Alpinismo
Plan de choque para el Everest
Tras las diez muertes registradas en la temporada pasada, Nepal estudia nuevas reglas para evitar que cualquier persona sin experiencia pueda intentar el ascenso a la cima
La imagen del atasco en la cima del Everest tomada el año pasado por el nepalí Nirmal Purja sirvió para mostrar al mundo la dimensión de un problema que los alpinistas más puros llevaban décadas denunciando. El techo del mundo se ha convertido en un circo donde vale casi todo con el único objetivo de pisar la cima. Miles de «turistas» convertidos por unos días en escaladores pagan para allanar su camino y cumplir el sueño de ascender al coloso del Himalaya . Anhelo que se tornó en muerte para diez de ellos el año pasado, lo que obligó al Gobierno de Nepal a reflexionar para poner solución a un problema de masificación que va a más cada año que pasa.
« He visto a gente que aprende a abrocharse los crampones -suela de metal que se acopla a las botas para caminar sobre el hielo- en el campo base del Everest . Luego les suben en helicóptero al campo 2, les atiborran de oxígeno y les “cosen” la montaña de cuerdas hasta la cumbre. Así suben muchos y ni siquiera de esa forma se evitan los accidentes que hay todos los años. Porque esa gente sin experiencia en la montaña, cuando hay algún problema, dependen de los sherpas para bajar al campo base. Sin ellos, están perdidos», explica a ABC Sergi Mingote , uno de los alpinistas españoles más experimentados en el Himalaya.
El catalán, inmerso en un proyecto para ascender los 14 ochomiles del planeta en menos de 1.000 días , está convencido de que «algo hay que hacer» para frenar la masificación del Everest y evitar los accidentes mortales. Lo que no tiene tan claro es que las medidas planteadas por el Gobierno nepalí sean las adecuadas. «Lo que han anunciado es un poco más de lo que había, pero no son requisitos que vayan a frenar a la gente. Un certificado médico es algo que puede conseguir cualquiera . Y el seguro que quieren imponer es una cuestión económica. Si hay gente que paga más de 100.000 euros por tener una tienda para él solo en el campo base y un cocinero a su disposición, pagar por un seguro o un certificado no va a ser un problema», señala Mingote.
Tres requisitos
En verano, el departamento de turismo de Nepal esbozó las primeras medidas de un plan de choque para el Everest que se hizo públicas hace solo unos días con tres nuevas reglas que entrarán en vigor a partir de la primavera de 2020 si reciben la luz verde por parte del Gobierno.
« La mayoría de las muertes en el Everest son consecuencia de una mala preparación física o de un problema previo de salud », explica Mira Acharya, director del departamento de turismo de Nepal, para justificar la primera de las nuevas reglas esbozadas por su equipo de trabajo. Por eso, a partir de ahora el país quiere exigir un certíficado médico a los expedicionarios para evitar las muertes por fatiga, que fue, oficialmente, la causa de seis de los diez muertos de 2019 en el Everest.
Además, Nepal pedirá que el seguro de cada alpinista incluya más coberturas , especialmente en lo referido a los rescates en altura para que no haya casos como el de Kalpana Das, una ciudadana india que alcanzó la cima el pasado mes de mayo y falleció en el descenso sin más paraguas que su seguro de vida.
El último requisito para recibir el visto bueno al permiso residirá en la experiencia de cada aspirante al ascenso . Un apartado polémico, pues resulta complicado de cuantificar. «En verano hablaron de que se debía subir un pico de 6.500 metros para probar esa experiencia, pero eso es algo relativamente sencillo en el Himalaya, donde casi cualquier trekking de aclimatación te pone por encima de esa altura. En mi opinión, si de verdad se quiere poner límite a la masificación en el Everest se debería pedir experiencia en alguno de los ochomiles y establecer un número máximo de expediciones al año », apunta Mingote.
Esa prohibición de la que habla el alpinista español está ya sobre la mesa del gobierno nepalí, que no descarta establecer un máximo de permisos al año, aunque no para la próxima temporada . En cualquier caso, parece complicado que un país pobre como Nepal, que vive casi exclusivamente del turismo que generan sus montañas, pueda poner freno a ese negocio en los próximos cursos.
Hacer convivir a ese turismo con la seguridad es ahora el reto del país asiático, que quiere evitar una nueva imagen como la que puso en alerta al mundo la pasada primavera.