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El deporte español se hace fuerte en torno a la mujer

El triunfo de Muguruza reafirma la buena salud del deporte femenino nacional, cuyas atletas de alto nivel han crecido un 50 por ciento en ocho años

AFP

EMILIO V. ESCUDERO

Para acudir a los Juegos de 1924, Lili Álvarez y Rosa Torras tuvieron que recurrir a la ayuda popular. Un «manifiesto dirigido al país» sensibilizó a las clases altas de España, cuyos fondos contribuyeron de manera decisiva al aumento de la participación nacional en los Juegos de ese verano en París, los primeros en los que hubo representación femenina de nuestro país .

Entonces, ni Álvarez ni Torras sabían de su papel de pioneras . Eran simples mujeres haciendo lo que mejor sabían: jugar al tenis y representar a su país. Ninguna logró triunfar en París, pero su ejemplo perduró al paso de los años.

De manera intermitente, la mujer se fue incorporando a la práctica deportiva , haciendo su presencia más asidua con el paso de los años. Aunque no fue hasta Roma 1960 cuando se hizo regular su inclusión en el equipo olímpico, a partir de ahí su ascenso ha sido imparable hasta convertirse en el epicentro del deporte nacional . En Londres, el 70 por ciento de las medallas españoles llevaron el sello femenino, algo impensable cuando las dos tenistas disputaron aquellos Juegos en París.

«Es la evolución lógica. En los últimos años se nos ha empezado a tratar como deportistas de verdad y eso es lo bonito. Debería dar igual que fuera Rafa Nadal o Garbiñe Muguruza, sino que se ha ganado Roland Garros. Que lo ha ganado un deportista español, sin importar que sea hombre o mujer. Sin hacer diferencias». Habla Ruth Beitia , una de las culpables del crecimiento imparable del deporte femenino en España, que prefiere huir de los estigmas.

Ni antes era todo deporte masculino ni ahora se ha producido un «boom» de las atletas femeninas. Las españolas han cosechado buenos resultados desde hace tiempo. Arantxa Sánchez-Vicario, Isabel Fernández, Miriam Blasco, Theresa Zabell... todas brillaron en su época, pero sin la repercusión que sí tienen ahora las «Belmontes» o las «Muguruzas». «Las redes sociales son una ventana tan grande como los medios de comunicación. Podemos exponer nuestro trabajo ahí y recibir el apoyo y el reconocimiento de la gente . No dependemos tanto de los medios como hace años y tenemos más visibilidad», analiza Beitia, que este año buscará su primera medalla olímpica en Río.

Allí, como hace cuatro años, las deportistas españolas aspiran a ser protagonistas como lo fueron en Londres. «Los Juegos de las mujeres» , recuerda Beitia a ABC, aunque para ella lo importante es sentirse «valorada como deportista y nada más. Sin ser más o menos por ser mujer o ser hombre». En 2012, fueron 114 las atletas españolas en los Juegos, una cifra que crecerá alrededor de un quince por ciento en Río, donde el CSD estima que habrá alrededor de 132 mujeres en el equipo .

Su mayor presencia en los Juegos es consecuencia del giro que se está produciendo en la sociedad, donde casi la mitad de las mujeres –el 42,1 por ciento, según la última Encuesta de Hábitos Deportivos– practican habitualmente alguna actividad física. Miguel Cardenal confirmaba ayer que «en los últimos cinco años se ha reducido la brecha existente entre hombres y mujeres que hacen deporte» y al mismo tiempo se ha incrementado el número de atletas dedicadas profesionalmente al deporte. Una paridad que queda reflejada en el programa ADO de ayudas al deportista olímpico, donde la cifra de becados para este año es casi igual entre hombres y mujeres.

En 2015, España contaba con 3.893 deportistas de alto nivel, de los que 1.348 eran mujeres. En términos absolutos, es poco más de un tercio del total, pero si echamos la vista atrás, a los Juegos de Pekín 2008, vemos que la presencia femenina en el alto nivel ha crecido un 50 por ciento desde entonces. Nombres que son ya conocidos para la sociedad como el de Carolina Marín, Mireia Belmonte o Carla Suárez y otros que aspiran a serlo en los próximos meses o años como María Vilas o Ángela Salvadores . Promesas que vienen dispuestas a que el relevo no sea traumático. Mujeres «orgullosas de representar a España y ser, simplemente, deportistas», como apunta Beitia. Pionera en cierto sentido, como lo fueron Lili Álvarez y Rosa Torras. realidad de un deporte español que buscará en Río un éxito sin género.

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