Unos Juegos sin la superpotencia rusa

Avisada del mar de fondo, Rusia presentó un equipo de perfil bajo en el Mundial de Atletismo celebrado el pasado mes de agosto en Pekín. El resultado, cuatro medallas, un botín mediocre para una superpotencia de este deporte, a años luz de Kenia (16) y Estados Unidos (18). Pero las consecuencias del escándalo destapado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) , que acusa al país más extenso del mundo de dopaje de Estado, pueden ser peores si finalmente sus atletas son expulsados de los Juegos de Río.

El atletismo sufre la presión constante del fútbol , y ni siquiera cuando celebra sus campeonatos del mundo suele arrebatarle portadas, pero cada cuatro años, en los Juegos, reina por encima de cualquier otra disciplina y sus héroes se llevan flashes y titulares. Si Rusia no está presente en las pruebas del estadio olímpico de la capital carioca el próximo verano, Río 2016 será un evento descafeinado , aunque habrá quien crea que el precio habrá merecido la pena por la limpieza del deporte.

La antigua Unión Soviética ocupa la segunda plaza del medallero histórico en el atletismo olímpico , con 193 metales, 64 de oro. En Barcelona 92 participó como Equipo Unificado (un conglomerado que comprendía las selecciones de las antiguas repúblicas soviéticas, excepto los países bálticos;obtuvo 21 preseas). En Atlanta 96 aparece Rusia, que desde entonces suma otras 78 medallas (26 de oro). Muy por encima, Estados Unidos, con un total de 767 (320 de oro). Si la petición de la AMA es escuchada por el COI no es descartable que el gobierno ruso plantee un boicot parecido al que sufrieron los Juegos de Los Angeles 1984, aunque entonces fueron razones de revancha política, y no los escándalos de dopaje, los que provocaron la ausencia de los países de la órbita soviética.

Un argumento, el político, que los propios rusos utilizan como coartada en este caso. El expresidente de la Federación Rusa de Atletismo, Valentín Balájnichev , aseguró ayer que «todo esto es la misma historia: nos querían castigar con el petróleo, el gas, Ucrania... y ahora nos quieres castigar con el deporte», dijo a la agencia TASS. Balájnichev, en la poltrona durante 24 años, dimitió del cargo en febrero pasado debido a los casos de dopaje que sacudieron los cimientos del atletismo ruso, que le valieron las críticas del ministro de Deportes, Vitali Mutkó.

Su sucesor, Vadim Zelichenok, mostró su predisposición a dar explicaciones al presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sebastian Coe , en relación con el incendiario informe de la AMA. «No estamos de acuerdo con todo, ni mucho menos. Desde que asumí el cargo no se ha dado carta blanca a ningún entrenador ni deportista para el uso de sustancias prohibidas», dijo.