Dopaje
Sangre bajo mayor control
Científicos desarrollan un método para detectar el dopaje por autotransfusión sanguínea, el mayor reto para las autoridades deportivas
El dopaje a través de la transfusión de sangre o la inyección de eritropoyetina (EPO, proteína que estimula la creación de glóbulos rojos) se ha convertido en un quebradero de cabeza para las autoridades que vigilan la limpieza en el deporte. En los últimos años ha sido el método habitual de los tramposos para aumentar el aporte de oxígeno a los músculos y mejorar su rendimiento, y ha provocado algunos de los escándalos más impactantes, como la operación Puerto o el caso Lance Armstrong.
En contraste con la transfusión de sangre alogénica (de otro individuo), el método para descubrir la transfusión autóloga (ABT por sus siglas en inglés: cuando se reinfunde al mismo sujeto que la había donado con anterioridad ) presenta dificultades. El pasaporte biológico, que contrasta los resultados de las pruebas realizadas durante un tiempo y alerta de variaciones sospechosas en los niveles sanguíneos, no es desde luego la panacea. De hecho, las microdosis son indetectables, y los atletas suelen atribuir esas variaciones a la exposición a la altitud, el estrés por calor, enfermedades... o incluso la menstruación, como argumentó Marta Domínguez.
Un equipo de científicos e investigadores de diversos laboratorios y centros universitarios ha desarrollado un nuevo método para combatir este tipo de dopaje. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista «Transfusion Medicine Reviews» de Elsevier –la mayor editorial de literatura científica del mundo– en vísperas de los Juegos de Río, sacudidos por la ausencia de deportistas rusos señalados por dopaje.
Varias fórmulas existentes ayudarían a arrojar luz sobre la transfusión autóloga que aún se escapa a muchos de los controles practicados por las autoridades. Entre ellas, destacan los marcadores de hemoglobina (proteína de la sangre que transporta el oxígeno desde los órganos respiratorios hasta los tejidos); la detección de cambios genéticos ; factores relacionados con los niveles de hierro o el empleo de marcadores biológicos que revelan si la sangre ha sido previamente almacenada. «La combinación de estos marcadores mejora la precisión de diagnóstico y proporciona una herramienta poderosa para la medicina personal», afirma el doctor Nicolas Leuenberger , del Laboratorio Suizo para el Análisis del Dopaje y uno de los expertos encargados del estudio.
El metabolismo del hierro está involucrado en la producción de glóbulos rojos y hemoglobina; cuantificar las proteínas implicadas en la regulación de este metal puede ofrecer una alternativa válida para la detección de la ABT. La extracción de sangre y la reinfusión provoca alteraciones características en varios marcadores de la eritropoyesis (formación de glóbulos rojos), dejando una huella digital característica sobre la biología del atleta. Y los análisis de orina indicarían la presencia de plastificantes procedentes de las bolsas de almacenamiento de la sangre.
Dice el tópico que la trampa corre más que la ley, pero es posible que estemos en el principio del fin de la era de las autotransfusiones que han abierto atajos hacia la gloria. Y, al mismo tiempo, que haya médicos y entrenadores sin escrúpulos que estén probando nuevas fórmulas –el dopaje genético– para crear súperatletas.
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