Europeo de balonmano
España suda ante Polonia el pase a semifinales
La selección sufre ante la resistencia polaca y se clasifica de forma agónica tras dos paradas consecutivas de Corrales en los últimos segundos
Crónica
La selección española de balonmano cumple con la feliz tradición que ella misma ha creado desde hace una década. En semifinales de un campeonato de Europa , y ya son seis consecutivas. Una barbaridad porque esta España no es la de hace diez años, y aún así, ahí sigue, en la lucha por la medallas una vez más. No se baja del podio desde hace cinco torneos: bronce en 2014, plata en 2016 y los dos oros seguidos en 2018 y 2020. Hacer de algo extraordinario una tradición.
Para España parecía el primer partido. Las piernas funcionaron como si no llevaran ya ocho en este Europeo, y de exigencia notable en la última semana. Así se mostró la selección, con una velocidad que permitió iniciar el encuentro ante Polonia con mucha seguridad. Robos, carreras, buenas interpretaciones de las jugadas rivales , contragolpes, volando Ferrán Solé con cuatro tantos en los primeros diez minutos. Un respiro porque el choque llevaba la tensión de unas semifinales.
Era posible esa posición con solo un punto, pero a Jordi Ribera no le gustan las posibilidades, sino las certezas. De ahí que intentara ese arreón inicial con los veteranos redoblando esfuerzos en defensa y a la contra, cuatro goles de diferencia. Pero Polonia firma uno de los mejores números en defensa.
A los 15 minutos, Ribera tuvo que levantar la moral: «Parece que hemos bajado el ánimo», alentaba en el tiempo muerto cuando los polacos lograron empatar por dos errores españoles, uno al fallar un disparo, otro al perder un balón. Sirvió para desatascar, cuatro minutos sin anotar . Con dos goles a la carrera, cómo si no, para mantener el alivio y evitar que Polonia volviera a hacer daño en las transiciones defensa-ataque.
Bloqueaban en solidaridad Cañellas, recuperado del coronavirus, Maqueda y Guardiola. Paraba Rodrigo Corrales. Volaban Figueras, Gómez, Fernández. Generaban dudas en el rival Tarrafeta y Casado. Rotaba Ribera el banquillo, entre Corrales y Pérez de Vargas. Este partido era importante, pero, si todo iba bien, quedaban dos más. Había mucho trabajo, pero se iban sacando las jugadas . Un gol arriba al descanso. Ánimos, pero sin comodidad. Lo que se esperaba Ribera ante una selección que no permite muchos agujeros para el disparo.
Al paso por el vestuario, volver al origen. Lo que había generado problemas a la defensa polaca en la primera mitad: velocidad, atención, robos. Tres goles de distancia en los primeros 10 minutos. A la espera el seleccionador de que no llegaran los bajones que habían permitido a Polonia regresar una y otra vez al partido . Pero los polacos no se desanimaron. Mismo guion que en la primera mitad.
Imposible despegarse en el marcador. Bien por algún demérito propio, bien porque Polonia tuvo en Moryto un seguro: seis tantos de ocho lanzamientos. Pero España sabe sufrir, también los jóvenes, que ya se han empapado de ese espíritu combativo y trabajador. Siempre por delante, pero nunca demasiado, España llegó a la agonía del último minuto . Ribera solicitó tiempo muerto, pero la jugada no salió. Polonia tuvo balón, por dos ocasiones, para empatar y enviar el partido a la prórroga. Y entonces, Corrales, que había estado dubitativo durante los 59 minutos anteriores, sacó un brazo primero, un pie después, para que España se clasifique por sexta vez consecutiva. En plena renovación.