Atletismo
Mariano García, campeón del mundo de 800 metros
El murciano logra la primera medalla para España en el Mundial de Belgrado
«Salvo el de mi pueblo, los récords me los quitarán; por eso prefiero medallas»

Fue una lección de control y coraje, arrancando la moto desde la última posición y remontando hacia un oro histórico, el segundo para España en esa distancia tras el logrado por Colomán Trabado en la primera edición de 1985. Mariano García, atleta murciano de 24 años, se coronaba campeón del mundo de los 800 metros tras gobernar una carrera rapidísima, lanzada y agitada por el canadiense Marco Arop, en la que el español tuvo que emplearse a fondo para resistir el ataque del keniata Noah Kibet y del estadounidense Bryce Hoppel, plata y bronce. Álvaro de Arriba , el otro español de la final, se quedó cuarto, el puesto más ingrato.
«Me he acordado de todo el trabajo que le echado estos últimos meses. Y me he dicho, aquí a tirar hasta que muera». Se refería García a esa apendicitis que le dejó sin opciones de ganarse una plaza para los Juegos de Tokio. La decepción le duró dos días. Luego se puso a trabajar para celebrar una medalla que hoy le recompensa como el mejor ochocentista del mundo. Su particular bocado a la historia.
Mariano llegaba a Belgrado con la mejor marca mundial del año. Un buen síntoma, pero nunca definitivo. Empezó el curso con las mejores sensaciones, con ese 1:45.12 que le convirtió en nuevo plusmarquista español al poco de comenzar enero. Pero luego llegaron las dudas, la derrota ante De Arriba en el Campeonato de España y la que le endosó el británico Elliot Gilles en el mitin de Madrid.
«Estoy mejor que entonces», aseguraba hace unos días con un brillo especial en los ojos. A la final salió con la sonrisa de siempre en la cara, pero a la hora de arrancar la moto, el gesto característico que le realiza cada vez que le enfoca la cámara, lo cambió por una expresión de rabia.
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La salida a lo loco de Arop le pilló desprevenido. De repente se vio último, y así siguió hasta el primer paso por meta. Entonces entendió que si quería tener opciones debía adaptar su estrategia a la velocidad de la final. Empezó a adelantar rivales hasta colocarse tercero en el momento de sonar campana, tras Arum y Kibet . No se detuvo ahí. Miró entonces a las pantallas del Stark Arena de Belgrado y se dispuso a gestionar una carrera histérica. Vio su momento en la contrarrecta, donde atrapó un liderato que ya no soltó pese a la insistencia de su rival africano «Vi que casi me pasaban y me dije que tenía que aguantar». El resto ya es historia del atletismo español.
Belgrado ha coronado a un chaval de 24 años nacido en Cuevas del Reyllo (Murcia). Un tipo humilde y cercano, estudiante de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la UCAM al que le encanta vivir en su pueblo, pasear por los bancales y entrenar en una pista que ha convertido en icónica, un triangulo de tierra de 300 metros localizado en un parque de Fuente Álamo. Allí, los días que no había mercadillo, el nuevo campeón del mundo comenzó a forjar sus sueños siguiendo las instrucciones de Gabi Lorente , entrenador también de Mo Katir.
«Le dedicó esta victoria a mi padre, espero que no se queje del regalo que le he hecho», afirmaba poco después de la carrera, de nuevo la sonrisa franca en el rostro. «¿Mi futuro? No pienso cambiar, estoy muy a gusto y si a alguien no le gusta mi personalidad, es la que tengo . No me siento favorito a partir de ahora, sigo pensando que soy de los malos y que tengo que mejorar. Hay que entrenar duro y que el entrenador me ponga deberes. Seguiremos igual, como si no fuésemos nadie».