Boxeo

Tyson-Holyfield, dos colosos para vengar un mordisco

Holyfield, de 57 años, y Tyson, de 53, reeditarán la pelea del bocado en la oreja de 1997

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Vivero narrativo para la literatura o el cine como disciplina romántica y maldita, el boxeo siempre guarda la esencia de lo que fue. Arriba o abajo, en la gloria o la miseria, jamás en el término medio de la indiferencia. En esa onda de excesos se anuncia en el horizonte una de esas veladas para conquistar de nuevo al aficionado, un Mayweather-Pacquiao sin cinturón en juego y, como siempre, una pila de millones para que ambos se bañen en dólares. Aunque esta vez, matizan, lo donarán a causas solidarias. Se prepara un combate entre Mike Tyson, 53 años, y Evander Holyfield, de 57, colosos cincuentones retirados hace décadas que protagonizaron una de las peleas más célebres de la historia, la del mordisco de Tyson en la oreja derecha de Holyfield.

Sucedió en 1997 en Las Vegas  y de los rescoldos de aquella noche no quedan cicatrices. Holyfield y Tyson hicieron las paces hace años y acuden ahora al calor de su majestad el dólar en una velada acorde con los tiempos. Se celebrará en Arabia Saudí, en Diriyah, el próximo 11 de julio.

Vida marginal

«He vuelto», proclama amenazante Tyson después de mostrar una gama de movimientos rápidos y golpes feroces en las redes. Su aspecto parece impecable y también sus ademanes, los de un tipo de vida difícil. No conoció a su padre y creció entre desahucios en Nueva York y edificios abandonados sin agua, luz o calefacción. A los trece años ya había sido arrestado trece veces . Nada extraño que el púgil acabase en la cárcel una vez ya era una celebridad. Acusado de violación, fue condenado a seis años de prisión. Salió a los tres y medio por buen comportamiento.

Tal vez por ese instinto de supervivencia que procura la marginalidad, en el ring siempre fue un ciclón. 50 victorias, 44 por KO, y seis derrotas, dos ante Holyfield. «Tyson ha sido el último púgil por el que yo me levantaba a las seis de la mañana para ver sus combates que duraban un minuto», dice al teléfono Jero García, entrenador de boxeo y coach en el programa de televisión «Hermano mayor».

Tyson cree que tiene seis hijos . Y las biografías de Holyfield coinciden en que es el padre de once personas con varias mujeres diferentes. Holyfield se crió con ocho hermanos de diferentes padres y conoció al suyo cuando tenía 21 años y ya se dedicaba profesionalmente al boxeo. Sin llegar al desamparo de Tyson, su adolescencia no fue modélica, marcada siempre por las peleas y la confrontación racista en el estado sureño de Alabama. Su palmarés deportivo es menos brillante que el de Tyson: 44 triunfos y diez derrotas.

Veintitrés años después de la pelea del mordisco en la oreja, la pareja de cincuentones vuelve a cargar las pilas. «Deportivamente la pelea aportará poco porque será una exhibición a tres asaltos, pero aportará mucho al espectáculo y al boxeo –comenta a ABC Manel Berdonce, exseleccionador español y exnúmero uno mundial–. Tyson es un animal y a tres asaltos puede dar un disgusto a cualquiera, Holyfield es un superclase. Como la vida misma, primará la incertidumbre. El boxeo es un espectáculo».

Holyfield sufrió la afrenta del mordisco, pero lo rentabilizó a su favor. Ha sido un reclamo publicitario durante lustros. Imagen de videojuegos, fundador de una casa discográfica, actor en series de televisión o concursante en realitys, el púgil de 57 años vive a lo grande. Hace años subastó una de sus casas: 5.000 metros cuadrados, 109 habitaciones y 17 cuartos de baño .

«Holyfield es el mejor peso crucero de la historia. Son dos iconos de mi vida –cuenta Jero García–. Pero tengo un dilema con esta pelea. Como entrenador la exhibición me puede parecer una gilipollez porque el boxeo es el único deporte en el que no se juega porque te juegas la vida. Pero como aficionado soy un fanático de los dos y me apetece muchísimo ver a ambos en el ring».

La edad de los púgiles llama a la precaución. Berdonce advierte: «El boxeo siempre será un deporte de riesgo. Las fibras rápidas disminuyen con la edad, las reacciones son más lentas y el organismo sufre un deterioro. Pero les harán los controles médicos necesarios y si están aptos, adelante. Yo no lo haría en un combate profesional, pero en una exhibición sí».

«Son dos de los mejores de la historia del peso pesado. Pesan mucho y les pesa la mano . Pero se crecerán cuando tengan a 30.000 personas delante y se van a pegar seguro», finaliza Jero García.

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