea de gol un reserva local saltó a la pista y lo despejó .

La jugada se saldó con la expulsión del infractor y un bote neutral, por lo que el Malwee tuvo aún casi un minuto para seguir intentando empatar para disgusto de los jugadores de Inter, que le gritaban al árbitro que aquello era «una verguenza» y pedían el 2-0, y al ver que no iba a ser así reclamaron con ironía «que les den a ellos la copa directamente».

Afortunadamente el título fue a las vitrinas del club español mientras que al infractor le cayeron dos años sin jugar al fútbol sala.

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