Golf

El futuro se juega en España

Año tras año los circuitos profesionales de golf celebran sus escuelas en España, con un clima y unos campos sin igual

Miguel Ángel Barbero

La alta calidad de los jugadores profesionales obligó a los torneos, primero, y a los circuitos, después, a tener que poner normas para restringir el acceso al juego solo a quienes reunieran los mayores méritos. De esta forma surgieron distintas exenciones y categorías en las que se les fueron incluyendo en función de las cualidades que atesorasen.

Ahora bien, como los estados de forma varían de una temporada a otra y siempre hay jugadores nuevos que se quieren incorporar a la rueda, surgieron las escuelas de clasificación. En estas citas especiales se juntan tanto los que no han cubierto los mínimos exigidos (como si fuera el descenso en un deporte de equipo) junto con los que quieren alcanzar el nivel superior. Esta suerte de promoción futbolística tiene distintas fases y es uno de los trances más complicados por los que debe pasar un golfista. «Para mí es el momento de más tensión de su carrera -afirma José María Zamora, director de la Escuela del European Tour- porque se juegan su futuro en seis días y eso les hace ver lo más bonito y lo más duro de su profesión con minutos de diferencia». Por eso, lo mejor es pasar esa situación en el paraíso.

España es la tierra prometida de los golfistas europeos y por eso no es de extrañar que los circuitos profesionales masculinos (ET y Alps Tour) y femenino (LET) la elijan para albergar estos momentos tan decisivos en las carreras de los deportistas. «La verdad es que los españoles somos unos privilegiados por nuestro clima, cultura, gastronomía y calidad de nuestros campos -explica Pedro Oriol, jugador del ET- y sabemos que somos envidiados por los extranjeros. De hecho, solo hay que pasarse en invierno en por cualquier club de nuestro litoral para ver la cantidad de idiomas que se manejan y los equipos amateurs internacionales que vienen a practicar». Por eso, también supone una cierta ventaja jugarse el futuro en suelo propio cuando llega el momento. «Es una competición muy dura, aparte de por jugarte el futuro porque es muy costosa. Son muchos días de pagar caddy, hotel y comidas y todo lo que ahorres en viajes es un alivio», prosigue el de Puerta de Hierro.

Las mujeres, en La Manga

Después de una etapa en la que la Escuela femenina se estuvo celebrando en Marruecos, en enero regresará a La Manga, algo de lo que se aprovecharán las locales. «No cabe duda de que viajar en coche, mantener tus costumbres y el tipo de comida es algo que a las españolas nos beneficia -indica Carmen Alonso, que ha pasado por ambas experiencias- y también te prepara mucho mejor para la temporada siguiente. Los campos marroquíes son más fáciles y luego sufrías en la temporada, mientras que La Manga es muy exigente y si sacas la tarjeta aquí luego te vas a manejar mucho mejor».

Los protagonistas tienen claro que jugarse el futuro laboral en España es la mejor opción para ellos. Es una de esas situaciones en las que, forzados por las circunstancias, todos salen ganando. «No es por chauvinismo, pero no se me ocurren opciones mucho mejores a la de jugar en nuestro país -reconoce Zamora-. Hay que tener en cuenta que garantizar el buen tiempo y no acumular retrasos en una final tan decisiva es fundamental para nosotros y estamos encantados aquí».

En cuanto a si es justo jugárselo todo a una carta, los golfistas lo tienen claro. «A mí me parece bien, porque hay otras formas de tener tarjeta, como por los circuitos satélite, donde se prima la regularidad», indica Alonso. «Y si durante seis días has mantenido el tipo, también es justo que la ganes por esta vía», concluye Oriol.

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