Maratonianos clandestinos en Nueva York

El pasado fin de semana debía disputarse la edición número 50 del maratón de Nueva York , cancelado como muchas otras carreras a causa del coronavirus . Por eso, este fin de semana no hubo público en las calles, ni estaciones de avituallamiento en el icónico trazado que recorre la Gran Manzana , pero sí que hubo corredores. Valientes que se lanzaron a las calles para cumplir con su ritual de cada año, para cumplir una promesa o para rendir homenaje a todos los que no podrán volver a correr porque el coronavirus se los ha llevado.

Un puñado de corredores, residentes en la ciudad, aprovecharon el domingo para correr los 42,195 metros del maratón. Nada frenó a estos maratonianos clandestinos , corredores improvisados que tuvieron que sortear al tráfico para poder cumplir con su cometido.

Aunque algunas de las zonas que habitualmente recorre la maratón están cerradas al público, estos atletas se las apañaron para llevar a cabo el trazado de la manera más fiel posible , incluida la meta en Central Park. Allí, en el lugar más concurrido en un domingo de carrera, los aficionados habían dejado carteles con palabras de ánimo para todos aquellos que se atrevieron a desafiar al virus.

Aunque la organización había puesto a disposición de los inscritos una forma de realizar la carrera de manera virtual , muchos residentes pensaron que lo mejor era intentar reproducir la jornada como hubiera sido sin pandemia. Un esfuerzo que muchos ciudadanos premiaron con aplausos al paso de los atletas.

No hubo podio, porque todos ganaron. Medalla imaginaria que se colgaron del cuello de vuelta a casa con la mirada puesta en el próximo año, cuando todos esperan que las calles puedan volver a lucir bulliciosas y llenas de color para poder completar los 42.195 kilómetros más famosos del atletismo moderno.