Piragüismo
La Federación cambia las pruebas de selección del K4 tras las sospechas de amaño
La Federación Española de Piragüismo ha decidido cambiar el proceso de selección para decidir las cuatro plazas del K4 500 que competirá en los Juegos de Tokio después de las sospechas de amaño que salpicaron las pruebas iniciadas esta semana. Así, los seis candidattos están convocados para este domingo, 14 de marzo, a un selectivo de K1 200 en el campo de regatas de Trasona, en Asturias. Los palistas Saúl Craviotto, Marcus Cooper Walz, Carlos Arévalo, Rodrigo Germade, Cristian Toro y Carlos Garrote competirán en dos series, tras las cuales la Federación elaborará un informe y comunicará la titularidad del K4.
El proceso selectivo iniciado esta semana quedó suspendido tras la baja médica de Cristian Toro y Carlos Garrote y las denuncias de amaño de, entre otros, Tito Valledor, presidente del Club Fluvial de Lugo al que pertenece Cristian Toro.
En las pruebas invalidadas la federación estableció repartir a los palistas en tres combinaciones diferentes para ver cuál de ellas era la más rápida. Saúl Craviotto y Carlos Arévalo irían en todas, pues se habían ganado el derecho de estar en Tokio tras las pruebas individuales del K1 200. Así, un K4 estaría formado por los dos mencionados más Cooper Walz y Toro; otro con el dúo además de Garrote y Toro; y el último lo formarían los dos fijos más Cooper Walz y Germade.
Las dos primeras combinaciones marcaron dos tiempos muy similares en las series, separados por apenas unas décimas. El problema llegó con la actuación de la tercera, la formada por Craviotto, Cooper Walz, Arévalo y Germade, que fue cuatro segundos más rápida que las otras. Enseguida se dio a entender que en las dos primeras se había más lento a propósito para dejar fuera del equipo a Toro y Garrote.
Un audio conflictivo
Ahora mismo, la guerra en el equipo nacional es absoluta. Miguel García y Saúl Craviotto han remitido un escrito a Carlos Garrote , a través de sus abogados, en el que rechazan por «estricta falsedad» las «graves acusaciones» realizadas por éste sobre la supuesta manipulación en las pruebas del selectivo.
Además, le advierten de la «grave violación» que implicaría la «supuesta grabación» de una conversación entre el técnico y el palista donde quedaría demostrado el amaño.
«De ser cierta la grabación», explican los abogados de Craviotto y García «entrañaría una grave violación del derecho a la intimidad de nuestros clientes y concretamente a la inviolabilidad y secreto de sus comunicaciones». «La presunta grabación en cuestión y su transcripción tendrían, de existir, un origen manifiestamente ilícito al entrañar una intromisión ilegítima en las comunicaciones y un descubrimiento y revelación de secreto típicamente delictivo».
Por último, en nombre de sus representados, requieren a Garrote a que se abstenga de revelar o difundir a terceros el contenido de la presunta grabación ilícita, incluida su transcripción.