Patines

El roller derby, el deporte feminista que crece en España

Practicado mayoritariamente por mujeres, este desconocido defiende valores como la igualdad, la inclusividad o el empoderamiento

Varias jugadores del Roller Derby, durante un entrenamiento Maya Balanya
Carlos Tristán González

Carlos Tristán González

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Cerca de veinte mujeres se reúnen tres días a la semana en un polideportivo del barrio madrileño de Aluche. Lo hacen cuando cae la noche y han terminado su jornada laboral. Ataviadas con protección en todas sus extremidades, comienzan a practicar un deporte desconocido para la inmensa mayoría. Varias curiosos se asoman al recinto y tratan de entenderlo, aunque de primeras no resulta fácil. Mientras, ellas chocan y saltan encima de unos patines. Eso que practican se llama roller derby.

Patricia , una de las jugadoras, ha llegado tarde al entrenamiento. Mientras se cambia, atiende a ABC e intenta arrojar algo de luz: «El roller derby requiere mucha fuerza: física y mental . Es un deporte de contacto y por tanto recibes golpes y te caes al suelo. Necesitas fuerza para levantarte. Además, es muy estratégico y muy táctico. Lo que te hace ganar es jugar en equipo».

Llegó a España hace poco

Nació en Estados Unidos en los años treinta y aterrizó en Europa hace unos pocos años. Desde entonces, y pese a sus limitaciones, no ha dejado de crecer: «Está autogestionado y es muy importante hacer eventos para darlo a conocer. Llevo tres años practicándolo y he notado que ha crecido», narra Susana , una de las jugadoras. «Es parecido al rugby, pero sin pelota» , dice otra. Lo que también resulta destacable del roller derby es la alta presencia de mujeres en él: «Originalmente es un deporte femenino. El 95 % somos mujeres », cuenta Marta.

«Nace del feminismo y es un deporte inclusivo, con perspectiva de género y respetuoso con la diversidad»

Aunque la Federación Española de Patinaje reconoce este deporte, el roller derby no goza de ninguna subvención. Ello dificulta su desarrollo, pero a su vez consigue ser fiel a su esencia: «El roller derby tiene unos valores muy concretos respaldados por la WFTDA , la organización internacional que rige este deporte: inclusividad, feminismo, respeto a la diversidad... Está a años luz de las organizaciones tradicionales», dice Marta. Desde ARDE, Asociación del Roller Derby de España , añaden lo siguiente: «Hay comunidades autónomas en las que el trabajo de las federaciones regionales es cercano y positivo. Ser un deporte autogestionado y con valores horizontales en cuanto a la organización resulta, en algunas ocasiones, difícil de compaginar con las federaciones».

Los partidos escasean, por el número de equipos y la dificultad para organizarlos. Aun así, el Roller Derby Madrid juega un encuentro o un torneo al mes: «Las competiciones que hay son por invitación o por clasificación. El resto que se juega es apalabrado y el resultado sí que computa para una clasificación mundial», cuenta Patricia . Pero pese a las complicaciones, el roller derby está en auge : «Los equipos se están profesionalizando, son sólidos y estables, y las expectativas son seguir construyendo un espacio de empoderamiento a través del deporte donde cualquier persona pueda encontrar su espacio», dicen desde ARDE. Ya hay 27 equipos en toda España.

Un deporte reivindicativo

El roller derby rompe con muchos tabúes . Es un deporte de contacto, algo que para quienes lo practican es una manera de reivindicar el empoderamiento femenino: «Cualquier mujer que tiene la libertad de hacer lo que quiera sin ser juzgada por ello está posicionándose frente al machismo. El roller derby lucha contra la idea de la masculinidad en el deporte. En Viena, por ejemplo, hay un equipo cuyos animadores son hombres. Ellos reivindican esa parte: no hay roles y si quiero puedo ser animador», explica Susana.

Sobre la espalda de cada jugadora, además, hay serigrafiado un mote. Lejos de tratarse de palabras vacías, cuentan que es una manera de significarse en la pista: «Es como un alterego», dice Patricia, que explica que «Bambi killer» se refiere a que su personalidad, dulce, se transforma cuando se pone los patines. Susana, por su parte, usa «Nenaza» para dar la vuelta a los insultos que alguien puede sufrir en su infancia: «Digamos que yo ahora “me peleo” y me doy golpes con la gente bajo el mote de Nenaza. Es una especie de reivindicación », sentencia.

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