El último milagro de Tiger Woods: «Vengo al Masters a ganar»

En la rueda de prensa más multitudinaria que se recuerda en Augusta en los últimos tiempos, Tiger Woods alimentó la esperanza de los aficionados durante 24 horas más. Después de múltiples especulaciones acerca de su vuelta a los campos tras el tremendo accidente de tráfico que sufrió en Los Ángeles hace 14 meses, el exnúmero uno del mundo ni confirmó ni desmintió su presencia en el torneo verde el próximo jueves. Pero todos los indicios, empezando por la propia organización, dan pie a la esperanza .

«A día de hoy estoy para jugar» reveló en el estrado, lo que es una auténtica declaración de intenciones para alguien que tiene la pierna derecha totalmente reconstruida y que estuvo a punto de perderla por amputación . De hecho, la organización ya le ha apuntado en las horas de salida de la primera jornada. Lo haría a las 10:34 (hora local) junto a Louis Oosthuizen y el chileno Joaquín Niemann . Ahora bien, de cara a los pesimistas, también indicó: «H asta mañana después de practicar nueve hoyos no tomaré la decisión final» .

Es normal que el californiano quiera guardarse un último cartucho en la recámara, pues va día a día y tiene que ver el rendimiento de su miembro lesionado en un recorrido tan sinuoso como el del National. Pero el hecho de venir hasta aquí y de probarse día a día ya es significativo de su decisión. Y más cuando sus declaraciones son rotundas en cuanto a sus intenciones inmediatas. «Lo que está claro es que no he venido hasta aquí a pasearme; si salgo a jugar es para ganar el torneo», concretó con su habitual sonrisa de triunfador. Y es que no cabe otra respuesta de quien ha revolucionado el golf en el mundo contemporáneo y cuenta con cinco chaquetas verdes en su ropero.

Si finalmente regresa a la competición el jueves, después del accidente de tráfico que casi le cuesta la vida, será su primer torneo oficial desde el Masters 2020 que se disputó aquí en noviembre de ese año a causa de la pandemia. Ahora su nuevo reto es atacar su sexto Masters (el decimosexto grande de su carrera), que no deja de ser un aliciente más para un público que está vibrando más que nunca con la presencia de su ídolo en este magnífico vergel. Aunque sea a retazos, de nueve hoyos en nueve hoyos, los aficionados le siguen en sus prácticas y estos días han vibrado con cada golpe que daba en medio de un ambiente eléctrico que se transmitía por todo el campo. Lamentablemente, hoy las tormentas han cerrado el campo por precaución y hasta mañana miércoles no podrán volver a vibrar con su ídolo.

La hazaña del Tigre (en estos momentos nadie duda de que el jueves no faltará a su cita matinal en el tee de salida) no ha pasado inadvertida para el resto de jugadores. Entre ellos, Jon Rahm era uno de los más impresionados. «Es increíble ver cómo se ha recuperado en poco más de un año; si en el momento del accidente me dicen que iba a volver a jugar al golf, no me lo habría creído » , indicó el vizcaíno. De cara al milagro de su rehabilitación, Woods le otorga todo el mérito «al trabajo realizado día a día, con la ayuda de un equipo maravilloso y con la constancia y la idea fija de volver a jugar al golf«. »Ha sido un año muy duro, que no se lo deseo a nadie, pero nunca dudé de que lo conseguiría» . Está claro que a trabajo y convicción, pocos pueden ganarle, sobre todo cuando su forma de afrontar las cosas ha cambiado drásticamente. «Cuando me acuesto por la noche no sé lo que sucederá a la mañana siguiente; he aprendido a gestionar el dolor, pero ahora mismo voy día a día en función de lo me marca mi organismo». Y en su situación, eso es una rémora, porque la semana se prevé fresca y eso no es ninguna ventaja para él. «Lo que más me cuesta es caminar y precisamente este recorrido no es el más indicado para ello, por sus cuestas constantes. Jugar 72 hoyos es un reto muy serio, pero aquí estamos para superarlo».

En una semana en la que se cumplen 25 años de su primer triunfo en Augusta, el campeón ha vuelto. Tiger Woods vuelve a ser el protagonista del Masters.