Natación
Rafa Muñoz: «Entré en un estado depresivo con el récord del mundo»
El nadador tocó la cima en 2009 y no lo asimiló. Aparcó la piscina, se dio a la bebida y meditó el suicidio
Es Rafael Muñoz (Córdoba, 1988), récord del mundo de 50 mariposa (22.43), triple campeón de Europa y uno de los pocos nadadores españoles con dos medallas (bronce) en un Mundial. Ha anunciado su retirada de la natación y cuenta su historia de altibajos deportivos y personales «para que sirva de ejemplo» y no vuelva a repetirse.
—Tiene un gran palmarés, sólo 28 años y decide retirarse. ¿Por qué?
—Me retiro y lo hago con unos éxitos, pero también después de una época en la que no lo pasé bien. Quiero contar la realidad y crueldad del deporte. En este caso, del deporte minoritario, como la natación. Me quise suicidar dos veces, pero no quiero que la gente se quede con eso. Cuento mi historia porque quiero que sirva de ejemplo y que no vuelva a ocurrir.
—¿Cómo ha asumido la retirada?
—Era momento de tomar otro rumbo. Llevaba un año sin aparecer públicamente y sin competir. Creo que era coherente y correcto comunicarlo ya.
—¿Cuál fue el germen de sus problemas personales?
—Me llegaron los éxitos siendo muy joven (21 años) y apenas tenía madurez. También depende de la magnitud del éxito que tengas. El mío fue muy grande. No supe encajarlo.
—¿En qué momento es consciente de que todo se tuerce en su vida?
—A raíz del récord del mundo —lo logró el 5 de abril de 2009 en Málaga— y de la repercusión mediática que tuvo. Era joven y no tenía a nadie que me lo filtrara. El día después del récord tenía 123 llamadas perdidas. Fue complicado y agobiante.
—En ese momento, optó por parar y viajar en caravana.
—Decidí apartarme del deporte. Viajé de Córdoba a Marsella, donde me entrenaba. El tema es que estuve cinco meses de vacaciones. No me hice cargo de mi responsabilidad de rellenar el calendario antidopaje. No hice bien las cosas. Eso me generó más problemas, como ir al TAS, y tuve que solventarlos. De todo se aprende y espero que esto sirva para que alguien en mi situación no cometa mis errores.
—¿Cómo a un joven con medallas y récords le da por dejarlo todo, beber e incluso pensar en quitarse la vida?
—Porque estás un estado depresivo. Todo te desborda. No ves la solución y no sabes cómo afrontarlo. Es un agobio continuo y desagradable.
—¿Buscó apoyo psicológico?
—Sí, claro. Me puse en manos de un profesional. Creo que es necesario que haya un psicólogo que apoye al deportista en competición y fuera de ella. Sirve de mucha ayuda.
—¿Se sintió solo en ese momento?
—Sí, me sentí solo. La Federación no se puso en contacto conmigo ni me dijo nada. Si tienes un deportista de élite y ves que no da señales de vida, pues llámalo o interésate por él. Así que te sientes solo porque te das cuenta de que no se han preocupado por ti.
—¿Le afectó también la falta apoyos económicos?
—El problema es que no había ni hay una beca paralela que no sea la ADO para los pruebas no olímpicas —era su caso, ya que no hay competición de 50 metros en los Juegos Olímpicos—. Era la queja que tenía, pero eso va a seguir así. No podía afrontar los gastos de entrenarme en Marsella por mí mismo.
—Lo más importante. ¿Cómo salió de ese estado depresivo?
—Yo salí por todo lo alto. Seguí haciendo deporte, me puse nuevas metas y nuevos objetivos. Al final, tienes que concienciarte de que la vida continúa y que es mejor vivirla, y vivirla contento que vivirla angustiado.
—¿Cree que el deporte minoritario está maltratado?
—La natación tiene un «boom» cada dos años, que se produce en los Campeonatos de Europa, Mundiales o JJ.OO. Esa falta de continuidad hace que el «boom», si consigues un gran resultado, dure una semana y luego desaparece. Al no estar adaptado a esa situación, hace que te sientas agobiado.
—¿Considera que su caso es particular o se repite en más deportistas en el deporte español?
—No creo que mi caso sea puntual. Es algo más habitual de lo que pensamos. Quizás no sea tan agravado, a veces, como fue mi situación. Y si lo es, pues hay deportistas que no lo llegan a contar. Phelps también tuvo una recaída tras Londres 2012. Incluso Thorpe. Hay muchos deportistas que quizás no lo han contado y desgraciadamente hoy no están aquí. ¿Por qué? Pues creo que es porque te ves tan abajo o con tanto tiempo libre que no lo asimilas.
—¿Se sienten objetos a exhibir por federaciones e instituciones?
—Te sientes menospreciado. Se podían hacer las cosas mejor y de otra manera. Si el deportista no cumple las mínimas y tiene un buen palmarés, como me pasó a mí por pocas centésimas para ir al Mundial de Shanghái o los Juegos de Londres, hay que darle una oportunidad. A veces te sientes un poco marioneta.