El feudalismo transforma los deportes de contacto

El full contact medieval se ha afianzado como disciplina deportiva y continúa su expansión a nivel internacional

Dos luchadores de combate medieval se baten en duelo Alf Santamaría

PABLO MEDINA

De las novelas de caballerías, don Quijote sacó el coraje de armarse como un hidalgo y lanzarse a la aventura de combatir contra auténticos caballeros. No menor es la herencia que antiguamente los guerreros recogieron de epopeyas y poemas épicos. Animados por la beligerancia de los héroes que protagonizaban estos escritos, se envolvían en un ánimo de combate elevadísimo. Y nosotros, que heredamos las novelas de fantasía y las de nuestros ancestros, no hemos podido escapar del sentir el fragor de la batalla. Ni la tecnología ha conseguido parar la animosidad bélica ni el ser protagonista de combates a espada, hacha y lanza . Los tradicionales combates medievales han calado en el mundo deportivo internacional y se ha coronado como un fenómeno en crecimiento dentro de los deportes de contacto. El full contact medieval es una realidad nueva por su nacimiento y añeja por su tradición.

El combate medieval es un deporte de contacto en el que varios duelistas, equipados con armas y armaduras de inspiración medieval, se baten hasta vencer a su contrario. Su atractivo reside en su fidedigno ajuste a los diseños y materiales de la Europa de entre el siglo XII y XIV, además de la manera de medirse en combate. No es una recreación histórica, es un feroz enfrentamiento con armas y armaduras reales. La normativa para las competiciones internacionales y nacionales estipula que las armas deben seguir unos requisitos «de cortesía»; esto es, sin filo ni punta, por requerimientos de seguridad. No obstante, se requiere de una forma física óptima para soportar el peso de la armadura completa (unos 30 kilogramos) y luchar con comodidad. Los «caballeros» pueden enfrentarse cara a cara, en equipos de tres, cino o hasta 30 personas. Seguro, pero con todo el ímpetu y el frenesí de un deporte de contacto. Y se suman las armas.

Práctica, determinación y ganas de empuñar un arma son las constantes que ha llevado Rodrigo González Ayala en el desempeño de esta disciplina deportiva desde su aparición en territorio español en 2013. «Siempre me han gustado los deportes de contacto. Llevo practicando Muay Thai desde los 18 años; cuando me dijeron si quería combatir con una espada, me lancé de cabeza a por ello », nos asegura. Heredero de la esgrima histórica, recibió el contacto de un grupo de barceloneses que habían presenciado un torneo internacional de combate medieval y fundaron las bases de esta disciplina en España. Tras participar en el Battle Of The Nations de 2013 en Aigues-Mortes (Francia) por primera vez como selección española, decidieron continuar con el proyecto.

Actualmente existen diez asociaciones de combate medieval en España , localizadas en la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña, Aragón y Madrid, donde próximamente establecerán otra. Asegura que el nivel de los afiliados es excelente, citando a Neus Ortiz en categoría femenina y a Víctor Terrón en categoría masculina, quien hace unos meses se llevó la plata en la categoría Espada a dos Manos en la Competición Internacional de Scone . «Las competiciones a nivel nacional siempre son más divertidas porque peleas con gente conocida», reseña. Añade, en contraste, que a nivel internacional «es más duro, porque los rusos y los ucranianos lo gobiernan todo con puño de hierro, suelen ganar casi siempre, son muy buenos luchadores». Resalta, además, la adrenalina que produce «ir a saco» por el extenso número de «caballeros» implicados en las competiciones.

No es de extrañar que los europeos del este dominen esta disciplina, puesto que el combate medieval como disciplina deportiva nació en países de la Europa Oriental y se expandió, en primer lugar, al resto del contiente; más adelante, al resto del mundo. Tanto es así que los campeonatos internacionales acogen a luchadores de todas las nacionalidades del mundo y existen competiciones en cada lugar de la Tierra. Siempre en un clima de deportividad, seguridad y rigor histórico casi absoluto.

La expansión de este deporte a escala planetaria ha llevado a retransmisiones en streaming del Battle Of The Nations, la competición más grande de combate medieval. El Mundial feudal. Cientos de miles de seguidores siguen este evento a través de su canal de YouTube y otros tantos lo hacen de forma presencial, acompañando a los combatientes o como simples seguidores del deporte. Incluso personas interesadas en la historia llegan a Battle Of The Nations en busca del divertimento propio de una corte . Las puertas no se cierran solo a este evento que tiene lugar cada año en un país distinto (el último, Italia), sino que se abren a todos los estados del mundo. Cientos de ellos se desarrollan a lo largo de la temporada.

De las cenizas de su tiempo ha resurgido una costumbre, una filosofía y una nostalgia que ha contagiado el deporte de contacto contemporáneo, cuya expansión es cada vez más elevada. Antiguos castillos acogen una nueva forma de hacer deporte . Nuevos caballeros comulgan con antiguas enseñanzas. Un anacronismo fascinante que hechiza por su magnitud, su sana violencia y su atractivo casi poético.

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