Golf
Jon Rahm tiene un discípulo
Debut de Alejandro del Rey como profesional siguiendo la estela del númro dos mundial
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Cada vez que un joven destaca en el mundo del golf surge una comparación recurrente: va a ser el nuevo Ballesteros. Las ganas que existen de contar con nuevas figuras hacen que la mayoría de las veces a los novatos se les cargue con una presión excesiva que luego lastra sus carreras. De ahí que lo más prudente sea analizar las similitudes de los recién llegados con las estrellas a imitar cuando tenían su misma edad. Y no es descabellado aventurar que Alejandro del Rey pueda ser el nuevo Jon Rahm.
No es cuestión de buscarle un heredero al actual número dos del mundo. A sus 25 años, el vizcaíno todavía tiene por delante una vida de éxitos; sin embargo, no deja de ser significativa la similitud que ofrece su trayectoria con la de quien le viene pisando los talones, este chaval madrileño tres años menor que hoy accede al profesionalismo. Después de concluir sus estudios de ADE y Sociología en Arizona State (la misma universidad de Rahm) y, a pesar del parón por la pandemia, ha pedido su cambio a la categoría máxima y hoy se doctorará en el Circuito de Madrid. Tendrá a su lado a Santi Luna, Pedro Oriol y Pablo Herrería, otros paisanos curtidos en mil batallas internacionales. «No podía pedir un partido mejor para estrenarme -confiesa el doctorando-. Pit y Pablo son dos jugadores que me han ayudado mucho y han sido siempre muy amables y generosos conmigo, me han dado muchos consejos durante mi formación y Santi es un icono del golf español. Le conozco menos pero el poco trato siempre ha sido muy bueno».
Anteriormente había participado en algún torneo pro sin opción a premio económico, pero eso no le llenaba. «Me daba la sensación de que estaba allí de relleno; era un invitado, no me había ganado por mí mismo la plaza. Ahora ya siento que puedo competir en igualdad de condiciones con mis nuevos compañeros», señala confiado. Aunque la crisis sanitaria ha trastocado todos los calendarios y le va a poner difícil su debut en los grandes circuitos, Álex no ha dudado al dar el salto. «Desde que era pequeño soñaba con hacerme profesional en cuanto acabase la carrera y no podría aguantar un año más como amateur; tenía que ascender ya o nunca me lo habría perdonado», asegura con una sonrisa.
Sobre todo porque le quedaba poco margen de mejora en el terreno aficionado. Ya había sido campeón europeo y mundial (como Jon) y triunfado en la meca de los universitarios españoles en Estados Unidos. «En Arizona pasé cuatro años geniales, con una mezcla de orgullo y responsabilidad. Por allí han pasado grandes compatriotas (Cañizares, Rahm, Azahara Muñoz o Carlota Ciganda) y desde el principio noté la presión de tener que igualar sus resultados. No lo hice mal del todo», bromea cuando se le recuerdan los cuatro torneos ganados y su ascenso a las tablas de registros históricos del centro: se marcha de allí en segundo lugar en la de eagles logrados (por detrás de Jon) y quinto en la de birdies (le superan el vasco y Cañi).
Del Rey confía en su juego agresivo para hacerse notar en las pruebas europeas que pueda disputar a partir del verano, una vez que el Challenge Tour defina su calendario. Y será ahí donde pueda poner en práctica los consejos de primera mano que ha ido adquiriendo como una esponja de sus predecesores. «Tanto Jon como Carlota viven cerca de la universidad, por lo que coincidíamos en los entrenamientos. Siempre han sido muy majos conmigo y me han enseñado mucho, sobre todo en lo referente a su actitud para entrenarse y competir hasta llegar a ser estrellas en este deporte. Y luego ayuda mucho ver cómo siguen siendo los mismos a pesar de haber triunfado».
Ambos le han aconsejado que nunca deje de ser paciente. «Yo soy bastante nervioso por naturaleza y me gusta conseguir las cosas a la primera; pero he aprendido de ellos que no hay que tener prisas, que la carrera del golfista es muy larga y lo importante es ir subiendo peldaños poco a poco, porque el éxito le llega a cada uno en su momento», concluye el neopro.