Tour de Francia
A Contador le traiciona su propio equipo
Ya no cree en él pese a que Froome y Quintana sólo le sacan 1:21. ¿Será eso o su cambio de equipo en 2017?
Le Liorán, nieve y fuego, una estación de esquí sobre esta tierra volcánica del Macizo Central. Ahí viene Alberto Contador. Helado por su soledad y calcinado por el esfuerzo . A solas con su dolor. Retorcido sobre la bicicleta. Roído de tanta caída en las etapas llanas. Solo. Nadie le echa una mano en su equipo, el Tinkoff. ¿Dónde están Majka, Kreuziger, Sagan...? Contador arrastra una tenaza que le aprieta la pierna izquierda, abollada. Mira con la orilla del ojo el cronómetro de la meta: ha perdido otro medio minuto. «¡Qué difícil me lo está poniendo este Tour!», lamenta. Molido, «muy tocado». Pero no se entrega. No tiene esa costumbre: «Tendré que plantearme un Tour diferente. A ver si me recupero para los Pirineos. Y si no, para los Alpes». «¿Cómo te han dejado tan solo en tu equipo?», le preguntan. Hace un silencio elocuente. Y, tras un trago de saliva con bilis , responde: «Bueno, ha habido un poco de desorganización».
Contador encuentra la primera mano amiga cinco metros después de cruzar la meta de Le Liorán a 33 segundos de «Purito», Quintana, Froome, Valverde, Aru, Bardet, Pinot ..., de todos salvo Nibali, que se ha desconectado a la primera, y de Landa, que se ha quedado sin piernas -los dos cedieron nueve minutos a los favoritos-. Esa única mano que le ayuda es la de Jacinto Vidarte , su jefe de prensa personal, que le remolca hasta el autobús del Tinkoff. Tras la ducha, Contador se baja del bus y se sube al coche de Vidarte. La imagen es elocuente.
Su equipo, como en la etapa de Cherbourg, le ha vuelto la espalda . Ya no cree en él, pese a que Froome y Quintana sólo le sacan un minuto y 21 segundos. ¿Será por eso o porque en 2017 correrá con otro maillot, probablemente vestido del Trek? Majka, el polaco, le dejó solo por irse a por Van Avermaet, el ganador de la etapa, cuando ya era imposible atraparle. Kreuziger, el checo, ni se giró para ver cómo el madrileño se quedaba cuando, ya al final, Bardet, Valverde y Quintana quisieron sorprender a Froome. Sagan , el eslovaco, el líder destronado, llegó ajeno a todo un cuarto de hora después, entre risas. «No estoy muy cansado», soltó. Y Tinkov, el patrón del Tinkoff, terminó de enterrar a Contador al anunciar que «si Sagan gana dos etapas más» en este Tour, «igual» no cierra el equipo.
El equipo Movistar abrió la tapa para ver cómo respiraba el Tour. No quería la etapa, que ya corría al ritmo de la fuga de Van Avermaet, De Gent y Grivko, tres motos. Quería más: catar la profundidad de las heridas de Contador y ahogar a los gregarios de Froome . Van Avermaet se largó en el col de Perthus para dar una alegría a su familia belga. Su abuelo Aimé fue ciclista, como su suegro, Kamiel Buysse. Como su padre, Ronald. Y su cuñado es Rick Verbrugghe, vencedor de la Flecha Valona. Van Avermaet, ganador de la París-Tours y nuevo líder de este Tour, tiene una gran familia. Contador es huérfano.