Boxeo

Maravilla Martínez: «Pasé de pedir comida a ser campeón mundial»

Hace algo más de un año que anunció su retirada de los rings en el Salón de la Fama del Boxeo. Hoy está inmerso en las carreras de actor, escritor y músico

Sergio «Maravilla» Martínez posa para ABC en su gimnasio de Madrid ERNESTO AGUDO
Álvaro G. Colmenero

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El sueño de Sergio «Maravilla»Martínez (Avellaneda, 1975) era ser futbolista, como todo argentino que sale de un estrato social bajo. Lo intentó hasta los 20 años. Hasta que pisó su primer gimnasio y se hizo protagonista de los combates que soñaba y en los que siempre estaba Muhammad Ali, uno de sus ídolos. Un púgil tardío que al mes de enfundarse por primera vez unos guantes ya derribaba rivales. Ha vivido más de una década en España y reconoce que nunca le gustó la fama, aunque sí que le ha abierto muchas puertas. De palabra y broma fácil, su mejor golpe es la sonrisa. Un año después de su retiro, recibe a ABC en su gimnasio de Madrid, decorado con el cartel de su última pelea frente a Cotto.

Se crió en un barrio humilde de Buenos Aires, ¿cómo fue aquella etapa?

No tengo recuerdos muy bonitos de mi infancia. Yo era un chico introvertido, era muy extraño. De hecho me llamaban «el raro» o «el mudo». ¡Quién lo diría hoy! (risas). Era complicado. Los primeros cinco meses de mi vida los pasé en el barrio de Quilmes donde mis padres tenían una casita, aunque nací en el hospital de Avellaneda. Cuando iba a cumplir los seis años nos mudamos a otro barrio, donde viví 17 años. Pero los primeros en este barrio fueron complicados para mí. No me juntaba con nadie, era bastante antisocial, me costaba interactuar con la gente.

Sergio, usted iba para futbolista y se convirtió en campeón mundial de boxeo…

Yo he sido futbolista frustrado. Mi gran sueño como todo argentino que sale de un barrio humilde, y no solo hay que salir de un estrato social bajo para querer ser futbolista en Argentina. Lo intenté hasta que tenía casi 20 años y de repente pegué un giro muy brusco como los que acostumbro a hacer en mi vida. Entré al gimnasio de boxeo y me quedé. Me gustó y se me hizo fácil. Pero yo quería ser futbolista, tenía más ganas que condiciones. Quizá sí que tenía ciertas condiciones físicas y algunas aptitudes, pero con el físico no alcanza, hace falta otra cosa.

«Al día siguiente de haber entrado por primera vez al gimnasio supe que algún día sería campeón del mundo»

Empezó como púgil a los 20 años, una edad relativamente tarde, pero pronto se subió ya a los rings a competir…

Sí. Sí. Empecé con 20 años. Un martes 2 de mayo de 1995. Entré en un gimnasio que se llamaba La Patriada. El 9 de junio, un mes y una semana después hice mi primer combate y me fue bien. Combatí contra José Pisani que, por cierto, hoy somos grandes amigos. Nos unía cierto parentesco lejano. Nos subimos al ring y nos ‘fajamos’ igual. Nos dimos una buena ‘salsa’. Al siguiente día de haber entrado por primera vez al gimnasio sabía que algún día sería campeón del mundo. Sé que suena brusco o prepotente, pero es que es así.

¿Cuál fueron sus ídolos?

Mohamed Ali y Carlos Monzón fueron los primeros que vi para aprender a boxear, junto a mi tío que también me enseñó.

¿Cómo fue su llegada a España?

Salí de Argentina un sábado 9 de febrero de 2002 a las 21:50 en el vuelo que llevaba al aeropuerto de Fiumicino de Roma con una novia que tenía en ese momento. Volamos hacia allá porque el vuelo salía a 400 dólares, una oferta muy barata puesto que a Madrid costaba 1.500 dólares y yo no tenía ese dinero y si lo tenía era preferible ahorrarlo. Cuando llegamos comenzamos un viaje en tren, fuimos primero a Roma Termini, luego hacia a Niza (Francia) sin saber a donde iba, ni a que tren me subía. Había cometido el error de no mirar un mapa y no sabía cómo estaba ubicada Europa. De ahí fuimos a Montpellier. Es difícil de creerlo pero nos bajábamos de un tren y nos subíamos al siguiente porque hacía mucho frío. Salimos de Argentina con 31 grados y llegamos y había una temperatura de -6. En Montpellier tomamos otro tren hasta Saint-Etienne y aquí nos subimos a un tren que era muy colorido y pintoresco. Con los años me di cuenta que los colores vivos rojos y amarillos eran de la bandera de España. Así llegamos desde Saint Etienne hasta Barcelona. Y desde Barcelona con ciertos inconvenientes viajamos hasta Madrid. Llegamos por fin el 12 de febrero a las 12:30 a la estación de Chamartín. Ahí comenzó mi vida en la capital española. Fue todo muy complicado sin papeles, casi sin dinero, pero hoy puedo decir que fue una aventura.

