Juegos Olímpicos
El viaje «clandestino» de la llama olímpica
Siguen en pie los Juegos -al menos por ahora- y por eso continúan los preparativos de la cita olímpica. En esta situación que atraviesa el mundo, la anormalidad se ha trasladado a todos los ámbitos y el olimpismo no es ajeno. Por eso, el viaje del fuego olímpico desde Grecia a Japón ha sido casi clandestino , como lo será -si no cambian las cosas- el viaje de la antorcha hasta el pebetero del Estadio Nacional de Tokio.
No hubo ceremonias de despedida de la antorcha en Grecia, donde ayer entró en un avión decorado con el emblema olímpico y puso rumbo hacia Japón. A su adiós fugaz al país donde nacieron los Juegos le siguió también un viaje de incógnito hasta el país donde debe celebrarse la cita deportiva el próximo 24 de julio. No la acompañaron ni los medallistas japoneses que estaba previsto ni tampoco los dirigentes del país nipón. Soledad casi absoluta por culpa del Covid 19 .
El virus que amenaza con aplazar la cita es también el culpable de este viaje clandestino de la llama olímpica, cuya ceremonia de bienvenida también ha sido anulada. También, el viaje previsto por las diferentes regiones del país hasta su llegada a Tokio ha visto rebajadas las ceremonias y los actos . Veremos si cumple todas las etapas o si tiene que apagarse antes de tiempo.
Tras su llegada a Japón el viernes, la antorcha será exhibida en varias regiones del nordeste hasta el día 26 de este mes, cuando arrancará el recorrido que llevará la llama olímpica a través de las 47 prefecturas del territorio nipón antes de encender el pebetero el próximo 24 de julio.
