Artes Marciales Mixtas

David Mora: «En las MMA no hay insultos ni agresiones en las gradas»

El luchador madrileño ha dejado su vida en la capital española para forjarse una carrera profesional en las artes marciales mixtas en uno de los gimnasios con mejor promedio de victorias de Europa, el London Shootfighters

David Mora posa para ABC en el gimnasio London Shootfighters en la capital de Reino Unido ÁLVARO G. COLMENERO
Álvaro G. Colmenero

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Dejar todo atrás y empezar una nueva vida nunca ha sido fácil. Si tienes 22 años y el desconocimiento absoluto del idioma en el país de acogida la empresa se complica más aún. Hay que armarse de valor para regresar a la casilla de salida, querer a todo costa cumplir un objetivo. Ese que tiene lúcidamente en su mente David Mora , un madrileño que empezó a practicar muay thai con 15 años, que poco a poco hizo una transición hasta otras disciplinas de lucha en el suelo como jiu-jitsu y grappling, para terminar fusionando todo ello y convertirse en un peleador de artes marciales mixtas (MMA). Hace poco más de un año abandonó la capital española, donde trabajaba «cuando salía algo» y entrenaba de la mano de Carmelo Ortega en el Complutum de Alcalá de Henares, para instalarse en Londres y tratar de forjase una exitosa carrera profesional en este deporte con una meta inalterable: ser algún día campeón de la UFC .

Así, se presentó en la puerta del prestigioso gimnasio London Shootfighters , donde se dejan el alma cada jornada luchadores tanto de UFC como de Bellator, las dos organizaciones que copan los primeros puestos del podio de las competiciones de las MMA mundiales. Michael «Venom» Page o Jim Wallhead son solo algunos ejemplos. Allí, en la capital del Reino Unido, entre paredes repletas de cicatrices y frases motivadoras, recibe a ABC. «Conocí el London Shootfighters gracias a la página de Facebook de Miggy C . y fue una motivación. Ya tenía pensado salir, pero justo encontré este gimnasio tan bien promocionado y que además estaba a solo dos horas de España y tenía un nivel mundial y me dije... ¡por qué no intentarlo!», relata Mora. «Allí llegué a la entrada con un compañero de piso para que me hiciese de traductor y poco a poco empecé a entrenar. Me fueron conociendo los entrenadores y me pusieron a la altura de los demás peleadores», continúa.

A su llegada, al luchador madrileño las palabras en la lengua de Shakespeare le retumbaban en la mente como ruidos ininteleligibles. «Vine sin nada de inglés, los números y los colores», se sincera Mora, que reconoce que sus compañeros de batalla le han acogido con los brazos abiertos y le han ayudado en su adaptación. «No es lo que la gente se piensa que por ser de fuera te va a tener más apartado». Además, facilitan las cosas que los códigos marciales sean de tipo universal. «Las palabras clave se entienden porque los tecnicismos son a nivel global. Cuando has hecho kick boxing o muay thai un "jab" es un "jab". A lo mejor una explicación más completa no la entiendes pero también hay dos españoles que me ayudan con la traducción», desvela con humildad.

Durante el comienzo de su exilio voluntario en su búsqueda de la cúspide de las MMA, Mora ha tenido que ejercer diferentes trabajos en la ciudad del Támesis, como el de «cortador de jamón» en el centro. Sin embargo, ahora sobrevive con la empresa de trabajo temporal donde está inscrito pues el resto del tiempo está reservado para los duros entrenamientos del London Shootfighters. « De lunes a sábado entrenamos. Lunes, martes y jueves estoy todo el día allí y los miércoles y viernes hacemos 'sparring '», desgrana y aclara que su decisión se disparó al observar que, cuando los luchadores españoles salían al extranjero a competir, «de 20 peleas ganábamos 3», y pensó al otro lado del charco europeo podría encontrar un hueco en el siguiente escalafón cognitivo de este deporte. Cierto es que, a la dificultad del idioma, el madrileño suma la del dinero, pues es «una ciudad muy cara, tanto el aquiler, como el transporte y la comida» aunque asegura que lo «va llevando».