También vivió en Guadalajara…

Ocho años viví en la provincia de Guadalajara. Cuatro meses en la capital, después viví cuatro años en Azuqueca de Henares y otros cuatro años en Alovera. Después me mudé a Madrid.

¿Siguió boxeando en esos años?

Claro. Yo llegué siendo boxeador profesional, era campeón argentino del peso welter (66 kilos) y campeón latino del peso wélter de la OMB (Organización Mundial de Boxeo). Estaba bien ubicado en el ránking mundial.

«Nueve días antes de proclamarme campeón mundial frente a Richard Williams estaba pidiendo comida en Cáritas. ¡Cómo no le voy a tener cariño a ese combate!»

¿Cuando consagró su carrera?

A nivel deportivo en el año 2003 gané lo más importante que fue el 21 de junio en Manchester que combatí contra Richard Williams por el título de la IBO (Organización Internacional de Boxeo) y gané e hice mi primer defensa el 9 de octubre de ese mismo año frente a Adrian Stone y luego lo volví a defender con Richard Williams y le volví a ganar por nocáut técnico en el noveno asalto. Al siguiente año disputé el título latino del CMB (Consejo Mundial de Boxeo) y eso hizo que me quitaran el cinturón de la IBO. A nivel económico eso fue un golpe muy fuerte. Pasé de no tener para comer a cobrar unos 40.000 dólares por bolsa. Hoy en día con lo que yo hice durante mi carrera luego fue una cifra ínfima, pero en su momento para mí fue lo máximo.

Personalmente salí de un pozo depresivo del cual era muy difícil salir. Tenía además un tipo que era un desgraciado que quería 'pisarme' la cabeza, por momentos lo hizo, pero lo resistí y lo supere y eso es lo que me hizo sentirme fuerte. El haber tenido una mala persona cerca con poder sobre mí queriendo pisarme y el haber doblegado esa adversidad para mí fue lo máximo.

Ha tenido 56 combates profesionales, ¿cuál es el que recuerda con más cariño?

La pelea frente a Richard Williams. Fui a boxear a Manchester (Inglaterra) y gané ese combate. Siempre lo digo en el monólogo que tengo en el teatro: según empezó la pelea me rompieron la nariz, la mandíbula, dos costillas y un corte en la ceja de quince puntos y con todo salí victorioso. Pero solo nueve días antes me enteré del combate. Salí de pedir comida en Cáritas, fui al gimnasio y me llamaron por teléfono para pelear. Nueve días después me consagré campeón mundial. ¡Cómo no le voy a tener más cariño a esta pelea que a cualquier otra!

«Maravilla» Martínez ERNESTO AGUDO

¿Por qué eligió el Salón de la Fama del Boxeo para anunciar su retirada?

Porque no existe un sitio más emblemático que el Salón de la Fama. Es como para un actor Hollywood. En una reunión anual te puedes encontrar con De la Hoya, Leonard, Tyson, Hollyfield… y estuvieron Mohamed Ali y Larry Holmes y tantísimos mitos del deporte del boxeo. Haber estado ahí en esa fiesta para decir hasta aquí llegué para mí fue maravilloso.

Su vida ha cambiado radicalmente, de pelear ante miles de personas a estar en un segundo plano, ¿cómo se lleva esto?

Lo he agradecido enormemente. No me llevo bien del todo con la fama. Bien es cierto que la fama que me dio el boxeo es la que me abre las puertas de la televisión, del teatro o del cine. O incluso hice un libro y fue best-seller. Pero nunca me gustó la fama.

¿Cómo es su vida después del retiro?

La verdad es que es maravillosa. Tengo unos cuantos kilos de más, pero es que hace más de dos años que no entreno por una lesión en la rodilla y otra lesión en el hombro que está bastante lastimado (lo rota y suena un 'crak'). Dejé el deporte por decirlo así. Cuando puedo entreno, pero con mucha calma. Escribo mucho, me hago un poco el místico, hago teatro, justo terminé ahora una obra en Argentina que se llama “Teatro por la identidad”, algo que es muy valioso para los actores. Es espectacular porque estuve rodeado por verdaderas leyendas en la historia del teatro argentino y he compartido escenario con ellos. Después tengo una obra de teatro que es la que yo escribí que se llama “A veces me dicen maravilla”. También estoy en una banda de música con la que tenemos otro proyecto. Además, voy a grabar una película que no puedo decir el título pero que me han confirmado que se va a hacer. Hay una serie en la que ya hicimos el tráiler y para enero o febrero espero que comience a grabarse. Hoy en día soy un proyecto de actor.

Además tiene la promotora «maravillabox»...

Sí. Es una promotora de boxeo. Actuamos de mánager y hacemos veladas de boxeo. Manejo fichajes, se buscan talentos, se preparan boxeadores que están repartidos por todo el país. Hay algunos chicos muy buenos.

«Escribo mucho, hago teatro, monólogos y tengo una banda de música. Estoy haciendo una serie y voy a grabar una película. Hoy soy un proyecto de actor»

¿Podría decirnos algunos nombres?

