Hockey hierba
De debutar en la selección a luchar por las medallas
Laura Barrios y Patricia Álvarez, integrantes de la selección, se estrenan en torneo oficial llegando con el equipo a las semifinales del Europeo y con los Juegos en el horizonte
El deporte es efervescente y no solo sobre las pistas o el césped. Patricia Álvarez y Laura Barrios lo saben de primera mano. Las dos integrantes de la selección de hockey hierba están viviendo un sueño en su primera convocatoria con la absoluta, pues se codean estos días con las mejores jugadoras del continente en Ámsterdam, Países Bajos, sede del Europeo y en el que España, tras empatar con un agónico gol frente a Irlanda el pasado miércoles, peleará en las semifinales por las medallas. Espera mañana Alemania, verdugo de la selección en 2019 y que ahora se vuelve a cruzar su camino por la gloria. «Les plantaremos cara, la recompensa lo merece», explica a ABC Álvarez, confiada e ilusionada, sin rastro de la inexperiencia en su tono.
La historia de ambas jugadoras, curiosamente, ha seguido un camino paralelo desde los campos madrileños hasta las altas esferas del hockey. Tanto Álvarez como Barrios juegan en la capital, en el Complutense y en el Club de Campo respectivamente, dos de los equipos más punteros de la competición nacional. Rivales y compañeras desde hace 4 años , porque ese es el tiempo que las dos jugadoras han compartido vestuario en la selección. Como promesas, comenzaron a viajar con el equipo pero cuando su debut en una convocatoria parecía más cercano, el coronavirus irrumpió y enfrió las expectativas. Una espera que aún da más valor a lo que están experimentando en Ámsterdam, donde viven rodeadas de una de las generaciones más sólidas del hockey hierba español. El equipo en 2019 cercenó una sequía de 16 años sin títulos continentales al conseguir el bronce en el Europeo de Amberes. Hoy, con el relevo generacional ya implementado en el engranaje, buscan repetir metal en tierras neerlandesas.
«Fue toda una sorpresa. Tras un partido, el cuerpo técnico dijo los descartes para el Europeo. Al no escuchar mi nombre, me dí cuenta que me habían convocado. Rápidamente llamé a mi hermana, con la que he jugado toda la vida para contárselo», rememora Barrios, que accedió al hockey en el colegio de «rebote», gracias a que el stick y la hierba eran una actividad extraescolar . Ahora, como su compañera, pertenece a la élite del deporte y los Juegos Olímpicos de Tokio, para los que el equipo ya está clasificado desde 2019, serán la guinda de un debut de ensueño. Para Barrios, jugar la cita olímpica es lo que a Ray Liotta ser gángster en la película 'Uno de los nuestros', un sueño de nacimiento. «Desde pequeña, quise ser olímpica antes que jugadora de hockey. Los veía por la televisión y me emocionaba». En un mes y medio podría ser ella quien aparezca en la pantalla.
Pero el ascenso deportivo, además de alegría, también ha traído cambios. Álvarez se mudó hace cuatro años desde su Santander natal a Madrid para jugar en su actual equipo y estudia magisterio mientras que Barrios es matriculada en ingeniería bioquímica, unas obligaciones que, como es lógico, han tenido que adaptarse al deporte de élite. «La universidad nos ha ayudado y nos ha ido cambiando las fechas de los exámenes. Después del Europeo volveremos a hacerlos y luego, a los Juegos», explican, un poco incrédula con sus propias palabras.
Los días en Ámsterdam, como cuentan a este periódico las jóvenes integrantes de la selección, pasan entre partidos, recuperaciones, prácticas de penaltis y charlas tácticas , una mili en toda regla para unas jugadoras que en un futuro cercano tendrán que guiar a las nuevas reclutas, porque el hockey hierba femenino español luce salud y hambre de títulos. Las deportistas, pasando revista a su primera experiencia en competición absoluta, solo tienen palabras de halago hacia sus compañeras, aunque el papel de novatas se mantiene inalterable, al menos fuera del terreno de juego. «El primer día nos hicieron hablar delante de todo el equipo», explica Álvarez, rendida a cómo el resto de jugadores les orientan y les ayudan a descifrar su primera convocatoria. La selección es un búnker y la medalla su objetivo. En el horizonte, Japón espera.