Dakar
El plan secreto que lleva a Fernando Alonso al Dakar
El asturiano será el primer campeón de Fórmula 1 en correr el rally del desierto
La idea permanecía en algún recodo del cerebro de Fernando Alonso desde que descubrió en 2018, algunos meses antes de anunciar su retirada de la Fórmula 1 el 15 de agosto, que su nivel le autorizaba a competir y ganar en otras disciplinas del automovilismo. Mientras penaba con el McLaren en la F1 se regaló un triunfo monumental en las 24 Horas de Le Mans y un año antes había encabezado durante muchas vueltas las 500 Millas de Indianápolis. Por ese afán conquistador, por el deseo de convertirse en el piloto más amplio y multidisciplinar de la historia del motor, Alonso empezó a pensar en correr el Dakar. Arena, desierto, zanjas, obstáculos, un copiloto... Lo más alejado a su trayectoria de 17 años en los circuitos de la Fórmula 1. Ayer confirmó oficialmente en Salou que correrá el próximo rally Dakar. Lo hará con el equipo Toyota y Marc Coma, cinco veces campeón de la carrera en motos, sentado a su derecha.
Hace algo menos de un año, entre la prueba de Resistencia de las 6 Horas de Shanghai (18 de noviembre) y su último Gran Premio de Fórmula 1 (26 de noviembre, Abu Dabi), el universo Alonso ya concebía como una posibilidad cierta la participación en el Dakar. El rally estaba en su agenda, como publicó ABC, por el empeño del asturiano en transformarse en el piloto total , aspirante a cualquier récord, a cualquier desafío en cualquier modalidad del motor. Alonso lo explica como un libro abierto en su cuenta de Twitter. Antes era «piloto de McLaren» y hoy es «campeón del mundo de karting, campeón del mundo de F1 y Resistencia, ganador de las 24 Horas de Le Mans y las 24 Horas de Daytona».
A ese palmarés integral no pudo añadir las 500 Millas de Indianápolis, otra variante de los monoplazas que disputó en 2017 con el equipo de Andretti y que pifió en 2019 al no clasificarse para la carrera con un prototipo sin cuajar de McLaren. Aquel plan de la denominada triple corona (el GP Mónaco de F1, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis) queda de momento en suspenso a la espera del debut del español en el Dakar. Será el primer campeón de la Fórmula 1 que participe en el rally del desierto. « Es, sin duda, el mayor reto de mi vida », dijo ayer Alonso en Salou, donde Toyota dio a conocer su extenso equipo para el Dakar, compuesto ahora por cuatro coches (Al Attiyah, el vencedor de 2019, condujo un Toyota Hilux).
El desembarco del asturiano en el rally viene precedido de un trabajo concienzudo en los despachos y en las pistas de arena. Su manager, Luis García Abad, y él mismo se han reunido varias veces con Yann Le Moenner , el CEOde Amaury Sport Organisation (ASO), la empresa propietaria del Dakar, el Tour de Francia, el periódico L’Equipe y algunas otras marcas de reconocido prestigio. Han establecido puentes fructíferos con la dirección de Toyota en Japón. Y el piloto se ha esmerado en aprender y formarse sobre aquello que desconoce: la conducción en las dunas y los pedregales. Tan diferente al asfalto de los circuitos. «Acelerar y frenar a la vez es un chip que no tenido en 37 años. En asfalto aceleras o frenas porque el motor se pararía. Aquí vas con los dos pedales pisados todo el rato», explicó.
En Arabia Saudí
En el desierto de Namibia se entrenó con un vencedor del Dakar (2009), el sudafricano Giniel de Villiers. En el Rally de Marruecos probó la certeza de la competición en el primer rally de su vida. Y siempre tuvo a su lado el teléfono amigo de Carlos Sainz , dos veces campeón del mundo de rallys y dos veces triunfador en el Dakar. «Respeta la carrera», le aconsejó el veterano madrileño.
El Dakar, que dejó África en 2009 para disputarse en Sudamérica, cambiará de sede en 2020 a Arabia Saudí (del 5 al 17 de enero). « Tengo cero opciones de ganar –visualiza Alonso–, pero digo que tengo un 1 por ciento por llenarme de alguna ilusión».