GOLF - Masters de Augusta

Jon Rahm le vuelve a ganar la partida a Tiger Woods

El español supera la presión y firma un golpe menos que el astro en la primera jornada del Masters

Jon Rahm está pasando como un ciclón por el Masters de Augusta REUTERS

MIGUEL ÁNGEL BARBERO

No cabe duda de que a Jon Rahm no le gustan las medias tintas. Ya desde que era amateur avisaba de su intención de convertirse en el número uno del mundo y en superar los 18 majors de Jack Nicklaus . Y su arranque en la etapa profesional está siendo espectacular. En solo tres temporadas ya ha ganado seis veces, ha llegado a ser número dos del ranking y ya ha peleado por dos grandes.

En su línea de ir cumpliendo sus objetivos poco a poco, el pasado mes de septiembre le llegó el reto de jugar por vez primera con su ídolo, Tiger Woods . Y no solo no sintió los nervios del momento, sino que le ganó con solvencia y consiguió un punto de oto para el conjunto europeo. Su siguiente encuentro directo con el mito se produjo en el Hero World Challenge , el campeonato de final de temporada que organiza el californiano, y en el que ambos se cruzaron en el momento de la entrega de premios: el español venció de calle y el estadounidense esbozó su mejor sonrisa para entregarle el trofeo acreditativo de su gesta.

Sin embargo, seguí faltando ese duelo cara a cara en un torneo stroke-play (por golpes) y los organizadores del Masters quisieron darle ese gusto a los aficionados. Durante las dos primeras rondas iban a compartir juego y el vasco fue el primero en congratularse por ello. «Mira qué bien, la última vez no se me dio nada mal la experiencia, o sea que estoy deseando repetirla», comentó con guasa al conocer la noticia.

Y no le pudo salir mejor la experiencia en la primera jornada, pues le fue marcando la ruta a la estrella y firmaron una partida de lo más espectacular, un toma y daca en el que nunca faltó el interés.

Cada uno a lo suyo

Conociendo el carácter del Tigre , no era esperable que fuera a intercambiar grandes gestos con sus rivales (el chino Haotong Li era el convidado de piedra del grupo). Y, de hecho, fue jugando durante toda la mañana a su aire, con los actos de cortesía mínimos imprescindibles. "Un par de veces intenté hablar con él, pero iba muy concentrado y ya noté que no estaba para charlar", reconoció al terminar. La parte de buena de esta actitud es que dos no pelean si uno no quiere, de manera que esa ausencia de cariño la aprovechó Jon para concentrarse si cabe más en su juego y así ir sacándole el máximo partido a un campo sorprendentemente firme para la cantidad de agua que recibió en los días previos.

Incluso, Rahm superó con nota el hecho de compartir el partido estelar y no le afectó en absoluto. "Precisamente en este campo, como las primeras cinco o seis filas son de sillas, no hay tanto movimiento cuando se mueve la gente y nunca me han distraído", apuntó. Así que fue asentándose con algunos golpes geniales (como el que pegó desde los árboles del hoyo 11, que le abrieron la puerta a un birdie inesperado) y pudo borrar la mala sensación que le produjo su único fallo del día, un tropiezo en el cómodo hoyo 8. Le motivaba el ver que su héroe no sólo no se despegaba, sino que tenía que sudar sangre para seguirle el ritmo (Woods sacó el puño con rabia cuando le empató en el liderato en el 14), por lo que se vino arriba en los momentos finales de su vuelta.

Como Tiger pinchó en el 17 (ayer el final de recorrido no estaba tan asequible como en otras ocasiones), Rahm pudo sacarle ese punto de ventaja que, aunque no sirve de mucho con 54 hoyos por delante, sí que es una muesca más en el revolver particular que tiene con el nombre del genio. Con tres bajo par para el español y dos abajo para el norteamericano acabó una vuelta que, si no sirvió para reforzar una amistad, sí que fue el comienzo de una gran rivalidad. A partir de ahora, Woods ya sabe dónde tiene un contrincante duro de roer.

De cara al torneo, lo importante es que el español está bien colocado. "Estoy muy contento, pues sin tener el día del todo bueno he sido capaz de poner la bola donde quería la mayoría de las veces. Y cuando me he puesto en situaciones complicadas, luego he conseguido salvar el par. Gracias a eso he hecho la mejor vuelta que he podido hacer", concluyó.

El resto de los españoles no pudo brillar al mismo nivel. Sergio García , alejado de todo el ruido que producía la marabunta de público que seguía al partido del torneo, terminó sin poderle ganar al National al no estar acertado en los greens (+1) , mientras que a Chema Olazábal se le hizo muy largo el campo (+6) .

Rafa Cabrera, por su lado, estuvo cerca del precipio cuando hizo un triple bogey en el hoyo 10, pero mantuvo la cabeza fría y remontó en el tramo final hasta firmar un (+1) que le deja dentro del corte provisional.

La emoción en esta primera jornada se mantuvo hasta el final, ya que los dos colíderes salieron de los dos partidos de cierre. En el penúltimo llegaba Bryson DecHambeau, que con cuatro birdies en los cuatro últimos agujeros acabó con (-6), una marca que igualó Brooks Koepka, para quien su racha triunfal se situó entre el 12 y el 15.

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