Fútbol sala

Los tres punterazos que hicieron humanos a los dioses y cambiaron el fútbol sala

Se han cumplido 20 años del histórico triunfo de España en el Mundial de Guatemala, donde derrocó a la todopoderosa Brasil y cambió para siempre la historia de este deporte

Javier Lozano, el seleccionador, recuerda la gesta: «Rompimos el mito y la gente vio que había otra manera de competir»

Javi Sánchez y Javi Rodríguez REUTERS

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A solo tres minutos de cerrarse la clasificación para el Mundial de fútbol sala del año 2000 , España, potencia europea de este deporte, no estaba clasificada para la gran cita. Ucrania, una selección históricamente rocosa y difícil de batir, le puso las cosas muy difíciles al equipo que dirigía Javier Lozano, pendiendo de un hilo el billete para Guatemala. Las pulsaciones se disparaban por la presión del momento pero entonces Javier Orol supo encontrar el único hueco existente entre las piernas rivales para, con un certero punterazo tras combinación con Javi Sánchez, hacer el gol que metía a España en un avión rumbo al torneo mundialista.

Los internacionales lo celebraron casi como un título, incluso sin saber que allí había comenzado a escribirse la historia del gran hito del fútbol sala español . El momento que comenzó a transformar este deporte, que acabó patas arriba diez meses después. En el 'Domo Polideportivo' de Ciudad de Guatemala, una plaza de toros reconvertida para el Mundial , dos nuevos punterazos en la final, en este caso de otro Javier, Javi Rodríguez , culminaron una gesta que parecía imposible. La de batir a la todopoderosa Brasil para ceñirse la corona del fútbol sala mundial.

En dos décadas, aquella final entre las que quizás pueden ser las mejores generaciones de jugadores de España y Brasil se ha revisitado ya miles de veces. Sus cuarenta minutos se han exprimido a fondo para tratar de entender el milagro español, que se ha explicado desde el acierto de Jesús Clavería en la portería, a la fortaleza mental del equipo de Lozano , pasando por el exceso de confianza que pudo perjudicar a los brasileños.

Paulo Roberto AP

El partido, con los goles de Daniel, Javi Sánchez y los dos que con la puntera y desde el doble penalti marcó Javi Rodríguez , es un icono para cualquier aficionado a este deporte. No solo por la belleza del choque, que reunió sobre la pista todos los ingredientes posibles para convertirlo en uno de los mejores de la historia, desde la rivalidad a los golazos - los de Javi Sánchez y Manel Tobías son de dibujos animados -, y desde la sorpresa inicial a la gesta final del campeón, que precisó incluso emplear a su tercer portero para completar el torneo por las lesiones del primero y el segundo.

Pero casi tan relevante como el duelo en sí fue su legado , pues cambió para siempre el fútbol sala, y no solo en España.

El triunfo que lo cambió todo

Brasil perdió por primera vez un Mundial oficial después de tres triunfos consecutivos. Para hacerse una idea de lo que aquello suponía hay que entender que Brasil entonces era la NBA del fútbol sala . Nadie estaba al nivel de los jugadores brasileños, que eran los que marcaban el paso al resto con unas habilidades con el balón en los pies asumidas como inigualables. Como dato de Guatemala 2000 quedarán sus 78 goles en 8 partidos, sus goleadas por 12-1 a Kazajistán y 2-29 a los anfitriones , o que la Bota de Oro y el Balón de Oro fuesen para el mito brasileño Manel Tobías pese a la derrota.

Pero España había trabajado mucho para ser mejor en las facetas que los brasileños tenían más descuidadas y en las que podría de alguna manera hacerles daño. Así, a nivel de táctica y de estrategias la selección española estaba un puntito por encima, y a eso le acompañó una mentalidad a prueba de bombas cincelada con mimo por el cuerpo técnico español , y el desparpajo de unos jugadores que, aún sabiendo que no eran magos del balón como sus rivales, nunca sintieron como inferiores sus habilidades .

A los brasileños les costó digerir la derrota AP

El triunfo español cambió el fútbol sala, en el país campeón pero también en el resto del mundo . Brasil ya no era imbatible, la metodología de trabajo de la selección atrajo cada vez más miradas, y la 'NBA del fútbol sala' comenzó a abrir los ojos a otros países. Si bien no lo haría del todo hasta cuatro años después, cuando volvió a caer con España, en esta ocasión en semifinales, y dejó de considerar lo de Guatemala como un accidente.

«La gente vio que había otra forma de competir»

Quien mejor lo relata es el propio seleccionador de entonces y actual presidente de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), Javier Lozano . El timonel de aquel triunfo recuerda en conversación con ABC el impulso que el Mundial de Guatemala le dio al fútbol sala español, tanto en el seno de la propia Real Federación Española de Fútbol (RFEF) como a nivel internacional y de clubes.

«Pero si hasta entonces yo tenía que engatusar al jefe de material de la Federación para que nos diera sudaderas, nos prestaran unas medias que estaban rotas... Vivía una lucha constante en la que costaba muchísimo ir ganando metros, pero fue ganar el Mundial y se abrieron los almacenes», explica. « Aquello aceleró todos los procesos e incluso los propios empleados de la RFEF en Alberto Bosch -donde estaba entonces la sede federativa- nos empezaron a mirar de otra manera».

Javier Lozano Isabel Permuy

También en instancias internacionales la visión del fútbol sala español cambió notablemente. «Rompimos el mito de Brasil. El mundo estaba copado por los brasileños, por sus jugadores y técnicos, por sus métodos... Pero entonces la gente vio que había otra manera de competir, con menos talento, cierto, pero más organizada . ¿Y sabes qué ocurre? Que todo el mundo tiene menos talento que Brasil, por lo que todos empezaron a interesarse en nosotros, en nuestros técnicos y nos llamaban para dar conferencias en los foros más importantes», explica Lozano.

El entonces seleccionador recuerda también que el título «fue una explosión» a nivel de clubes. « Hizo que todo el mundo quisiera unirse al fútbol sala y a los clubes empezaron a lloverles los patrocinios y el dinero », recuerda. Algo que tuvo también sus efectos negativos porque «muchos clubes se acabaron volviendo locos», y es que según reflexiona Lozano, « fue demasiado éxito para las estructuras que teníamos ».

«Desterró la etiqueta del 'futbito'»

La hazaña del fútbol sala acabó tirando también de otros deportes en España . Ya antes el Hockey Patines había logrado reinar en el mundo, proclamándose campeón por primera vez en 1951, pero en ningún caso tenía los seguidores y practicantes que sí reunía el ahora llamado futsal.

«Aunque individualmente algún loco pionero siempre habíamos tenido, hasta entonces solo en el hockey habíamos sido campeones del mundo en un deporte de equipo . Siempre tuvimos el síndrome de los cuartos, el 'síndrome del casi' , nos conformábamos con una plata o con llegar a una semifinal. Pero nosotros rompimos ese techo, esa barrera mental tan poderosa», argumenta.

Para Lozano afectó incluso a la «autoestima nacional» porque «comenzamos a creer que de verdad podíamos, nos empezamos a sentir ogullosos y a olvidar ciertos complejos respecto a otros países europeos, por ejemplo . El Mundial nos abrió muchas puertas y amplió nuestros círculos y desterró la etiqueta despectiva del 'futbito'».

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