Salvador Sostres - Todo irá bien

Las seis horas

Bartomeu sabe que lo que va a acabar con su presidencia serán las comprometedoras conversaciones de Sandro Rosell

A pesar del monumental engaño a los socios que supone el escándalo de los asientos liberados, Bartomeu sabe que lo que va a acabar con su presidencia no son estas entradas sino el resumen de seis horas de las comprometedoras conversaciones de Sandro Rosell que el juez tiene en su poder tras los dos años en que le intervino el teléfono.

En ellas se escucha a Rosell cuando ya no era presidente del Barça dando órdenes a su sucesor para tapar sus trapicheos y tan claro queda que dimitió al ver venir los problemas judiciales que iban a hundirle como que Bartomeu asumió la presidencia para proteger a su compinche aprovechándose de la imagen institucional y de los recursos del Barça. La crudeza de las conversaciones es tal que Bartomeu –que conoce su existencia y naturaleza– no tendrá más remedio que dimitir cuando salgan a la luz. Se especula con que dejará en el cargo al directivo Jordi Cardoner tal como Rosell le colocó a él, pero precisamente Cardoner es el directivo afectado por el fraude de los asientos. Es más que probable la única salida que a esta banda finalmente le quede sea una nueva convocatoria electoral.

Cuando hace unos días el excandidato a la presidencia del club Agustí Benedito dijo que Bartomeu no podría aguantar la presión y que más temprano que tarde tendría que dimitir, se refería, entre otros líos, a la situación en la que va a quedar cuando el juez haga públicas unas conversaciones que demuestran que el actual presidente del Barcelona no es más que el títere de un delincuente al que esperan varios años de merecida cárcel. Ningún presidente había jamás utilizado el nombre y el dinero del club de un modo tan groseramente abyecto como Rosell y Bartomeu, que quedarán para siempre retratados ante la afición culé cuando se les escuche hablar pensando que no les oye nadie.

Mientras Joan Laporta ha quedado judicialmente exculpado de cualquier insinuación que ponga en duda la transparencia de su mandato, los que se presentaron a la presidencia del club acusándolo de corrupto agonizan en su farsa: Rosell en prisión preventiva y Bartomeu con los días contados.

Tal como cuando el nuñismo colapsó de tiniebla y mediocridad el Barça tuvo que prácticamente refundarse con Laporta, Cruyff, Ronaldinho y Rijkaard (luego vinieron Messi y Pep), también ahora tendrá que arrasar con todo y volver a empezar si quiere salir del lodazal donde se encuentra dramáticamente instalado.

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