Masters de Augusta

Los golfistas buscan a la familia en los grandes

García y Cabrera se arropan con los suyos en los torneos importantes

Rafael Cabrera Rodríguez es el principal seguidor de su hijo Rafa

En los majors los jugadores se juegan mucho más que un torneo. Para ellos son cuatro semanas al año en las que les a buen seguro les va a cambiar la vida: a quienes todavía no han ganado ninguno, porque entrarán a formar parte del Olimpo del golf; y a quienes ya los disfrutan, porque la ambición deportiva les llevará a acumular el mayor número de grandes posible. Por eso Tiger Woods , que ya tiene catorce en su haber, está luchando desesperadamente por llegar a dieciocho. Ser el mejor de la historia no está al alcance de cualquiera.

Esta semana en Augusta se repite el panorama y todos los presentes tratan de mentalizarse de la mejor manera posible. El apartado técnico ya lo traen preparado de antes, el físico lo apuran hasta el último momento y el mental es el que más les preocupa. La tensión que se acumula y la enorme presión mediática de un evento de esta magnitud puede hundirles a la menor oportunidad.

Por eso, en estos torneos del Grand Slam , la mayoría de los presentes se rodea de los suyos para tratar de normalizar las cosas al máximo. En lugar de alojarse en hoteles, como el resto del año, los golfistas se alojan en casas en las que se hacen acompañar por sus allegados. Es el caso del campeón Sergio García , que está estrenando su paternidad sin perder un ápice del calor familiar. Hasta Augusta se han desplazado su mujer, su hija, sus padres y sus suegros, con los que trata de llevar una vida de lo más normal una vez que sale del campo del golf. Van a comprar, cocinan, ven el fútbol y hacen lo que cualquier familia en vacaciones. Como jugar al golf un padre y un hijo. “Al ser el campeón defensor, a Sergio le permitieron salir al campo con un invitado el pasado domingo y para mí fue un gran honor que me eligiera”, comentaba emocionado su progenitor, Víctor , después de una partida inolvidable.

Por lo que se refiere a Rafa Cabrera , también se siente arropado por los suyos en Georgia . En su caza del primer major le acompañan su mujer, sus padres y su hermana, Emma , también profesional, que está disfrutando de lo lindo de la experiencia. “El ambiente que se respira aquí es extraordinario y poder vivirlo desde dentro impresiona mucho- comenta-; además, cuando estás por el campo ves que es muy distinto a como lo recuerdas de la televisión”. La labor principal del grupo es darle calor al jugador y tratar de que se sienta como en casa. “Es cierto que hay más actos sociales que atender, pero en la casa llevamos una vida bastante rutinaria –comenta el cabeza de familia – porque mi mujer es una extraordinaria cocinera y siempre nos hace disfrutar en la mesa. Aunque, evidentemente, hablamos de golf, también nos evadimos con otras cosas”.

El golf es un deporte individual, en el que dada uno debe responder de sus aciertos y errores. Pero si se sabe acompañado asimilará mejor los unos y los otros. “Nuestra labor es hacerle sentir cómodo para que luego pueda rendir en el campo al mejor nivel y que haga los menores golpes posibles. Si luego hay otro competidor que hace menos que tú, pues le das la mano y le felicitas, pero al menos en la familia habremos puesto todo de nuestra parte para que pueda llegar a lo más alto”.

Los golfistas buscan a la familia en los grandes

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