Atletismo

Muere Bernardino Lombao, atleta y exentrenador de Aznar, a los 81 años

El preparador trabajó con el expresidente durante su etapa al frente del Gobierno español

Fotografía de archivo de Aznar y Lombao David Mudarra

Miguel Ángel Barbero

Se ha ido Bernardino Lombao , un personaje único e irrepetible. Con su carácter afable y extrovertido rompía barreras y conseguía hacerse oír en cualquier foro para dar a conocer sus grandes pasiones: el deporte, la comunicación y la familia. En la primera fue un avanzado a su tiempo, destacando como atleta en su juventud (una lesión le alejó de participar en los JJ.OO. de Roma 1960) y, desde entonces, como un preparador físico de primer orden. Su influencia en distintas generaciones de atletas y deportistas (trabajó también en balonmano y baloncesto) le hizo ser admirado y querido por todos ellos, que veían en él a un ejemplo en quien mirarse. No se trataba solo de alguien que les dirigía los entrenamientos, sino que les convencía de sus métodos y predicaba con el ejemplo.

Detrás de su enorme bigote se escondía una persona entrañable, siempre dispuesta a hablar de lo que le apasionaba. “¿Cómo llevas el entrenamiento? Ya sabes que hay que comer bien, ejercitarse y dormir nueve horas para llegar a los 100 años”, comentaba con una sonrisa cada vez que hablábamos. Gallego de nacimiento y donostiarra de corazón, su socarronería parecía más madrileña que otra cosa. “Cada día leo las esquelas para ver por donde van las cosas; mientras sigan cayendo antes los de los años veinte yo sigo tranquilo ”, comentaba con humor negro. A él, que era de 1938, según su teoría le quedaban todavía unos años de gran actividad, pues a sus 81 años seguía igual de inquieto que siempre. Continuaba participando en los Mundiales atléticos de veteranos y, aunque recientemente tuvo que renunciar a saltar con pértiga y participaba en lanzamiento de peso, seguía igual de competitivo. “Mi cadera necesita un buggy” recordaba en sus últimos torneos de golf, aunque eso no el impedía seguir saltando a la piscina desde el tejado cada año para celebrar su cumpleaños. “Cuando ya no lo pueda hacer, malo”, dejaba caer con una sonrisa.

Buena parte de sus enseñanzas las transmitió en primera persona con sus grandes dotes divulgativas , sobre todo en programas de televisión. “De Olimpia a Los Ángeles”, “Objetivo 92” o “Escuela del Deporte” fueron referentes de una época en la que el deporte comenzó a tomar importancia en España. Su prestigio fue tal que José María Aznar le contrató como entrenador personal y todas las mañanas le tenía al pie del cañón en La Moncloa. “Es una auténtica bestia”, comentaba con orgullo de su discípulo.

Echaremos de menos sus llamadas y mensajes, tanto en los que se enorgullecía de los logros que iban alcanzando sus hijos, como en los más personales o en esos en los que mostraba su agradecimiento por las crónicas de un ABC del que era fiel lector. Gracias por haberte conocido, maestro.

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