Considero que Ferino Rodríguez está próximo a disputar un Mundial y tiene oportunidades de poder ganar. Hay que ver quién defenderá título contra él cuando llegue el momento. Kiko Martínez, a nivel mundial ha perdido ciertos combates, pero a nivel local y europeo arrasa. Necesita quizá otra oportunidad para un Mundial. También tenemos a John Fernández como copromotor. Sergio García también es una bestia o incluso Ángel Moreno. Hay unos cuantos chicos que si los juntamos a todos son un equipo bárbaro.

¿Qué importancia tiene un manáger en la carrera de un boxeador?

Son importantísimos. Es al final y al cabo quien le va a guiar a nivel nacional e internacional. Es fundamental tener un buen mánager, pero eso es un tema aparte. Te vas a encontrar mánagers que llegan a ser auténticos parásitos. Es fundamental que sea honesto, frontal y directo.

¿Qué le puede enseñar un campeón mundial a los jóvenes que se inician en el boxeo?

Que teniendo un objetivo, disciplina, constancia y mucha resistencia (se señala el tatuaje que tiene en el brazo con la palabra resistencia) se pueden lograr los propósitos de la vida.

¿Cómo ve el panorama actual en el boxeo español?

Difícil, pero como desde hace muchos años. Creo que es una cuestión política y social. Hoy en día lo que dice la televisión va a misa. Por momentos se habló muy mal de boxeo y por momentos los boxeadores hicimos cosas malas como para alimentar ese monstruo que nos terminó por devorar a nosotros. Pero materia prima hay y es la base. Cuando tenemos la esencia y la base que son los boxeadores, a partir de ahí se puede construir un imperio y creo que tenemos a los boxeadores adecuados para ello.

¿Se puede ser campeón del mundo entrenando exclusivamente en España?

Se puede ser campeón del mundo entrenando en cualquier país. No existen países desarrollados y subdesarrollados, existen mentes desarrolladas. La mente desarrollada te va a llevar a ser mejor en el aspecto de la vida que quieras.

«Yo entrenaba más que el resto porque tenía mucho miedo a que me pegaran una paliza. Odio perder»

¿Y qué me dice del aspecto psicológico?

Es fundamental. Yo entrenaba como un salvaje y estaba psicológicamente dispuesto a darlo todo. Yo entrenaba más que el resto de boxeadores seguro. ¿Por qué? Porque yo le tenía mucho miedo a que me pegaran una paliza o a que me pasase algo y tenía mucho miedo a perder. Odio perder, sobre todo en el deporte

Sergio, usted también es un especialista en este ámbito, ¿no?

Me gusta mucho hablar, ¿se nota no? (risas). Doy charlas motivacionales, «couching», charlas en cárceles o en hospitales… También a otros deportistas y boxeadores también. Como todo está relacionado en esta vida, todo es una cosa al final y al cabo, por lo que es solo cuestión de trasladar el boxeo a cualquier otro orden de la vida.

Como sabrá, los boxeadores profesionales podrán ir a los Juegos Olímpicos desde este mismo año. ¿Qué opina al respecto?

Me parece una salvajada, una aberración. Alguien tiene que terminar en la cárcel antes de que otro boxeador termine en el cementerio. Imagínate al De la Hoya que fue en la pelea en los Juegos de 1992 al que fue frente a Julio César Chávez Jr. ¿Qué pasa? Lo mata. Lo manda al hospital o al tanatorio. La decisión de la AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur) es el peor error que podía cometer una entidad en la historia. Es un error grotesco.

Pero… ¿y si solo van boxeadores profesionales y no se mezclan con amateurs?

Bueno... ahí, perfecto. Pero hay que ver cuáles son los requisitos, cuál es el récord de cada uno. Creo que lo mejor es dejar a los profesionales como están y a los amateur como están. Para que puedan crecer paso a paso.

«Me parece una salvajada que los boxeadores profesionales compitan en los Juegos Olímpicos»

¿Es una espina clavada el no haber podido pelear por una medalla para su país en los Juegos Olímpicos?

No. No. Yo disputé mundiales de amateur. No fui a los Juegos de Sidney 2000 porque faltaban casi dos años para que se realizasen cuando yo me convertí en boxeador profesional, que no podían acudir. Me centré en ser campeón mundial en lugar de ser campeón olímpico amateur.

Mayweather, Pacquiao y Maravilla Martínez encabezaron la lista de los mejores púgiles libra por libra y ahora están retirados… ¿Se está quedando el boxeo huérfano de superestrellas?

¡Me estás llamando superestrella! (risas). Creo que no. Simplemente estamos en un periodo de transición. Es lógico que los veteranos se tengan que ir en algún momento. Los tres nos fuimos antes de que el boxeo nos eschase a patadas. Si bien me fui con una derrota ante Cotto, me fui cuando yo quise. Es como una carrera de relevos. Ahora tenemos que pasar el testigo a algunas figuras que vienen pisando fuerte y que estarán ahí arriba.

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