Balonmano | Europeo
Un Europeo con doble premio
Revalidar el oro daría a España una plaza en los Juegos de Tokio, el gran objetivo del grupo
Con la solapa aún reluciente gracias al oro que desde el Europeo de 2018 la engalana, la selección española de balonmano encara el de 2020 con un aire compungido. Es, de algún modo, una paradoja fruto de la exigencia que se aplica a quienes solo pueden conformarse con ver el mundo desde la cima. A un lado está la motivación de defender el título continental que nadie, desde que Suecia lo consiguiera en 2002, ha logrado revalidar. Al otro, la sombra ansiosa de la ausencia en los Juegos de Río 2016 . Es el sino de un grupo irrepetible, el que ha alcanzado la final de los dos últimos Europeos y levantó la copa del Mundial de 2013. Ahora, afronta el año nuevo como el de un relevo irremediable.
Los españoles combaten desde el pasado martes, y hasta el domingo 26 en el mejor de los casos, el frío de Austria, Noruega y Suecia con el temor de que este Campeonato de Europa no sea concebido como otra cosa que un trampolín hacia los Juegos. De puertas para afuera, claro que sí, pues en el seno del grupo no hay titubeos cuando se trata de fijar el rumbo: de allí no los mueven si no es con otro oro. De paso, se cerraría la clasificación para Tokio sin necesidad de pasar por el preolímpico que se disputará en abril. «No participar en unos Juegos siempre es algo que no ayuda. Fue un momento difícil tal como se produjo, tras un ciclo olímpico muy bueno, pero un lanzamiento desde los siete metros nos apartó de Río. Ahora tenemos la oportunidad de enmendarlo. Vamos a pelear al máximo para poder estar», dijo el seleccionador, Jordi Ribera , en un encuentro con algunos medios poco antes de iniciar el viaje hacia Trondheim, sede de España en la primera fase.
En cualquier caso, el atajo hacia Japón no es más que una añadidura para el objetivo que desde hoy, ante Letonia (20.30 h, Teledeporte), se pone en liza. «Siempre digo que durante 300 días al año trabajamos para el futuro y luego hay un mes en el que trabajamos para el presente. Es ahora. Nos enfrentamos a una competición determinante, donde es evidente que hay una plaza olímpica, además de la importancia que de por sí tiene el campeonato. Vamos a ir a por todas», explicó el técnico, que añadió un matiz: «En abril, si tenemos que jugar el preolímpico, será lo más importante».
Defensa
«Es un orgullo ser campeones, pero pasó en 2018. La experiencia nos dice que hay que vivir cada partido al máximo. Estamos en el Europeo, donde todos los rivales tienen un gran nivel, para eso están ahí. Habrá muchos partidos y muchos viajes. De entrada ya tenemos ese primer grupo con tres equipos donde pasan dos. No hay margen de error», advierte Ribera. España se enfrentará, además de a los letones, a un hueso como Alemania y a los Países Bajos . Los españoles llegan con el pecho hinchado, ganadores en el Torneo Internacional de Torrelavega , tres victorias en tres tardes, con una exhibición de altura ante Rusia en el último test, tan solo nueve goles en contra después de la primera mitad.
Es ahí, en la defensa, donde la selección tiene depositadas buena parte de sus esperanzas para repetir título. Habla bien del grupo una convocatoria donde, pese a que no han variado más que dos nombres respecto a los de 2018 -uno, Maqueda por Gurbindo, respecto a los que terminaron séptimos en el Mundial del año pasado-, se mantiene intacta la fe en el trabajo sin la pelota. En ese sentido, Ribera destaca la solvencia de sus jugadores sea cual sea el sistema bajo el que se ordenen. Y ellos, preguntados por el asunto, coinciden y suman un plus a la ecuación: «Tenemos la mejor portería de todas».
Más allá del peso sobre sus cabezas, los jugadores no sienten que la corona de campeones haya generado grandes diferencias en sus vidas. Si acaso, un ápice más de atención, si bien reconocen que sigue sin ser nada que les ponga a tirar cohetes. No hay más que ver la situación que atraviesa un deporte que ellos mismos califican como «minoritario» en España, en cuya selección todos los jugadores proceden o del Barça o de equipos extranjeros -con la excepción de Adrià Figueras , del Granollers-. Con la plata mundial de las chicas aún caliente, solo hay un deseo: que los Juegos, de tanto masticarlos, no se acaben haciendo bola.