COVID-19

Jon Rahm: «Saquemos partido a este encierro reforzando a las familias»

El golfista español apuesta por la solidaridad y la responsabilidad para acabar con la pandemia

Jon Rahm afronta con responsabilidad su confinamiento voluntario en Arizona AFP

Miguel Ángel Barbero

Si hay un deportista que desde el principio se ha mostrado comprometido con la lucha frente al coronavirus, ese es Jon Rahm . El golfista, desde su perspectiva europea, avisó a los estadounidenses de lo que se les venía encima, pero sin éxito. Y eso le hizo ser muy duro, sobre todo con los jóvenes.

—¿Por qué se enojó tanto en los primeros momentos de la crisis?

—Es que me sacaba de quicio ver que, aunque ya se estaban mandando mensajes de quedarse en casa, los chavales no hicieran caso y se marcharan a Florida y a otras zonas turísticas de fiesta. Aquí tenían las vacaciones del «Spring Break», el equivalente a nuestra Semana Santa escolar, y estaban más pendientes de diveritrse que de otra cosa.

—De usted siempre se dice que es muy maduro para su edad, pero hace solo cuatro años que dejó la universidad.

—Por eso me sentía legitimado para hablar con ellos, con los milenials, yo también me considero uno de ellos. Lo que pasa es que si no lo vivimos de cerca pensamos que los problemas nunca nos van a alcanzar y por eso a veces hay que dar un toque de atención.

—Desde su casa de Arizona, ¿cómo sobrelleva ahora la situación?

—Bueno, aburrido, porque aunque aquí no está prohibido salir a la calle, mi mujer y yo nos confinamos voluntariamente por si acaso. En las últimas tres semanas sólo he ido tres o cuatro veces a la compra y al fisio, para que me tatara el hombro. Que aquí no estemos en cuarentena oficial no quiere decir que no tengamos responsabilidad y considero que todos debemos estar en casa haciendo lo máximo para no propagar este problema.

—¿Y qué sabe de su familia?

—Hablamos a diario y eso es lo más importante para mí, ver que ellos están bien. Mi abuela es mayor y tiene asma, o sea que está en el grupo de riesgo, pero estoy tranquilo porque soy consciente del trabajo que se está haciendo en toda la sociedad. Es muy emocionante.

—Además, usted lo vive de primera mano porque su madre es sanitaria.

—Sí, es matrona y estoy al tanto de la labor que se está realizando en tantos sectores básicos de la sociedad, por lo que desde aquí me sumo a ese aplauso diario que reciben.

—¿Qué lectura positiva se puede sacar de una crisis como esta?

—Pues que, aunque sea por este drama, ahora pasamos mucho tiempo juntas las familias y debemos aprovecharlo para hablar y para conocernos mejor. Cuando vuelva la normalidad volveremos a nuestra rutinas y estas experiencias no nos las quitará nadie. Saquemos partido a la cercanía.

La temporada, secundaria

Ante un drama social como el que sacude a la sociedad internacional en estos momentos, hablar de deporte puede resultar hasta superfluo. Sobre todo cuando en estos momentos no se pueden hacer nada más que conjeturas ante lo que podría haber pasado y lo que aún tiene que llegar.

—Entremos en el juego de las especulaciones, pues esta semana se tendría que estar disputando el Masters de Augusta. ¿Se veía preparado para ganar la chaqueta verde?

—Siempre he dicho que el campo del National se entiende mejor según lo vas jugando y, después de tres años, creo que ya iba conociéndolo mejor. No cabe duda de que venía en gran forma y de que estuve a punto de ganar a primeros de año en Torrey Pines, pero comencé mal la última vuelta y Mark Leishman no dio su brazo a torcer. Fue una pena y un poco extraño, porque estaba muy consistente y que fastidia un poco no ganar, pero cada campaña que pasa me siento más conforme con mi juego.

—¿Y no teme perder la forma durante este parón? ¿Qué hace para mantenerla?

—Lo cierto es que no he vuelto a tocar un palo desde nos suspendieron el The Players después de la primera jornada. Al día siguiente volví a casa (el 13 de marzo) y hasta ahora, que me han mandado una red para dar bolas en el jardín y una alfombra para patear, no he vuelto a hacer nada. Me lo tomo como si fuera el final de temporada.

—Ya, pero a diferencia de lo que sucede en el parón navideño, aquí no hay una fecha concreta de retorno. No dejan de cancelarse torneos.

—Por eso, no sirve de nada obsesionarse con una planificación que no valdrá para nada. En diciembre y enero había aprovechado para cambiar algunas cosas técnicas y, obviamente, dieron resultado. Como ahora tendremos un par de meses para volver a empezar y regresar a la temporada es mejor tomárselo con calma.

—Lo más lógico es que todo gire en torno a recolocar los grandes en el calendario y luego ajustar los demás torneos importantes. ¿Tiene noticias de por dónde van a ir los tiros?

—No tengo ni idea, lo que voy escuchando en las noticias. Lo que sé es que va a ser muy duro después de agosto, con muchísimas pruebas concentradas en pocas semanas. Es muy complicado porque al final todo depende cuando empecemos a jugar. El PGAChampionship y el Masters ya están aplazados, pero todavía no se sabe si jugaremos el Open USA (junio) ni el Open Británico (julio). Y qué decir de la Ryder Cup (septiembre). Por eso digo que ahora es imposible hacer planes.

—Lo que está claro es que este parón no le va a quitar sus ansias de triunfo. ¿Cómo combate la ansiedad?

—Yo soy golfista y lo que quiero es jugar, es mi trabajo, pero tampoco quiero hacerlo de una manera precipitada o sin seguridad. Ahora mismo todo pasa por que se solucione la pandemia y conseguir que los torneos sean unos lugares seguros en los que ni jugadores, ni trabajadores, ni público corramos riesgos. Hasta entonces yo me quedaré apalancado, tratando de pasar el tiempo de la mejor manera. Llevo desde los 13 años fuera de casa y, aunque sea por un motivo tan duro, trataré de sacarle provecho.

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