Un refugiado olímpico

El atleta sirio Ibrahim Al-Hussein perdió un pie en la guerra. Sin embargo, hoy correrá con la antorcha olímpica a través de un campamento de acogida griego

Al-Hussein tiene 27 años y ahora trabaja como camarero en una cafetería en Atenas ACHILLEAS ZAVALLIS

BEGOÑA CASTIELLA

« Voy a hacer realidad mi sueño : competir en los Juegos Olímpicos, y ahora tendré el honor de llevar la antorcha». Quien habla así es el refugiado sirio Ibrahim Al-Hussein, que a finales de 2014 llegó a la isla griega de Samos desde la costa turca.

Tiene 27 años y trabaja diez horas al día como camarero en una cafetería ateniense. En Siria era un deportista profesional antes del estallido de la guerra: vivía en la ciudad de Deir Ezzor, al noreste del país, cerca de la frontera con Irak, y practicaba baloncesto y judo además de natación. Soñaba también con participar un día en los Juegos Olímpicos. Se solía tirar al agua del río Éufrates desde el bonito puente colgante de Deir Ezzor.

Todo cambió en poco tiempo: el puente fue destruido en otoño de 2014 por las Fuerzas Aéreas sirias y dos años antes, en 2012, Ibrahim resultó herido por una bomba mientras socorría a un amigo. El resultado: tuvieron que amputarle parte de su pierna derecha, por debajo del tobillo. «Me costó aceptarlo, pero ahora, aunque he perdido una pierna, me considero como los demás».

Ibrahim obtuvo asilo político en Grecia y ha podido seguir nadando y jugando al baloncesto en silla de ruedas desde que vive en Atenas gracias a la ayuda de una asistenta social y de ALMA, una ONG que ayuda a deportistas con discapacidades físicas.

Comenzó a entrenarse de nuevo en la piscina de las instalaciones olímpicas que se encuentra en Marusi, ayudado por su entrenadora Eleni Kokkinou. Para ello se tiene que quitar su pierna protésica. Poco a poco recuperó su fuerza, luchando para volver a conseguir su récord personal en los 50 metros de estilo libre. Casi lo ha conseguido: está en 28 segundos, tres más que su marca antes de perder parte de la pierna.

Por eso, las autoridades griegas han programado que sea Ibrahim quien corra hoy con la antorcha olímpica , que se prendió el 21 de abril en el santuario de Olimpia, en el Peloponeso. Y lo hará a través del campo de acogida de Eleona, situado en una zona industrial de la ciudad de Atenas y donde ahora se encuentran 1.500 refugiados viviendo en contenedores.

La ide a surgió durante la visita de miembros del Comité Olímpico Internacional al campo de Eleona, el mejor de todos los que están ahora funcionando en Grecia. El objetivo del Comité Olímpico es «mostrar solidaridad con los refugiados del mundo en un momento en que millones de ellos huyen de la guerra y las persecuciones». Y para Ibrahim, el correr con la antorcha «es un honor». Se ha convertido en un símbolo de superación. Y le gusta su vida en Atenas. También será un símbolo ver el equipo de refugiados que competirá en los Juegos de Río: provienen de distintos países y lo harán bajo la bandera olímpica. Son campeones de la superviviencia.

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