Contacto pleno: «Se entrena como se pelea»

Los principales protagonistas del éxito de los deportistas del London Shootfighters son Alexis Demetriades y Paul Ivens . Dos entrenadores que han logrado fusionar todas las disciplinas hasta lograr impartir las artes marciales mixtas como un todo. Tanto es así que poseen uno de los mejores promedios de victorias del mundo . Es por ello que gana mucho sentido esta elección del madrileño como herramienta para hacer crecer extraordinariamente su nivel. «Me ha sorprendido la capacidad que tienen Alexis y Paul para desarrollar a cada luchador», detalla Mora, que convive día tras día con peleadores de talla mundial. «Entrenar con Jim Wallhead o Michael «Venom» Page, entre otros, es un placer aunque acabes recibiendo por todos lados», cuenta entre risas. «Es un orgullo saber que has aportado un granito de arena a sus combates y, además, todo lo que te ayudan a avanzar es un lujo », reseña el madrileño que deposita toda su confianza en sus jefes a la hora de ir escogiendo sus próximas batallas, pues ellos «revisan todo» y están pendientes también del panorama español.

No obstante, la fama de gimnasio excesivamente duro que arrastra el London Shootfighters puede dar lugar a una controversia e incluso rozar la contradicción. «Se entrena como se pelea» , es la máxima con la que allí se casan. Esta filosofía de lucha puede arrastrar a los deportistas a un mayor nivel de lesiones que impida competir al peleador en cuestión. Mora lo comprobó de primera mano, pues sufrió un contratiempo días antes del World Fight Tour 8 por el cual tuvo que ser borrado de la cartelera. «Al principio es un palo el saber que te quedas sin pelear y más a una semana vista. Pero hay muchas más, no puedes quedarte pensando que has estado entrenando mucho tiempo para ese combate, probablemente al mes siguiente haya otra oportunidad de pelear». Sin embargo, el alcalaíno es un férreo defensor de estos métodos de entrenamiento. « Cuando hay mucho contacto aumenta la probabilidad de lesión, pero también aumenta la probabilidad de que en una pelea ganes . Al final y al cabo estás aplicando un contacto real, entrenas como peleas. Si en un combate alguien no está preparado le va a coger todo de imprevisto», argumenta.

En la «mentalidad» está la «diferencia»

En un deporte tan extremo, multidisciplinar y complejo, la experiencia es un grado. El madrileño reconoce que quizá haya sido «un gran fallo» dar el salto a la categoría profesional con solo una pelea amateur. « Lo mejor es recoger una experiencia en España y luego salir fuera a pelear . Países como Rusia tienen el sambo muy desarrollado, es gente que lo mama desde muy pequeños y si sales siendo novato a un país así te van a pasar por encima. Es mejor crearte tu camino poco a poco. Y realizar campamentos de entrenamiento al otro lado de la frontera española, cooperando siempre entre gimnasios». Ahí reside una de las claves de un deporte tan joven. «La mentalidad» , añade Mora, es «la principal diferencia» con nuestro país. Se refiere a la atmósfera, la cultura de los deportes de contacto que habita en las islas británicas. «Ya no solo son las técnicas, que se pueden aprender en todo el mundo. Aquí la mentalidad de lucha es diferente. También dentro del combate saben jugar muy bien las cartas y llevarlo a donde quieren».

Pese a estar a 1.700 kilómetros de su casa, Mora está al tanto de las novedades en el entorno nacional. Y celebra el «aumento progresivo» que las MMA españolas están experimentando, aunque asegura que todavía «falta unión». «Creo que deberíamos ayudarnos entre los peleadores españoles para poder obtener victorias fuera», confiesa. «Ahora se hacen muchos campamentos de entrenamiento en el exterior y eso también hace que el nivel esté progresando». Además, cree que el nuevo contrato firmado por World Fight Tour con Be Mad para emitir en abierto y en directo el circuito nacional de MMA «mueve a la gente a seguirlas y a no verlo como algo callejero» .

Esa es una tarea pendiente del deporte que más ha crecido mundialmente en la última década. Y, el mejor arma para derrotar a la ignorancia que habita en muchos detractores, pasa por conseguir que se planten delante de la pantalla o, en su defecto, acudan in situ a ver el espectáculo. «Con ver un evento se puede observar el respeto y la humildad que tienen los luchadores hacia el rival, pese a que se lancen golpes con los codos y las rodillas. Eso no se ve en otros deportes como el fútbol o el baloncesto que muchas veces lo que intentan es agredirse, eso aquí no se ve. Siempre hay respeto hacia las personas . Después de las peleas los luchadores se pueden ir a tomar una copa juntos. En las MMA no hay insultos ni agresiones en las gradas », manifiesta el alcalaíno. Llega el momento de regresar al tapiz. A buscar la gloria con «sangre, sudor y lágrimas». Nada ni nadie conseguirá borrarle la ilusión de llegar a ser campeón de la UFC.

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