Los CSI españoles contra el dopaje

Científicos del Hospital La Paz buscan la huella de sustancias prohibidas en el sistema inmune, un proyecto revolucionario

M. Á. BARROSO

Como colofón a un año tormentoso por el castigo a los atletas rusos en los Juegos de Río , el enfado entre el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) –que acusa al primero de laxitud–, la retirada de medallas a deportistas cuyas muestras sanguíneas les han delatado años después y el ataque de hackers rusos a la AMA para revelar datos sobre grandes estrellas que disponen de exenciones terapéuticas, se celebra hoy en Lausana (Suiza) una Cumbre Olímpica sobre dopaje. Será a puerta cerrada y tendrá como orden del día una revisión de los controles de la AMA y «sentar los principios de un sistema antidopaje más fuerte, eficaz e independiente». Sobre la mesa estarán las primeras conclusiones de un estudio revolucionario que realizan científicos españoles en el Hospital La Paz , de Madrid, auspiciado por el propio COI.

El oncólogo Cristóbal Belda , director de Investigación de HM Hospitales, y Eduardo López-Collazo , director científico del idiPaz (instituto de investigación del Hospital La Paz), son los responsables del proyecto. «Somos muy amigos, y charlando un día con el jurista Alberto Palomar , experto en Derecho Deportivo, convinimos en que el procedimiento para detectar sustancias prohibidas es muy arcaico», señala López-Collazo a ABC.

Belda es conocido por sus informes críticos hacia el pasaporte biológico , el documento que recoge los resultados de los análisis efectuados a cada deportista que permiten determinar su perfil hematológico y urinario. Uno de esos documentos fue utilizado por la defensa de Marta Domínguez ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) , que siempre ha respaldado la validez del citado pasaporte, y sirvió para que la Unión Ciclista Internacional (UCI) exculpara al ciclista Roman Kreuziger.

«En aquella conversación informal llegamos a la conclusión de que el principal problema es que la traza de la sustancia dopante en la orina o en la sangre es muy volátil. Además, la toma de la muestra es engorrosa para los deportistas porque se suele hacer de madrugada, y a veces hay fallos en la custodia. La clave está en buscar una huella más duradera, incluso imborrable: la que queda en nuestro sistema inmune , que nos defiende de cualquier anomalía, del mismo modo que se registra la de un tumor o una infección sufridos en el pasado», añade López-Collazo. «Todo lo ajeno deja una marca en el sistema inmune. También la EPO, los anabolizantes, las transfusiones... Se abren unas enormes posibilidades en este campo, y menos costosas que las que se utilizan ahora».

Alberto Palomar explicó estos argumentos en el Comité Olímpico Español, que se los trasladó al COI. La respuesta no se hizo esperar: el proyecto, en el que trabaja un equipo de 15 personas, consiguió una financiación de 380.000 euros. «Utilizamos nuestros conocimientos en inmunología y oncología, y la misma técnica que se aplica en la búsqueda de células tumorales» , concluye López-Collazo. «La medicina debe hacerse como en el Renacimiento, sin compartimentos estancos. ¿Plazos? Es malo hablar de plazos con un paciente o con la prensa... Lo importante es que tenemos el apoyo del COI y del COE, que la hipótesis es correcta y los resultados obtenidos, buenos». En el futuro se involucrará a laboratorios extranjeros. Con la ayuda de la nanotecnología, se usará un kit a pie de pista, parecido al que usan los diabéticos para medir el azúcar, y con una gota de sangre se podrá saber si el atleta está limpio.

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