Golf
Vivir el sueño americano
Jorge Campillo y Adrián Otaegui disputan en Bellerive su primer torneo en Estados Unidos, el PGA Championship
Si para un jugador de baloncesto su gran sueño es llegar algún día a la NBA, para un golfista lo más grande es jugar en el PGATour . En Estados Unidos se encuentran el circuito más poderoso, los mejores jugadores y los beneficios económicos a los que aspira cualquier profesional. Llegar a competir aquí es muy difícil pero, a diferencia de lo que sucede con el basket, hay más años de margen para conseguirlo.
Dado que la carrera profesional de los golfistas es muy extensa, no hay prisa por alcanzar el éxito a este lado del Atlántico. Si nos centramos en los jugadores españoles más recientes, hay casos de superdotados como Sergio García o Jon Rahm , que en su primer año de pros ya se hicieron con la tarjeta, o el de Rafa Cabrera, que la logró en la treintena ya con una gran experiencia europea a sus espaldas. Este va a ser el caso de Jorge Campillo y Adrián Otaegui, que van a debutar hoy en suelo estadounidense en el PGAChampionship, el cuarto grande de la temporada, para el que se han clasificado por méritos propios. Su paulatino ascenso en el ranking mundial (el extremeño es el número 77 y el vasco, el 83) les ha permitido llegar adonde siempre habían imaginado. «Es lo que quería cuando me hice profesional y he llegado tarde, pero he llegado», afirma el cacereño con una sonrisa. A pesar de que estudió en la Universidad de Indiana y conocía perfectamente el estilo de vida americano, prefirió regresar a casa antes que forzar las cosas con una continuidad prematura al terminar sus estudios. «Han pasado tantos años desde que viví aquí que casi ni me acuerdo. En su momento tuve que tomar una decisión y, aunque me podría haber quedado aquí, siendo español decidí volver a Europa a curtirme en el circuito europeo. Creo que fue la solución correcta y a partir de ahora espero poder jugar muchos más torneos en este tour». A falta de concluir la semana para poder realizar una evaluación completa, ya se puede hacer una idea de lo que supone jugar en este país, sobre todo por «la cantidad de gente que hay, la tremenda organización... la verdad es que es otro mundo».
Otaegui, a disfrutar
En una situación similar se encuentra Otaegui, aunque él lo ve sin la experiencia previa universitaria y con menos años de competición. El donostiarra cumple su octava campaña en la elite con mucho aprovechamiento, ya que cuenta con dos títulos europeos en su palmarés. Se le ve pasear por los vericuetos de este precioso recorrido centenario de Misuri con los ojos como platos, tratando de almacenar en su memoria todos los detalles que pueda asimilar. «Estoy muy contento, este campo me encanta, hay hoyos muy largos y otros en los que hay que colocar. Es bastante variado y me gusta mucho, aparte de que todo el montaje que hay a su alrededor es espectacular», reconoce.
Al igual que su mentor, José Mari Olazábal , es una persona muy constante y seria en su trabajo, lo que le obliga a ser metódico y analítico. Por eso no quiere que los sentimientos le nublen la realidad de lo que tiene por delante. «Estoy muy orgulloso de poder disfrutar de mi primer major, es algo que todos los golfistas ansiamos, pero en el fondo me lo tengo que tomar como un torneo más. Es cierto que hay muchas más carpas, más público y una atención mediática extraordinaria, pero una vez en competición tengo que mantenerme frío y tratar de hacer las cosas lo mejor posible». Eso no quiere decir que no vaya a ser una semana que recuerde toda su vida, especialmente después de que en el Open Británico no pudiera jugar a pesar de estar como primer reserva. «La experiencia de Carnoustie fue buena, porque aunque al final no tuve plaza sí que estuve entrenándome allí todos los días como todo el mundo y ya pude ver lo que es un grande por dentro; así que en este PGA Championship ya tengo esa vivencia ganada. Desde que me hice profesional cada año me he ido superando y mejorando y así quiero seguir. Vengo a disfrutar y a seguir aprendiendo, sin preocuparme de lo que haya alrededor».
La llegada de Campillo y Otaegui al mundo de los majors, junto al retorno esperado de otros veteranos como Pablo Larrazábal, Álvaro Quirós o Gonzalo Fernández-Castaño, hace que la Armada Española vuelva a navegar con prestancia por el golf internacional. «A unos nos ha costado más que a otros, pero yo creo que cada vez somos más y eso es bueno –indica Campillo–. Veo un buen futuro para nuestro país, porque van a venir algunos compañeros más en el futuro y confío en que los demás nos mantengamos».