Invencibles IX

Jonathan Fabián y Juan Martos retienen sus títulos mundiales con sendas victorias en Galapagar

El madrileño se impuso al francés Loic Cahuzac en un combate de muay thai cerrado, mientras que el barcelonés hizo lo propio en K1 contra el duro rumano Eduardo Catalin, en una velada en la que brilló la deportividad

El barcelonés Juan Martos golpea una patada baja a su rival Eduardo Catalin Lucas Gómez
Álvaro G. Colmenero

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Se había colgado el cartel de «no hay entradas» y eso se palpó en el ambiente, con un polideportivo a rebosar y el animoso público con ganas de batalla. Galapagar respondió y el Polideportivo Municipal fue una olla a presión en la que cada uno defendió sus intereses con el máximo respeto. En Invencibles IX , se pusieron en juego 15 títulos –10 nacionales, 1 nacional de veteranos, 2 europeos y 2 mundiales profesionales– y cada combate se vivió con la intensidad de las grandes veladas como esta.

En una noche gélida en la sierra madrileña, los platos fuertes de la noche se encargaron de subir la temperatura en el pabellón y no defraudaron. Juan Martos y Jonathan Fabián , que protagonizaron las peleas estelar y coestelar en categoría profesional, retuvieron sus títulos mundiales en dos peleas muy disputadas que levantaron al respetable en varias ocasiones.

Jonathan Fabián (izq.) venció en muay thai, mientras que Juan Martos lo hizo en K1 Lucas Gómez

La experiencia de los dos atletas españoles, que defendieron con orgullo sus cinturones planetarios, se impuso en sendos griesgos. Ambos rozan la centena de batallas y eso fue un plus a la hora de plantear la estrategia. Martos planteó una pelea de menos a más, utilizando la inteligencia –su mejor arma esta noche– para moverse por el cuadrilátero y contrarrestar los embates de Eduardo Catalin. El rumano salió a abrocharse el cinturón desde el principio, con grandes combinaciones que llegaban, pero su cardio acabó notando su intensidad inicial y fue bajando el ritmo. Fue clave en la decisión de los jueces una cuenta que el árbitro le realizó a Catalin en la recta final del combate. De este modo, el barcelonés realizó con éxito su primera defensa del título mundial IMTF de K1 en 63,5 kilos. Era el colofón del evento y el pabellón se vino abajo .

Por su parte, Jonathan Fabián pareció sufrir algo más para llevarse el cinturón, en un combate algo más apretado. Ambos plantearon una pelea pausada y de inteligencia, y el peleador francés quiso tomar la iniciativa en ciertos momentos del combate. Tanto fue así que Fabián recibió un aparatoso corte en la frente, pero esto no le impidió en ningún momento seguir peleando con frialdad. Con orgullo, coraje y numerosas patadas al medio, el de Ventilla fue puntuando a ojos de los jueces para lograr su primera defensa del título mundial IMTF de muay thai en 63,5 kilos para alegría de la afición que se presentó en Galapagar.

La gran mayoría de los combates amateur fueron de buen nivel. Pero, entre ellos, destacó el que cerraba los títulos no profesionales. Cuando Carlos Rodríguez , «Bambú», del Oyama Team de Villalba, salió al cuadrilátero, los decibelios ascendieron de una manera vertiginosa en el polideportivo. Y el público es soberano, pues cuajó un combate excelso con grandes combinaciones que impidieron al francés Cedric Fernandon exponer su juego. Rodríguez se proclamó así campeón europeo en 78 kilos. El otro título continental fue a parar a manos de María Luisa Villa , del gimnasio Madrid Box, que se impuso por decisión de los jueces a la francesa Beaunier Pabois, tras realizar un asalto extra debido a la igualdad en las cartulinas.

El gesto de la noche y el valor de la deportividad

Si bien todas las batallas fueron entretenidas, hubo una que era muy especial. El título nacional de veteranos dejó la imagen de Invencibles IX . José Antonio Sánchez, del Jati Team, cedió su cinturón al carismático Carlos Camaño , cuando las cartulinas apuntaban a Sánchez como triunfador.

En una pelea por el cinturón de veteranos que se disputó en 72 kilos, ambos luchadores se dejaron la piel en el ring. Fue lo que se llama una auténtica guerra, en la que ambos atletas intercambiaron combinaciones a diestro y siniestro. Tras la decisión de Sánchez de abrochar el cinturón a su compañero de batalla, el pabellón se rindió con una ovación cerrada. Un gesto que demuestra que los títulos no lo son todo , y que más importantes son los valores que los deportes de contacto encarnan, como la deportividad y el respeto al prójimo.

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