Bádminton

«Si Carolina quiere, todavía tiene margen para progresar»

Fernando Rivas, entrenador de la mejor jugadora de bádminton de la historia, desgrana en ABC algunos de los secretos del éxito

Carolina Marín atiende a Fernando Rivas, durante el Mundial de China EFE

Mario L. Clavero

Es uno de los partícipes del éxito de Carolina Marín . Fernando Rivas vive, sufre y disfruta de los partidos de la onubense desde la esquina de la pista. A su lado estudia las derrotas y saborea con ella los triunfos. El último: el Mundial conquistado en China hace una semana . El entrenador desgrana para ABC algunas las claves de las múltiples hazañas de la mejor jugadora de bádminton de la historia.

«Ha sido el mejor campeonato de Carolina». Así de contundente responde Rivas sobre si cree que Marín mostró su mejor nivel en el torneo con el que se convirtió en tricampeona mundial . Aunque el hito -nadie había ganado antes tres cetros de este calibre- ha sido el fruto de un trabajo que comenzó varios meses antes de desembarcar en Nankín: «Ha habido dos etapas. Como en el pasado no salieron las cosas bien, hicimos un cambio completamente radical en la metodología: entrenamiento con humedad, ventiladores, acupuntura y otras cosas que no puedo decir...», expresa Rivas salvaguardando los secretos del éxito. «En la segunda fase, hemos conectado más con la esencia de Carolina: con su agresividad, su ímpetu, su forma de ser . Y eso ha tenido más sentido que lo que habíamos hecho con anterioridad. Todo eso se ha materializado en este título», explica.

Metódico

Rivas refleja a la perfección el ejemplo de persona metódica. Está encima de cualquier matiz y cuida al detalle todos los aspectos del juego. Incluso aún habiendo terminado el Mundial, todavía piensa en analizar el papel de Marín en dicho certamen : «Ahora hay que descansar un poco y después evaluaremos este torneo. Ya hemos hecho un primer estudio en cuanto a sensaciones y lo enlazaremos con lo que hemos hecho en la fase de entrenamiento. Después, analizaremos los partidos, las estadísticas y los aspectos más deportivos».

De Carolina Marín solo le salen palabras de halago y reconocimiento. « No conozco a nadie que haya tenido una racha tan mala y supiera dar un cambio tan radical , solo puedo felicitarla. Sobre todo, se ha merecido el derecho a volver a ganar medallas. Para ello, deberá seguir con esta dinámica de trabajo, que nos hemos dado cuenta de que es la adecuada».

Marín es pura expresividad sobre la pista y pocas deportistas como ella reflejan la emoción con la que se vive una final de un Mundial, pero se desconoce cómo se sintió su entrenador un choque de tal envergadura. Rivas reconoce que fue una final que siguió desde la «tranquilidad» y con la «convicción» de que Marín acabaría llevándose el duelo. « Ni siquiera yendo por detrás en el marcador en el primer set, dudé de que Carolina ganaría . No sabía si el partido se decidiría en dos o tres mangas, pero no estaba en absoluto preocupado. Estaba más pendiente de corregir las situaciones que no veía correctas y de incidir en las buenas jugadas para que siguiese así», asegura tajante el técnico. No puede evitar recordar una anécdota vivida con Anders Thomsen (segundo entrenador). «Después del Open de Malasia (en el que Marín cayó en octavos), me acerqué a Anders y le dije: “¿Sabes que vamos a ganar el Mundial, no?”. Vi que a Carolina le cambió la cara y que en los entrenamientos era otra. Por eso llegué a China con la certeza de que sería campeona».

Once años juntos

Desde los 14 hasta los 25 años que tiene ahora la onubense, Fernando Rivas ha estado junto a la jugadora. Relata que de Marín ha aprendido muchas cosas en estos once años. Entre otras: «Tener mucha paciencia», dice entre risas. «Ella también tiene que tener mucha serenidad conmigo, es algo mutuo. Pero sobre todo he aprendido a tratarla diferente a medida que iba creciendo . No es igual cuando era una niña a la mujer que es ahora. Nos hemos tenido que adaptar el uno al otro, pero siempre con la ética y honestidad profesional que tiene que primar».

A la vez analiza la progresión de su aprendiz a lo largo de este periodo de trabajo que dura ya más de una década y en la que ha habido sonrisas y también lágrimas: «Con 14 años, Carolina corría por la pista. No tenía nociones tácticas y había muchísimo que pulir. Hoy es más difícil mejorar porque está en un nivel altísimo. Mientras ella quiera progresar va a tener más margen para superarse ».

Para definir a la jugadora, Rivas utiliza la expresión con la que ya la dibujó un entrenador en su tiempo: apisonadora . «Es el mejor término para calificarla. Además, vi en redes sociales una foto de una apisonadora y en la que ponía: Carolina Marín entrando al pabellón», expresa con humor.

A pesar del superlativo nivel demostrado en China por Carolina Marín, Rivas no cree que sea invencible: «Nadie lo es. Se pensaba que Tai Tzu Ying lo era y cayó en cuartos de final. Carolina debe dejar de obsesionarse con los títulos. Tiene que concentrarse en seguir mejorando y trabajar duro para volver a vivir momentos como estos». Los del triunfo para ella y los nervios en la esquina para él.

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