Golf - Solheim Cup

El golf femenino europeo, en su punto más bajo

La contundente derrota de Iowa (16,5 - 10,5) debe marcar el punto de recuperación del bando continental

A pesar de sus esfuerzos, las europeas se vieron incapaces de superarar a las estadounidenses AFP

MIGUEL ÁNGEL BARBERO

Una derrota puede verse a veces como una victoria. O al menos eso es lo que se espera en el seno del golf europeo con respecto a la sufrida por su equipo en la última Solheim Cup . El resultado final de la edición recién celebrada en Iowa (16,5 -10,5) confirma la superioridad de las estadounidenses que ya se preveía (siempre son superiores en cuanto a ránking y victorias) y sus diez triunfos en quince ediciones así lo avalan. Sin embargo, siempre se espera esa chispa de creatividad y sorpresa por parte de las europeas que, en esta ocasión, no se produjo. Salvo en los primeros foursomes y en algunos momentos de los individuales, las continentales fueron una sombra de si mismas.

Más que buscar culpables a toro pasado (se puede hablar del exceso de debutantes o de la confección de las parejas, en cuanto a la actuación de la capitana Annika Sorenstam ) y teniendo en cuenta el altísimo nivel mostrado por las locales («vinimos comprometidas con un solo objetivo y nunca nos separamos de él», confirmó la timonel americana Juli Inkster ), hay que profundizar un poco más en las razones de la debacle.

De manera similar a lo que sucede en la Ryder Cup , el bando de las barras y estrellas siempre tiene más facilidad para conformar su selección al participar sus jugadoras en el Circuito Americano. En esos torneos hay más puntos de la clasificación mundial y las golfistas siempre se están midiendo contra las mejores. Esto provoca que haya que en el otro bando haya establecer una segunda tabla con los torneos del Circuito Europeo y luego dar más plazas de invitadas para compensar las plantillas cuando llegan las citas bienales. Afortunadamente, el intangible de la mayor motivación de las del Viejo Continente es lo que solía igualar las fuerzas en los torneos.

Sin embargo, en esta ocasión las norteamericanas han estado súper inspiradas y se han notado en exceso las carencias competitivas del tour femenino del Viejo Continente . Si bien en el terreno masculino el European Tour cuenta con un buen número de pruebas, este año el de mujeres lo está pasando francamente mal. Pese a asociarse con algunas citas oceánicas y asiáticas, el número de torneos ha descendido a catorce, cuando hace cinco años había veinticinco. La crisis económica golpeó duramente a los organizadores y luego no han sabido volver a los niveles de antaño. Este año han cancelado siete torneos y, el mes pasado, despidieron a su director, Ivan Khodabakhsh .

La consecuencia inmediata es que, ante la falta de competiciones, el nivel de las jugadoras baja y es cada vez más difícil reclutar estrellas. Si a esto se le añade que la alternativa de jugar en Estados Unidos cada vez está más difícil (el LPGA pone el listón más alto ante la invasión de golfistas asitáticas y va a eliminar las escuelas de clasificación), se convierte en casi milagroso formar una escuadra competitiva a este lado del Atlántico solo a base de ganas y carisma.

Conscientes de la situación que se ha creado y con la vista puesta en la siguiente cita de la Solheim Cup en Escocia (Gleneagles 2019) , se están dando los pasos precisos para provocar la resurrección del golf femenino europeo. Nadie quiere que muera, porque es un pilar fundamental para el golf mundial, de manera que ya se atisban los primeros rayos de esperanza. El LPGA está dispuesto a ayudar a su contrincante en la Solheim. «Tenemos un torneo espectacular y los dos equipos deben estar al máximo nivel», comentó el comisionado americano, Mike Whan. Aún no se sabe si el apoyo será económico o estructural (quizá haciendo del LET una división europea del LPGA), pero es importante estar bajo la supervisión de una de las ligas deportivas más solventes económicamente (manejan 34 torneos con 67 millones de dólares en premios).

Por otro lado, el European Tour también ha tendido su mano a sus colegas femeninas. Está dispuesto a colaborar con el LPGA para elaborar un plan conjunto que permita recuperar el esplendor del golf femenino europeo. Ya están trabajando en ello al máximo nivel y se espera algún movimiento positivo de cara a final de año.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación