Juegos Olímpicos - Piragüismo Slalom aguas bravas

Maialen Chourraut: «El podio sabe a... lo repito en Río y te cuento»

Con su plaza asegurada para Río 2016, la piragüista afronta el último tramo del camino a los Juegos, donde aspira a su segundo metal tras el bronce de Londres 2012

RFEP

Laura Marta

De aquel cursillo en la playa de La Concha cuando todavía era una adolescente surgió un amor por la piragua que Maialen Chourraut (Lasarte, Guipúzcoa, 1983) quiere perpetuar por la vía de los éxitos. Con humildad, constancia y tenacidad superó la incertidumbre de dos duras operaciones de hombros y una decepción personal en Pekín 2008. Atrapó el bronce en Londres 2012 y llegó poco después su mayor triunfo: Ane. «Quería ser madre y quería ser piragüista», dice en conversación telefónica con ABC. Lo corrobora Ane de fondo, reclamando la atención de su madre. Una madre, piragüista, medallista, que logró su plaza a Río el pasado fin de semana y ya planifica el resto del camino. Con la piragua. Y con Ane.

-¿Toca ahora descansar con los deberes hechos?

-Sí, estoy aprovechando estos días, pero los deberes no paran. Ahora empiezan otros mucho más difíciles.

-¿Cómo fue la clasificación?

-Muy dura. Acababa de pasar una gripe muy fuerte y no llegué a encontrarme fuerte. Además, hacía un frío tremendo y las chicas son muy duras en La Seu d’Urgell. Todavía estaba la opción de clasificarme en Pau, pero quería lograr el billete cuanto antes. Para eso tenía que acertar cuatro bajadas de cuatro. Me generó mucha ansiedad: la primera no bajé libre, aunque mejoré en la segunda. Y también en la última porque sabía que si hacía esa bien ya estaba.

-¿Se esperaba lograrlo en La Seu?

-Era la intención, y fue un alivio. El lunes, martes, miércoles estuve como para el retiro, muy cansada, pero se me quitó un peso de encima.

-¿Qué supone en su temporada haber acortado los tiempos?

-Es una semana de oro para descansar y organizar las ideas de lo que quiero trabajar, de lo que quiero tener preparado y lo que necesito incidir. Ahora son tres semanas en La Seu, dos semanas en Río, el campeonato de Europa de Eslovaquia, la Copa del Mundo en Pau y estaremos ya en junio.

-¿Hay más nervios por conseguir la plaza o por los Juegos?

-Son diferentes. Hasta la clasificación está el sueño de Río. Se sabe que la plaza está cerca, pero no la tienes aún. Esa incertidumbre no deja vivir tranquila. Los de los Juegos ya llegarán.

-¿Cómo ha sido este ciclo olímpico desde su bronce en Londres 2012?

-En invierno asenté mis bases y lo aproveché bien, con muy buenos entrenamientos. Londres lo preparé desde el fracaso personal de Pekín (fue 16ª). Y desde Londres, tenía un Mundial en La Seu, me entrené la que más y lo aproveché a tope: plata. A partir de ahí fui bastante asidua a los buenos resultados. Y después mi vida dio un giro extraordinario con Ane. Planifiqué Río lo mejor que pude. La vida te cambia y no todo es exacto. Pero sé lo que funciona en mí y cómo sacar el mayor rendimiento.

-Se juntarán en Río muchas madres olímpicas. ¿Qué supone para la mujer y para el deporte femenino?

-Para mí es un orgullo ser parte de esta delegación española y de esta época del deporte. Yo quería ser madre y quería ser piragüista. Es complicado, pero se puede conciliar. Hay que luchar y reivindicar. Somos mujeres, madres y queremos seguir haciendo que el mundo evolucione, en lo laboral y en lo personal.

-¿Da tiempo a pensar en la bajada?

-Yo intento pensar lo menos posible y adaptarme al máximo a lo que se me presenta. Pero demasiadas cosas a veces. Recibes mucha información: la puerta, el agua, los remolinos. Lo planificas lo mejor posible, pero nunca estás en el sitio que pensabas. El agua fluctúa. Y cómo pases la primera puerta repercute en todas las demás.

-¿Cómo se sobrevive en un deporte sin apenas visibilidad?

-Me levanto cada día feliz por Ane. Hasta las diez no me pongo a entrenar, tengo una vida tranquila en La Seu. Lo quiero así. Pero sí me gustaría que se hiciera más caso al piragüismo, no a mí, para que la gente tuviera interés por el deporte. Que disfrutaran y se acercaran para descubrirlo.

-¿Qué le atrae de la piragua?

-Es muy gratificante. A pesar del frío, los entrenamientos son muy agradables. A veces me desespera no llegar a la mejora que quiero, pero jugamos con el agua y es una sensación de deslizamiento muy placentera. Es precioso entrenarlo. La competición es muy dura porque es muy fácil fallar y estás sola. Pero lo compensa: los nervios de la salida me llenan de vida.

-¿Cómo ha crecido usted?

-Evolucioné muy poco a poco. No soy ni la más fuerte ni la mejor técnicamente, pero soy polivalente y bastante completa. Si veo que algo falla me gusta hurgar hasta solucionarlo. Así me he construido y me han ido construyendo.

-¿A qué sabe un podio olímpico?

-Me gustaría responderte después de Río. Lo tengo de Londres, pero de eso ya hace mucho. Lo repito y te cuento.

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