GOLF
¿Se pasa Jon Rahm al fútbol americano?
La estrella española homenajea en Arizona a su excompañero Pat Tillman, caido en Afganistán
Aunque no le falta cuerpo para hacerlo, Jon Rahm no tiene planeado dar el salto al fútbol americano en absoluto. Lo que ocurre es que todos los años la nueva estrella del golf mundial quiere cumplir con su particular homenaje a Pat Tillman , el héroe de la universidad de Arizona State .
El «linebaker» utilizaba el número 42 cuando jugaba para los Sun Devils y fue uno de los jugadores más seguidos por los aficionados cuando dio el salto al profesionalismo en el conjunto del mismo estado del desierto, los Cardinals . Y tenía por delante una prometedora y saneada vida deportiva (le ofrecieron la renovación de su contrato por 3'6 millones de dólares anuales) cuando su amor a la patria le llamó a dar un giro a su vida: a consecuencia de los atentados del 11-S decidió alistarse al ejército y abandonó el fútbol.
La historia, ya de por sí emocionante, se convitió en épica cuando Tillman perdió la vida en Afganistán en 2004 a causa del fuego amigo, lo que provocó una gran controversia en los Estados Unidos , pues las autoridades trataron que ocultar los hechos para evitar el escándalo. Finalmente, todo esto sirvió para engranceder la figura de Pat y elevarle a la categoría de mito en Arizona .
Desde entonces, se ha convertido en costumbre que los alumnos del centro educativo vistan una camiseta con su número en distintos eventos deportivos. Y qué mejor modo de exhibirla en el mundo del golf que en el Phoenix Open , el torneo con más afluencia de público del PGA Tour (se esperan 600.000 personas esta semana en Scottsdale ). Rahm, que se empapó a fondo de los valores granas en sus cuatro años como colegial, no dudó en poner su granito de arena al homenaje.
Ya vistió la prenda en 2015 , cuando jugó esta prueba como amateur (quedó quinto) y en los entrenamientos de esta misma semana. Pero hacerlo ya en competición, con ese inmenso hoyo 16 repleto de público, significó mucho para los norteamericanos, que ya lo quieren como si fuera uno más de los suyos. El partido en el que lo encuadraron las dos primeras jornadas (junto a Jordan Spieth y Rickie Fowler ) y el cariño que le profesan a ese lado del Atlántico hacen prever un futuro portentoso para el vasco en su carrera.
Esta semana, posterior a su primer triunfo como profesional, ya ha conseguido lo más difícil: sacudirse los nervios después de todo el aluvión de emociones y pasar el corte en su propia casa. Ahora, desde el cómodo menos 3 con el que se plantó en el fin de semana, ya solo le queda disfrutar sin ninguna presión.