Hinako Shibuno
«La Cenicienta del golf» sigue viviendo un sueño
La neoprofesional japonesa de 20 años, llena de magia y alegría, gana el Open Británico de golf la primera vez que sale a jugar fuera de su país
Mientras el centenar y medio de profesionales que la acompañaban en el Open Británico de golf estaban tensas, pensando en lo que el último grande de la temporada golfística femenina podía significar para sus carrera, Hinako Shibuno permanecía en su nube. Había estado toda su vida en Japón (salvo una escapada a Tailandia para una concentración) y no salía de su asombro ante todo lo que descubrían sus ojos. Europa e Inglaterra se le presentaban como algo muy diferente a lo que había visto en sus veinte años previos y estaba dispuesta a disfrutar de cada momento a tope. «En mi casa me llaman Cenicienta porque me ilusiono mucho y no dejo de sonreir», reconoció, y en el recorrido de Woburn se encontró como en su propio hogar. Curiosamente, este año el British no se jugaba en un links como es habitual, y un campo de interior (como los nipones) era lo que necesitaba para sacar lo mejor de sí misma.
Al igual que había hecho ya en dos ocasiones en lo que lleva de primera campaña profesional, estuvo certera en los golpes largos, impecable en los de aproximación y letal con el putter. De ahí que se presentara el domingo con dos golpes de ventaja sobre sus experimentadas rivales. Pero no le dio miedo en absoluto. «Pensaba en superar el corte, y una vez conseguido, no me voy a poner límites. Me encanta cómo me trata la gente y voy a ver si puedo darles una alegría», fue su declaración de intenciones antes de afrontar los últimos 18 hoyos. El entendido público de las Islas había visto un diamante en bruto en lo técnico, una fiera en lo competitivo y una estrella en lo comunicativo. Siempre con la sonrisa en la boca, bromeando con su caddy o interactuando con los espectadores (para sorpresa general iba firmando autógrafos durante el juego), estaba claro que era la preferida para el triunfo.
Pero no pensaban igual los pesos pesados del LPGA, como Morgan Pressel, Lizette Salas o Jin Young Ko , que ansiaban este prestigioso major. No le importó a la japonesa, que abstrayéndose de todo, firmó 68 golpes con un putt kilométrico para acabar con (-18). «Solo pensaba en cómo lo iba a celebrar si lo metía», bromeó al explicar su estrategia a la hora de concentarse. Una chica muy peculiar.