Juegos Paralímpicos

Héctor Cabrera: «Perdí la medalla en Río 2016 porque no sabía disfrutar de la competición»

El deportista paralímpico cambió su forma de afrontar el deporte y encadena un bronce mundial, un oro europeo y una plata mundial con récord del mundo incluido. Y billete para Tokio 2020

Héctor Cabrera Reuters

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Héctor Cabrera (Oliva, 1994) celebrará unas navidades con la satisfacción de saberse en el camino correcto hasta Tokio 2020. En el Mundial de Dubái logró la medalla de plata, con récord del mundo de categoría F12 incluido, lo que le otorga el billete a Japón con su nombre inscrito en él. Así que transmite la tranquilidad de quien ha hecho bien las cosas hasta el momento después de descubrir la llave de su mejora.

Porque Cabrera enlaza dos muy buenas temporadas después de aprender de la peor manera posible, con lesiones y con una lección para el deporte y para la vida: se quedó sin medalla en Río 2016 no por falta de talento no horas de trabajo, sino por no ser feliz en el tartán.

«En los Juegos perdí la medalla y me di cuenta de que no había disfrutado de la competición . Hubo muchos nervios y fue una mala experiencia. A partir de ahí evolucioné, cambié el chip y ahora estoy más tranquilo en los torneos», admite orgulloso de haber encontrado su secreto. «Hablé con mi entrenador y contamos con la ayuda de Manuela, psicóloga del Comité Paralímpico. Cuando competía no disfrutaba y así es imposible sacar buenos resultados », zanja.

Se aprende técnica, táctica, estrategia, trucos, pero nadie enseña a cómo gestionar los nervios de una competición salvo la propia competición. Y en la jabalina, como en cualquier deporte, la cabeza es un gran porcentaje de un buen lanzamiento. « Es fundamental tener una buena preparación mental . Ya desde que entras en la cámara de llamadas empiezan los ataques psicológicos de los rivales. Ves lo que hacen y comienzas a pensar en si tú lo tienes todo en su sitio. Y las competiciones también te imponen su exigencia: tienes que estar entre los doce primeros con solo tres lanzamientos», explica.

De ahí que las conversaciones con la psicóloga se hayan convertido en parte de su rutina de entrenamiento: «Hablar no te enseña a afrontar una competición, pero sí a gestionar ciertos momentos porque a veces tu cabeza se cierra en banda . O te centras en un error durante mucho tiempo y no te deja avanzar».

También las lesiones han ayudado a dar ese paso de madurez que quizá en Río todavía no tenía. Tuvo que pasar por una operación de espalda debido a una hernia, que también le impedía disfrutar de su deporte como le hubiera gustado. «Sí, me sigue molestando, pero hay que aguantar. No me duele. Ni tengo el hormigueo que tenía antes, pero se sigue resintiendo. Hace muchos años me dijeron que tenía que dejarlo todo por este problema. Que estaba loco si quería continuar . Y claro que me planteé tener que dejarlo. Pero hay nuevas técnicas, menos invasivas, con mejor recuperación. Y después de que te hayan abierto así en canal, y ves que evolucionas y vuelves a la normalidad, ya sigues adelante con todo», asegura.

Vive su mejor momento, con ese bronce mundial de 2017 y el oro europeo en Berlín en 2018, después de que la aerolínea le perdiera el equipaje y no recuperara la jabalina hasta horas antes de la competición. Plaza olímpica asegurada y carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Pero no se fía. «La costumbre de ganar no es buena. Si hubiera ganado en Río, por ejemplo, y me encuentro en el Mundial con un rival parecido a mí y pierdo, prosiblemente me hubiera afectado porque descubres que no eres el mejor. Tener siempre rivales que pueden hacer que tú pierdas te ayuda a mejorar. Pero todo, ganar y perder, te ayuda a conocerte y saber controlar tus emociones».

Consciente de que el deporte tiene fecha de caducidad, prepara su futuro en las aulas. «Después de terminar la carrera, ahora quiero hacer el Máster en docencia. Quiero ser profesor de educación física. Porque hay muchos valores que he aprendido, que no son pocos y todos buenos, y que quiero transmitir. El plan B es obligatorio cien por cien . Pero no solo yo por ser un deportista paralímpico. Estamos en esta misma situación todos los que no somos futbolistas de élite. Es lo que vende, y yo entiendo que no se nos pague lo mismo, claro. Por el momento, vivo de la jabalina -logró la beca Adop tras ganar el bronce mundial-, pero no te puedes olvidar de tu vida».

Cabrera no se olvida, y ya tiene un valor más que añadir a todo lo que le ha enseñado el deporte: disfrutar ayuda a conseguir los mejores resultados.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación