Juegos Paralímpicos
Derrotados en la guerra, héroes en los Juegos
Con varios años de diferencia, Brad Snyder y Curt McGrath pisaron una bomba cuando servían en Afganistán; el primero perdió la vista; el segundo, las piernas; Tokio 2020 los ha coronado en triatlón y piragüismo
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Muchos de los deportistas paralímpicos que compiten en cada cita encontraron en el deporte la salida a una vida truncada en las guerras. Bien como civiles, bien como soldados, todos fueron víctimas de una bomba que atravesó sus vidas. Brad Snyder perdió la visión en 2011 por uno de esos fuegos cruzados que lo sacaron de la batalla en camilla. En Tokio venció en la prueba de triatlón en Parque Marítimo de Odaiba, aunque primero fue nadador, con cinco medallas de oro y dos de plata en Londres 2012 y Río 2016. « La medalla de oro reemplazó la oscuridad del día que me quedé ciego. Necesitaba un vehículo para que la gente no sintiera pena de mí », recordó sobre aquella primera medalla apenas un año después de pisar una bomba en un camino del convoy de su compañía en Afganistán.
También Afganistán cambió la vida del australiano Curtis McGrath . En 2014, mientras trabajaba como ingeniero de combate pisó un artefacto explosivo casero y sus piernas salieron por los aires. Después de superar el impacto, el dolor y la rehabilitación, empezó a necesitar mantener el cuerpo de nuevo en forma y al adrenalina de otra batalla. Esta vez contra sí mismo y contra los rivales del piragüismo.
Se clasificó para los Juegos de Río 2016 y allí venció en un duelo tremendo al seis veces campeón del mundo Markus Swoboda. Se convirtió en el primer australiano en ganar una medalla de oro en esta disciplina. Y en Tokio redobló su compromiso con el triunfo, campeón en las dos pruebas en las que participaba: piragüismo 200 metros y kayak 200 metros. «Soy solo una pieza del puzle que ha creado este momento en estos Juegos. Desde el campo de batalla en Afganistán, tendido en el suelo en el barro sintiendo que me iba a morir, toda la gente que me ha ayudado en mi recuperación y a llegar hasta aquí, con mi familia y mis amigos. Todo ese esfuerzo y el trabajo que pusieron en apoyarme... este oro es un tributo para ellos», comentó tras la ceremonia de premiación.
Ha tenido que superar también un momento de recordar toda aquella época cuando surgió el conflicto actual de Afganistán, con los dos atletas paralímpicos teniendo que ser rescatados para poder salir del país y poder competir en Tokio. «Por suerte, he podido diferenciar las cosas. Son dos momentos diferentes. Los conecto, claro, de cierta forma, pero espero que este trágico conflicto de ahora se solucione de forma pacífica. Creo que uno de los momentos de estos Juegos es haber visto competir a los atletas afganos . Y espero que puedan volver pacíficamente a su país y sean honrados por lo que han hecho aquí», comentó el piragüista. No queda odio de aquel momento que cambió su vida y lo convirtió en deportista paralímpico. Donde antes había dolor y derrota, ahora hay victorias y oros.
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