Un expiloto se convierte en la primera persona en entrar y salir de un volcán activo con un traje de alas

Voló a velocidades superiores a los 180 kilómetros por hora y descendió unos 10 metros dentro del volcán

Sebastián 'Ardilla' Álvarez YouTube Red Bull

ABC

Conocido como uno de los mejores en 'wingsuit' o traje con alas, Sebastián' Ardilla' Álvarez, de 36 años y expiloto de la Fuerza Aérea de Chile, pasó más de un año preparándose para convertirse en la primera persona en entrar y salir de un volcán activo .

Para llevar a cabo la hazaña eligió el volcán Villarrica, situado en la región de la Araucanía de Chile y uno de los más peligrosos de la región. En un comunicado, el patrocinador Red Bull señaló que buscaban un volcán que tuviera unas dimensiones específicas para hacer posible este récord y al mismo tiempo mostrar la belleza del sur del país latinoamericano.

Sebastián eligió el Villarrica en particular por dos razones. En primer lugar, tiene un cráter de más de 200 metros de diámetro, lo que le dio mucho espacio para volar y maniobrar, y en segundo lugar, el increíble paisaje circundante.

En mapuche, una lengua indígena de esta región, el volcán se llama Ruka Pillán que se traduce como 'la casa del diablo' .

«Este ha sido definitivamente el proyecto más complicado en el que he trabajado debido a los factores impredecibles», explicó Sebastián. «Definitivamente lo que más me preocupó fue entrar en el cráter y como consecuencia de la turbulencia que genera el humo, no poder encontrar aire limpio para poder realizar la bengala y salir volando», agrega.

Una 'bengala' es el movimiento vital en la salida. Para hacerlo debe ganar velocidad mientras vuela hacia abajo, lo que le permite continuar desplazándose rápido horizontalmente para luego poder volar hacia arriba y salir del volcán.

Además de su preparación en Chile, Sebastián también completó alrededor de 500 saltos en Europa y Sudamérica para ayudarlo a lograr esta hazaña. Y una vez que se sintió listo, se trató de esperar el momento perfecto.

Durante el salto, Sebastián v oló a velocidades superiores a los 180 kilómetros por hora y descendió unos 10 metros dentro del volcán.

«La sensación de entrar en la casa del diablo ha sido una de las cosas más aterradoras, peligrosas y extrañas que he experimentado. Primero tuve que hablar con el volcán porque el volcán hace lo que quiere y si me equivoco, podría haberme quedado ahí», dice Sebastián.

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